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Friday 3 May 2024 | Actualizado a 15:09 PM

‘Your name’, el nuevo hito de la animación japonesa que arrasa en taquilla

El éxito que está teniendo la película ha llevado a parte de la crítica a preguntarse si están ante un posible nuevo Hayao Miyazaki en un momento en el que el cine de animación nipona, se ha quedado huérfano tras la jubilación del cofundador de Studio Ghibli en 2013.

/ 29 de septiembre de 2016 / 11:56

El último gran fenómeno cinematográfico en Japón se llama «Kimi no na wa» («Your name»). El entusiasmo y la recaudación que acapara esta fábula romántica de animación es tal que algunos incluso han considerado a su director como heredero de Hayao Miyazaki.

Basado en una novela homónima de este nuevo aspirante a rey del anime, Makoto Shinkai, la película narra cómo dos estudiantes de bachillerato -él residente en Tokio y ella en una aldea que bordea un bucólico lago en el centro de Japón- comienzan a despertar aleatoriamente en el cuerpo del otro.

Más allá de las situaciones cómicas que salpican este tipo de historias, los dos acaban descubriendo que su destino está vinculado de manera trágica y misteriosa a la llegada de un cometa espacial.

Espere

(Video: Haru Fandub)

Como en el resto de trabajos de Shinkai (este es su sexto largometraje) el empaque visual, caracterizado por un uso muy idílico de la luz o un enorme realismo gráfico que impregna hasta el más pequeño de los detalles en el plano, resulta impactante.

Pero el cineasta, que ya se había ganado una buena reputación con trabajos como «Cinco centímetros por segundo» (2007) o «El jardín de las palabras» (2013), no ha tocado la fibra de los japoneses sólo en lo estético.

Por un lado, los personajes responden a un patrón -entre remilgado y edulcorado- que desde hace años viene siendo el estándar de muchas producciones televisivas y cinematográficas niponas de éxito, y que parece calar a las mil maravillas entre públicos de diferentes espectros.

Según se desprende de las redes sociales, la visión nostálgica que ofrece de la adolescencia o el que toque temas muy presentes en la psique nipona como la distancia -cada vez más abismal en Japón- entre la vida en el campo y la ciudad, o la alargada y trágica sombra del tsunami de 2011, también han contribuido a su éxito.

La banda sonora a cargo del popular conjunto de pop nipón Radwimps termina de redondear un producto que atrae lo mismo a colegiales, que a oficinistas e incluso a parejas en torno a la edad de jubilación, tal y como pudo comprobar esta semana Efe en un céntrico cine de Tokio.

«Vinimos porque la elogian sin parar en los medios e internet. Está muy bien hecha y el resultado es bonito. Y romántico», cuenta con cierto sonrojo Yuka Hayashi, una treintañera que ha acudido a ver el filme acompañada por su novio.

El éxito que está teniendo la película ha llevado a parte de la crítica a preguntarse si están ante un posible nuevo Hayao Miyazaki en un momento en el que el cine de animación, uno de los formatos más poderosos de la industria cultural nipona, se ha quedado huérfano tras la jubilación del cofundador de Studio Ghibli en 2013.

Si es por números, Shinkai se postula como primer candidato a sucederle como nuevo gran gurú del animé: desde su estreno hace un mes, «Your name» ha arrastrado a 7,74 millones de japoneses al cine y amasado unos 11.170 millones de yenes (111 millones de dólares).

La cinta ha sido lo más visto en salas cada semana superando incluso a la nueva entrega de la saga de Godzilla y ya es la séptima película doméstica (cinco de las seis que la preceden son títulos del director de «La princesa Mononoke») más contemplada de la historia en Japón.

Por otro lado, los seguidores más acérrimos de ambos autores se han enzarzado en acaloradas discusiones en Twitter y otros foros a cuenta del valor artístico de los respectivos trabajos de Shinkai y Miyazaki.

Pero independientemente de que, por ejemplo, se acuse al primero de ser muy cercano al videoclip o al segundo de ser demasiado solemne, otros se han mostrado de acuerdo en que ambos comparten una sensibilidad especial para atraer a una gran cantidad de público diverso a las salas a través del cine de animación.

Además, en el caso de «Your name», su éxito les está valiendo a algunas localidades del centro de Japón que aparecen retratadas en el filme, para revitalizarse a través del turismo.

Es el caso de las poblaciones cercanas al Lago Suwa (a cuyas orillas se crió Shinkai) o al santuario de Hida-Sannogu Hie, en las prefecturas de Nagano y Gifu, que en las últimas semanas han recibido la visita de muchos fans de este nuevo hito de la animación japonesa.

Los espectadores españoles y latinoamericanos tendrán también oportunidad de ver la película, que ya cuenta con distribución para ambas regiones (en el caso de España, la fecha estimada de estreno en salas se sitúa en el primer trimestre de 2017). (29/09/2016)

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Tadao Ando, 75 años en busca de la luz

Su primera obra reconocida fue la Casa Azuma, una residencia levantada en 1976 el barrio de Sumiyoshi en Osaka que ya condensa ese estilo suyo tan propio que liga hormigón, luz, agua y aire con una sencillez que se antoja casi primitiva.

