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Europa prueba su capacidad de hacer aterrizar un módulo espacial en Marte

El módulo europeo Schiaparelli enfrenta una dura prueba este domingo: después de un viaje de siete meses, debe separarse de la sonda TGO para aterrizar tres días más tarde en Marte, un ejercicio difícil que tiene en vilo a los responsables del programa espacial europeo.

De forma simultánea, la sonda Trace Gas Orbiter (TGO) que llevó a Schiaparelli en su viaje de 496 millones de kilómetros desde la Tierra, debe colocarse en órbita en torno al Planeta Rojo, una fase complicada para esta misión ruso-europea.

Hasta hora, sólo Estados Unidos ha logrado la hazaña y los europeos enfrentan la misión con el nefasto precedente del proyecto Beagle 2, que desapareció sin dejar rastro hace trece años, justo después de separarse de su nave madre.

En 2015, las imágenes de una sonda estadounidense permitieron constatar que el aparato había logrado aterrizar pero que sus paneles solares no habían conseguido desplegarse.

El gran salto que tiene que dar el módulo Schiaparelli es la primera etapa de ExoMars, una ambiciosa misión científica conjunta entre Europa y Rusia, que tiene dos objetivos: buscar indicios de que haya vida actualmente en Marte o signos de que ésta haya podido desarrollarse en el pasado.

La sonda TGO, por su parte, estará a cargo de «olfatear» la atmósfera de Marte para detectar restos de gases, como el metano, un posible indicio de que actualmente hay alguna forma de vida. Sus labores comenzarán a principios de 2018.

En 2020, Europa y Rusia enviarán un robot que incorporará los desarrollos tecnológicos de Schiaparelli. Este aparato va a efectuar perforaciones para seguir la búsqueda de restos de vida, esta vez centrándose en la posibilidad de que el Planeta Rojo hubiera podido albergar bacterias.

El aterrizaje en Marte, previsto durante tres días, no es una tarea fácil y Schiaparelli puede verse a merced de las inclemencias climáticas marcianas.

«Sabemos que vamos a llegar durante la temporada de tormentas de polvo y esto nos llevó a trazar un diseño más robusto para Schiaparelli», contó Thierry Blancquaert, responsable del aterrizaje en la Agencia Espacial Europea (ESA).