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Julia Roberts, sobre su paso por Cannes: ‘Me dolían las mejillas de tanto sonreír’

La eterna novia de América, Julia Roberts, se dio un baño de multitudes en su primera alfombra roja del Festival de Cine de Cannes, donde el viernes presentaba su última película, ‘Money Monster’, en la que comparte cartel con George Clooney y para la que se puso a las órdenes de una no menos famosa directora, Jodie Foster.

Aunque todavía no ha tenido demasiado tiempo para asimilar una experiencia tan especial -comprensible dado que nunca en sus más de 20 años de trayectoria había tenido la oportunidad de asistir al certamen-, la renombrada intérprete asegura ahora que su presencia fue exactamente como siempre había soñado y que sus mejillas le acabaron doliendo después de sonreír toda la noche.

«Fue todo y más de lo que siempre había soñado que sería. ¡Al final de la noche mis mejillas me dolían de tanto sonreír!», reveló la actriz en el programa de la televisión británica ‘Good Morning Britain’.

Julia Roberts y George Clooney no pudieron evitar sufrir un inesperado ataque de risa durante su paseo por la alfombra roja del festival, lo que ahora parece explicarse con el hecho de que a ambos les entusiasma trabajar en lo que verdaderamente les gusta y poder hacerlo con grandes amigos.

«Creo que somos conscientes en todo momento de que somos muy afortunados haciendo lo que amamos, rodeados de amigos y en lugares como este. ¡Mira dónde estábamos!», explicaba Julia.

A pesar de que acudía por primera vez al certamen, la famosa artista no desaprovechó la oportunidad para reivindicar el llamado ‘heelgate’ -guerra contra los tacones-, y para ello paseó descalza por la alfombra roja cuestionando al mismo tiempo el código de vestimenta de Cannes que, supuestamente, obliga a las mujeres a lucir tacones en los estrenos.

La polémica sobre este asunto no es del todo nueva, ya que en realidad surgió en la pasada edición cuando la organización prohibió a un grupo de mujeres la entrada al estreno de la película ‘Carol’ por no llevar tacones. La actriz Emily Blunt, presente ese año en Cannes, fue la primera en mostrar su desacuerdo con esta política.

«Todo el mundo debería llevar zapato plano, sinceramente. Nadie debería llevar tacones. Es muy decepcionante [el código de vestir del festival]», opinaba la actriz británica.