El congreso tecnológico de la Web Summit concluye este jueves su primera edición lisboeta con un récord de más de 50.000 asistentes y la presencia de las mayores compañías del mundo, que ya ven esta cita como la principal cumbre de las empresas emergentes (start up).

El evento, que durante cuatro días ha reunido a alrededor de 7.000 directores ejecutivos, había sido presentado por el Gobierno portugués como una suerte de «Davos tecnológico», que comenzó reivindicando la innovación europea y que, a juzgar por los datos de la organización, ha terminado superando las expectativas.

En el recinto de la Feria Internacional de Lisboa (FIL) y el MEO Arena, donde se ha desarrollado la Web Summit, se han conectado más de 67.000 dispositivos que han tenido un tráfico de datos diez veces superior al del congreso del año pasado, según dijo este jueves en rueda de prensa el responsable de la cita, Paddy Cosgrave.

Además, se calcula que unos cinco millones de personas han seguido las charlas de la cumbre a través de Facebook, prueba del enorme interés que, comentó Cosgrave, despierta el congreso, que desde su creación en 2010 se había realizado en Dublín y que acogerá Lisboa hasta, por lo menos, 2018.

Pese a las larguísimas filas registradas cada día para entrar al evento, a las charlas -a las que muchos asistentes no lograron acceder- o para comer algo en el recinto, el responsable consideró que su organización «aún tiene espacio para crecer en estas instalaciones» porque no están usando todas las capacidades.

«Usaremos más el año que viene», declaró Cosgrave, que abogó por hacer una nueva evaluación después de la próxima edición, dada la creciente asistencia al evento, en el que las mujeres representaron el 42 % de los asistentes, más del doble que en 2015.

Facebook, Tinder, Nintendo, Uber, Amazon, Renault y reconocidas figuras de diversos ámbitos, como políticos, deportistas o modelos, han sido algunos de los participantes en el congreso, en el que miles de pequeños emprendedores han buscado contactos y negocios.

Según estimaciones del Gobierno luso, la Web Summit genera un impacto económico directo de 200 millones de euros (217 dólares) para Lisboa, aunque Cosgrave considera que los efectos a largo plazo, especialmente en las empresas portuguesas o la imagen de la ciudad en el exterior, tardará alrededor de cinco años en notarse.

Además del tsunami de las elecciones estadounidenses y la victoria del magnate Donald Trump, algunos de los temas abordados fueron el desarrollo de la inteligencia artificial, las relaciones entre pasiones, amor y tecnología, los transportes del futuro o la personalización de las empresas emergentes para triunfar en la red.

Entre las novedades que más expectación han levantado destaca la experimentación con la realidad virtual de Facebook, un asistente personalizado que prepara Booking.com, o los planes de Tinder para convertir los contactos digitales en encuentros en la vida real.

También Nissan lanzó en esta cita un servicio de coche compartido con el nuevo modelo Micra y se dieron consejos para que las empresas conecten con los «millennials», jóvenes nacidos alrededor del cambio de milenio, que se han convertido en objeto de deseo de las empresas emergentes por su consumo en internet.

Las jornadas diurnas se completaron con las noches de fiesta que la Web Summit programó en el centro de Lisboa, espacio elegido para cerrar negocios alrededor de una copa. (10/11/2016)