Revalorizan en Bolivia ofrendas indígenas que alimentan la tierra en agosto
Las ofrendas indígenas de mesas con dulces y alimentos para la Madre Tierra o «Pachamama», típicas en el mundo andino para agradecerle en agosto por sus frutos, son revalorizadas hoy en una muestra de sus variedades en un museo boliviano.
Agosto es el mes en que la tierra recibe esas ofrendas rituales para recuperar su vigor después del invierno, explicó a Efe Alejandra Rufo, una de las responsables de la exposición sobre las mesas o waxt’as (ofrendas) instaladas en el Museo Costumbrista, en La Paz.
La exposición, denominada «Lakan Phaxsi: Agosto, el tiempo entre el final y el comienzo», retrata las ceremonias que se realizan sobre todo en el área rural y que se replican en las ciudades.
«La tierra es como una mujer. Al dar a luz pierde mucha fuerza y necesita alimentarse porque después del invierno la tierra está seca, tiene hambre, sed, se le abre la boca y necesita comer. Para eso están las mesas», sostuvo Rufo para explicar la creencia andina.
Según el caso, las ofrendas son para agradecer por el trabajo, retribuir por la cosecha, para una petición de paz y salud y una forma de agradecimiento a los «espíritus de las montañas».
Esas ofrendas están compuestas por hojas de coca, la wira q’uwa, una planta que es como el orégano en la mesa, cebo extraído del pecho de la llama que es relacionado con el aceite de la comida y los amuletos tallados en piedra que representan a la sal.
Pero en esas ofrendas a la «Pachamana» destaca la presencia de fetos de llama que se decoran con lanas de colores y papeles brillantes por la creencia de que la «tierra tiene ganas de comer carne».
«Se ofrenda a los animales para que no haya desgracias ni accidentes que involucren a los humanos», según Rufo.
Las mesas tienen galletas rectangulares o cuadradas de colores con figuras que simbolizan las peticiones de la gente, incienso y resina copal, que se emplea para «limpiar penas o maldiciones».
Los elementos líquidos son el alcohol puro, considerado un licor «macho», y el «winitu» que es agua azucarada y coloreada con ayrampo o semillas de cactus de color morado, que se consideran un «licor hembra», según la explicación de las funcionarias del museo.
La ofrenda a la «Pachamama» solo puede ser hecha por un «yatiri» (hombre sabio) o chamán y no por cualquiera porque, de otra forma, la Madre Tierra puede aplicar castigos, según la tradición.