/ 12 de septiembre de 2016 / 13:06

Tadao Ando, uno de los grandes nombres de la arquitectura nipona y global, asegura a Efe, en la víspera de su 75 cumpleaños, que «revivir sentimentalmente» sus inicios sigue siendo clave para encarar sus nuevos proyectos.

«Cuando andaba por la treintena tenía poco trabajo», rememora en una entrevista con Efe por correo electrónico para repasar una trayectoria que le ha llevado a ganar desde el Pritzker de 1995 a la medalla de oro de la Unión Internacional de Arquitectos en 2005 o la Orden de las Artes y las Letras francesa.

Ando (Osaka, 13 de septiembre de 1941) es un caso atípico, ya que a los 20 decidió colgar los guantes (llevaba dos años ganándose la vida como boxeador) y apostar por la arquitectura, en la que se formó casi exclusivamente como autodidacta.

Su escuela consistió principalmente en viajar y visitar todos aquellos edificios sobre los que leía, especialmente si eran los del francosuizo Le Corbusier.

«Al ver por primera vez una foto de gente reunida en su iglesia de Ronchamp sentí una inspiración instantánea porque vi que la arquitectura es, esencialmente, el acto de crear un espacio donde la gente se reúne para hablar y compartir sus emociones», afirma.

«Cuando finalmente la visité me invadió la sensación de que lo que marca profundamente los corazones de los que entran allí es la inundación de luz que se origina desde multitud de ventanas grandes y pequeñas situadas en diversos ángulos», prosigue.

Así arrancó una carrera que desde entonces ha buscado continuamente dar con una luz «que transmita esperanza», así como concebir entornos integrados con los elementos naturales que promuevan «la conversación y el contacto mutuo».

El primer lustro de vida de su estudio, ese en el que hubo «poco trabajo», estuvo marcado por su debut, «una vivienda de bajo coste para un amigo» en su Osaka natal.

Para no olvidar esas raíces, Ando la acabó comprando y la convirtió en lo que a día de hoy sigue siendo su oficina, un espacio que continuamente rediseña, reforma y modifica en función del volumen de trabajo.

«Siempre me permite volver a pensar en el origen. Puedo revivir sentimentalmente el momento en que empecé a trabajar en arquitectura y eso me permite plantear nuevos proyectos», afirma.

Su primera obra reconocida fue la Casa Azuma, una residencia levantada en 1976 el barrio de Sumiyoshi en Osaka que ya condensa ese estilo suyo tan propio que liga hormigón, luz, agua y aire con una sencillez que se antoja casi primitiva.

A partir de la idea de convivencia e integración con el medio natural que prima en la arquitectura tradicional nipona, Ando se atrevió con ese proyecto a desafiar el principio de «facilidad y comodidad» que reinaba en los entornos urbanos y utilizó un patio para comunicar tres espacios y hacer fluir la luz y el aire.

Ese afán por reducir al máximo la necesidad de usar sistemas de aire acondicionado «se origina en el patio de Azuma» y ha sido plasmado por Ando en grandes espacios de uso público como la estación tokiota de Shibuya para la línea ferroviaria Tokyu Toyoko, que firmó en 2008.

Las decenas de proyectos que le surgieron en Japón después de Azuma (desde la unidad habitacional de Rokko en Kobe hasta la Iglesia sobre el Agua y la Iglesia de la Luz en Hokkaido e Ibaraki) lo convertirían en una referencia mundial, aunque su primera oportunidad para trabajar fuera no llegaría hasta la Expo de Sevilla en 1992, donde levantó el pabellón de Japón.

«Tengo la obra de Sevilla muy arraigada en el corazón. Para mí fue un gran desafío construir un gigantesco pabellón de 30 metros de altura de madera, y además en España, cuya base cultural está en la construcción de piedra. Sobre un trabajo siempre planea el fracaso, pero si uno tiene miedo al fracaso nunca puede plantearse desafíos», evoca.

El espectacular pabellón –hasta esa fecha, la mayor estructura construida jamás en madera– llamó la atención de Luciano Benetton, para quien acabaría restaurando y ampliando en 2000 la villa de Treviso que aloja el Fabrica Research Center.

Ando reconoce que, a su vez, aquel trabajo le condujo a proyectos como la rehabilitación y transformación del museo de Punta della Dogana en Venecia, financiada por el coleccionista francés François Pinault, con quien trabaja también ahora para la recuperación de la Bourse de Commerçe parisiense, que debería quedar inaugurada como museo en 2018.

«Bajo el mismo concepto de Punta della Dogana estoy pensando en concebir un universo donde lo antiguo y lo nuevo convivan. En Japón los edificios nuevos se tiran al poco tiempo y es cada vez más difícil dejar un legado a la próxima generación, pero no así en Europa. El proyecto va ser realmente difícil, pero quisiera contribuir, aunque sea una poco, en este maravilloso proceso de transmisión», opina. (12/09/2016)

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Tadao Ando, 75 años en busca de la luz

Su primera obra reconocida fue la Casa Azuma, una residencia levantada en 1976 el barrio de Sumiyoshi en Osaka que ya condensa ese estilo suyo tan propio que liga hormigón, luz, agua y aire con una sencillez que se antoja casi primitiva.

