Fitaz 2016 cerró con el pedido de formar parte de Iberescena
Actor. Luis Bredow hizo la demanda al ministro Marko Machicao.
“Le pido hacer lo posible para que Bolivia participe en el programa Iberescena”, solicitó desde el escenario del Teatro Municipal el actor premiado por el Fitaz, Luis Bredow, al ministro de Culturas, Marko Machicao, anoche en el cierre del festival.
En el acto se hizo primero un homenaje a la familia del desaparecido pintor Raúl Lara (1940-2011) —artista sobre quien giró la obra de clausura del X Festival Internacional de Teatro de La Paz, Fitaz 2016, a cargo de la compañía boliviana Mondacca Teatro—, y después se entregaron reconocimientos a los premiados nacional y internacional. El orureño Bredow en el apartado boliviano.
“Recibo con gran satisfacción este premio que es una demostración de que he sido fiel a mi trabajo”, agradeció el actor que reconoció a Maritza Wilde y Marcelo Araúz como impulsores de los festivales en La Paz y Santa Cruz.
Tras alentar a los jóvenes a unirse a la comunidad artística, Bredow se dirigió al palco de honor. “Señor ministro, el teatro necesita dar un paso más. Existe un mecanismo internacional de intercambio entre países en el que no estamos, por lo que no podemos compartir nuestro trabajo. Le pido hacer lo posible para que Bolivia participe en Iberescena”.
Momentos antes, Machicao comentó que consideraba que no se reconoció suficientemente en vida el trabajo de Lara, por lo que entregó a Lidia Caiguara de Lara, viuda del pintor, la Medalla al Mérito Cultural Marina Núñez del Prado. Caiguara recibió el lauro muy emocionada y entre sollozos dijo: “Gracias por compartir una parte de la vida de Raúl”.
El premio internacional del Fitaz fue para el español Luis Molina López, fundador del Centro Latinoamericano de Creación e Investigación Teatral (CELCIT).
La directora del Fitaz, Maritza Wilde, fue ovacionada por los asistentes y agradeció al público por llegar a esta décima versión; “sin ustedes no hay teatro”.
Finalmente, con la obra Delirio de Lara, el Fitaz cerró el telón.
No todo lo que reluce es oro
Ricardo Bajo
En un bar nada guay, una presunta pija trata de flipar con el jefe chungo y luego se pira con su chico rumano para acabar todos igual de pringaos. La compañía española José Padilla trajo en el penúltimo día del Fitaz Perra vida, versión libre y actualizada de El casamiento engañoso, una de las novelas ejemplares del Cervantes más picaresco.
El pequeño formato y la básica puesta en escena no pueden ser nunca excusas para actuaciones livianas y sobreactuadas junto a transiciones demasiado torpes. La ausente dirección también desnuda falta de ritmo ¿y de trabajo? El nivel actoral del cuarteto protagonista (Diego Toucedo, Elisabet Altube, Marta Póveda y Juan Blanco) deja mucho que desear y el desdoblamiento de éstos en varios personajes llega forzoso y falto de credibilidad.
El uso de modismos españoles (que supuestamente dan contemporaneidad pero que en Bolivia alejan al espectador) es la gota que colma el vaso. Y el tufillo xenófobo es la cereza sobre la torta. Escuchar en el inicio y el final de la obra el himno de la otrora fascista Legión (y su canto a la muerte) y tratar a los rumanos de ladrones (aunque el burlador al final sea burlado) no es la mejor manera de rendir tributo a un grande como Cervantes. El público del Fitaz reaccionó al final con perplejidad y frialdad: nos ha jodido mayo con las flores.
- Ricardo Bajo es periodista.