Una pareja de intrépidos turistas pasará la noche de Halloween en el castillo de Drácula en Transilvania, una ocasión sin precedentes para dormir en este lugar mítico. Más les vale que no se olviden de un diente de ajo, por si acaso.

Encaramado a una roca del brumoso valle de los Cárpatos, en el corazón de Rumanía, el castillo de Bran fascina más que nunca, con sus torres puntiagudas, sus candelabros y sus ruidos lúgubres. En lo que va de año ha recibido 500.000 visitantes.

Ningún mortal extranjero había sido invitado a pernoctar en él, al menos desde que el edificio, incautado por el régimen comunista en 1948, fue devuelto a sus propietarios en 2006.

El honor recayó en la pareja ganadora de un concurso internacional lanzado por la plataforma de alquiler vacacional Airbnb que contó con 80.000 participantes del mundo entero.

Los elegidos llegarán al castillo en carruaje al anochecer de este próximo lunes. Los recibirá Dacre Stoker, «experto en vampiros» y sobrino bisnieto del novelista irlandés Bram Stoker, creador del personaje de Drácula en 1897.

Los invitados no saben lo que les espera, como tampoco lo sabía el abogado londinense Jonathan Harker, cuya llegada a la casa del «Príncipe de las tinieblas» da comienzo a la novela.

Drácula se ha esmerado con sus invitados, cuidando los detalles: una cena a la luz de las velas, un menú parecido al de Jonathan y la escalofriante posibilidad de dormir en los dos ataúdes más cómodos del vampiro.

«Durante sus primeras horas en este castillo lejano, Harker no tenía ni idea de lo que le iba a pasar», murmura Stoker. «Queremos inducir esta sensación de miedo, de forma auténtica, no como en un parque de atracciones».

– ‘Romántico y misterioso’ –

No son los únicos en frecuentar el lugar durante Halloween. Cada año, miles de curiosos lo visitan por la noche y acuden a la fiesta en el parque, pero no tienen derecho a quedarse pasada la medianoche.

Que se sepa, este castillo lóbrego nunca ha albergado a Vlad Tepes, alias el «Empalador», el sanguinario príncipe rumano del siglo XV que ha inspirado la historia de Drácula.

Bram Stoker nunca lo visitó. Se enteró de su existencia viéndolo en un grabado y lo consideró «perfecto para describir el castillo de Drácula», declara su sobrino bisnieto.

La frontera entre la historia y la leyenda es difusa, reconoce Alexandru Priscu, director de marketing del Castillo de Bran.

«El monumento ofrece exactamente lo que se espera de él: tanto puede ser romántico como misterioso», recalca sobre esta fortaleza de estilo gótico con 57 habitaciones, erigida sobre una roca abrupta en el siglo XIV para vigilar las colinas y los valles de los alrededores.

¿No cree que algunas de las ventanas parecen ojos? Lo parezcan o no a Dorit no le asusta. Esta turista israelí vino con su marido y su hijo de cinco años a petición de este último, precisa.

«Sabemos que Drácula es una leyenda; la situación está bajo control», declara. Por lo que pudiera pasar, la familia visitó el castillo de día, cuando Drácula duerme y es inofensivo…

El régimen comunista convirtió la fortaleza en atracción turística y a lo largo de su historia pasó por casi tantos avatares como la leyenda de Vlad Tepes.

Fue un puesto aduanero, un bastión defensivo contra la expansión del imperio otomano y en 1920 el vecino municipio de Brasov se lo regaló a la reina María de Rumanía, nieta de la reina Victoria de Inglaterra y una de las más queridas de la historia del país.

La reina lo convirtió en su residencia estival. No se tiene noticias de que se haya topado con fantasmas ni personajes poco recomendables por la noche. (28/10/2016)