/ 12 de septiembre de 2016 / 13:06

Tadao Ando, uno de los grandes nombres de la arquitectura nipona y global, asegura a Efe, en la víspera de su 75 cumpleaños, que «revivir sentimentalmente» sus inicios sigue siendo clave para encarar sus nuevos proyectos.

«Cuando andaba por la treintena tenía poco trabajo», rememora en una entrevista con Efe por correo electrónico para repasar una trayectoria que le ha llevado a ganar desde el Pritzker de 1995 a la medalla de oro de la Unión Internacional de Arquitectos en 2005 o la Orden de las Artes y las Letras francesa.

Ando (Osaka, 13 de septiembre de 1941) es un caso atípico, ya que a los 20 decidió colgar los guantes (llevaba dos años ganándose la vida como boxeador) y apostar por la arquitectura, en la que se formó casi exclusivamente como autodidacta.

Su escuela consistió principalmente en viajar y visitar todos aquellos edificios sobre los que leía, especialmente si eran los del francosuizo Le Corbusier.

«Al ver por primera vez una foto de gente reunida en su iglesia de Ronchamp sentí una inspiración instantánea porque vi que la arquitectura es, esencialmente, el acto de crear un espacio donde la gente se reúne para hablar y compartir sus emociones», afirma.

«Cuando finalmente la visité me invadió la sensación de que lo que marca profundamente los corazones de los que entran allí es la inundación de luz que se origina desde multitud de ventanas grandes y pequeñas situadas en diversos ángulos», prosigue.

Así arrancó una carrera que desde entonces ha buscado continuamente dar con una luz «que transmita esperanza», así como concebir entornos integrados con los elementos naturales que promuevan «la conversación y el contacto mutuo».

El primer lustro de vida de su estudio, ese en el que hubo «poco trabajo», estuvo marcado por su debut, «una vivienda de bajo coste para un amigo» en su Osaka natal.

Para no olvidar esas raíces, Ando la acabó comprando y la convirtió en lo que a día de hoy sigue siendo su oficina, un espacio que continuamente rediseña, reforma y modifica en función del volumen de trabajo.

«Siempre me permite volver a pensar en el origen. Puedo revivir sentimentalmente el momento en que empecé a trabajar en arquitectura y eso me permite plantear nuevos proyectos», afirma.

Su primera obra reconocida fue la Casa Azuma, una residencia levantada en 1976 el barrio de Sumiyoshi en Osaka que ya condensa ese estilo suyo tan propio que liga hormigón, luz, agua y aire con una sencillez que se antoja casi primitiva.

A partir de la idea de convivencia e integración con el medio natural que prima en la arquitectura tradicional nipona, Ando se atrevió con ese proyecto a desafiar el principio de «facilidad y comodidad» que reinaba en los entornos urbanos y utilizó un patio para comunicar tres espacios y hacer fluir la luz y el aire.

Ese afán por reducir al máximo la necesidad de usar sistemas de aire acondicionado «se origina en el patio de Azuma» y ha sido plasmado por Ando en grandes espacios de uso público como la estación tokiota de Shibuya para la línea ferroviaria Tokyu Toyoko, que firmó en 2008.

Las decenas de proyectos que le surgieron en Japón después de Azuma (desde la unidad habitacional de Rokko en Kobe hasta la Iglesia sobre el Agua y la Iglesia de la Luz en Hokkaido e Ibaraki) lo convertirían en una referencia mundial, aunque su primera oportunidad para trabajar fuera no llegaría hasta la Expo de Sevilla en 1992, donde levantó el pabellón de Japón.

«Tengo la obra de Sevilla muy arraigada en el corazón. Para mí fue un gran desafío construir un gigantesco pabellón de 30 metros de altura de madera, y además en España, cuya base cultural está en la construcción de piedra. Sobre un trabajo siempre planea el fracaso, pero si uno tiene miedo al fracaso nunca puede plantearse desafíos», evoca.

El espectacular pabellón –hasta esa fecha, la mayor estructura construida jamás en madera– llamó la atención de Luciano Benetton, para quien acabaría restaurando y ampliando en 2000 la villa de Treviso que aloja el Fabrica Research Center.

Ando reconoce que, a su vez, aquel trabajo le condujo a proyectos como la rehabilitación y transformación del museo de Punta della Dogana en Venecia, financiada por el coleccionista francés François Pinault, con quien trabaja también ahora para la recuperación de la Bourse de Commerçe parisiense, que debería quedar inaugurada como museo en 2018.

«Bajo el mismo concepto de Punta della Dogana estoy pensando en concebir un universo donde lo antiguo y lo nuevo convivan. En Japón los edificios nuevos se tiran al poco tiempo y es cada vez más difícil dejar un legado a la próxima generación, pero no así en Europa. El proyecto va ser realmente difícil, pero quisiera contribuir, aunque sea una poco, en este maravilloso proceso de transmisión», opina. (12/09/2016)

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