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Ana Chipana sueña con un café restaurante de quinua en EEUU

Cuando era niña no le gustaba la quinua; es más, se hacía la dormida solo para evitar almorzar platos elaborados con el grano de oro. Hoy es considerada la “embajadora boliviana de la quinua” y tiene un negocio que va viento en popa.

La historia de esta Mafalda de la quinua nació el día que se enteró de una desgracia. Allá por 2007 su marido estaba tan enfermo que debía ser intervenido quirúrgicamente. “Tenía un problema gastrointestinal crónico y los médicos dijeron que debía operarse o cambiar radicalmente sus hábitos alimenticios”. La paceña decidió optar por lo segundo. “En cuatro meses mi esposo quedó completamente sano”, comenta y su sonrisa vuelve a brillar.

Decidió cambiar los hábitos alimenticios en su hogar. Después fue más lejos y preparó bocadillos de quinua para sus vecinos, en Florida. Todos quedaron satisfechos. La vida empezó a sonreírle a su familia. Por fin, luego de varios años de incertidumbre, tenía un camino, una senda marcada por el grano de oro de los Andes.

Ella —una orgullosa paceña nacida y crecida en Villa Fátima hace casi 46 años— no tenía un trabajo estable en La Paz y se dedicaba a la venta de ropa en la zona Sur. Su esposo tenía un empleo en una empresa estatal y tuvo que dar boletas de despido a sus compañeros de trabajo. Así, antes de que les llegue la noticia del desempleo a ambos, decidieron irse al norte. “Como dicen que Estados Unidos es la tierra de las oportunidades, nos fuimos allí”.

Por entonces, según recuerda Chipana, la capitalización implementada por Gonzalo Sánchez de Lozada hizo de las suyas en Bolivia. Hasta que la enfermedad de su cónyuge, lejos de ser una maldición, se convirtió en la ventana de solución a la vida de ambos. “Pensar que íbamos por tres años y ya estamos 16”.

Pero el éxito llegó agarrado de la mano del trabajo. Estudió repostería y se matriculó en la carrera de Administración de Negocios en una universidad privada. Su proyecto culinario a base de quinua se transformó en un emprendimiento rentable y ella se convirtió en la embajadora de este cereal.

Sus manjares los comen en Estados Unidos y más allá, tanto así que elabora alimentos de quinua para astronautas. Da trabajo a siete personas en su empresa de catering Wara Quinoa, y atiende a escuelas y firmas en Florida. “Su sueño es abrir un café restaurante con quinua, cañahua, tarwi  y los productos que se consumen allá, que son tan menospreciados acá”.

Chipana está de retorno, por unos días, en Bolivia y pronto irá a Estados Unidos para seguir ejerciendo su trabajo culinario altamente saludable.