La Revista

Friday 19 Apr 2024 | Actualizado a 13:14 PM

Una segunda oportunidad para los pingüinos africanos abandonados

Conocido también como pingüino del Cabo, el pingüino africano es una especie única que solo se encuentra en el sur del continente.

/ 14 de noviembre de 2016 / 15:46

Cada año por estas fechas los pingüinos africanos cambian las plumas en un proceso de muda que les mantiene durante tres o cuatro semanas alejados del océano.

Incapaces de entrar al mar a pescar, sus crías se quedan sin comida, y muchas de ellas se mueren de hambre.

Una ONG sudafricana recoge a estos pingüinos abandonados de las colonias del Cabo en las que viven y los traslada a los dos centros de rehabilitación que tiene en el sur de Sudáfrica, donde se les alimenta y se les trata hasta que crecen sanos y fuertes y pueden ser devueltos a su hábitat.

«Cada pingüino es importante si queremos que Sudáfrica no pierda la población», dice a Efe Francis Louw, de la Fundación del Sur de África para la Conservación de los Pájaros de la Costa (SANCCOB, en inglés), que desde que inició el proyecto en 2006 ha salvado a más de 4.000 ejemplares.

Hace cien años vivían en la costa y las islas de Sudáfrica y Namibia alrededor de un millón de pingüinos africanos, de los que ahora solo quedan unos 25.000, amenazados por la falta de comida en los mares que ha provocado la caída de la población en un 60 por ciento en los últimos 15 años.

Entre octubre y enero y tras alimentarse copiosamente para sobrevivir sin comida, los pingüinos adultos cambian sus plumas viejas por unas nuevas resistentes al agua y deben evitar el océano para no morir de hipotermia.

Antes, la pérdida de las crías durante este proceso de cambio de muda era compensada por aquellas nacidas en otros periodos, que sí recibían comida y sobrevivían.

Pero ahora el acusado descenso del número de pingüinos hace aconsejable la intervención humana para evitar la muerte por inanición de estas crías.

En el centro de rehabilitación de Ciudad del Cabo, el personal de SANCCOB da de comer sardinas a pequeños pingüinos que gritan nerviosos en sus brazos y tratan de escaparse sin entender lo que está pasando.

Los pingüinos intentan picar a sus cuidadores, que les introducen con un estrecho tubo de plástico un líquido con vitaminas que les ayuda a sobrevivir y crecer adecuadamente.

Llevan en las alas un papel con un número que sirve a los especialistas para identificarlos y seguir de cerca su evolución, con datos sobre su estado que recogen en tablas estadísticas.

En un pequeño estanque habilitado para ellos, nadan chocando unos contra otros, preparándose para volver a estar en contacto con el mar, donde pronto tendrán que buscar su propio alimento.

Tras un proceso de recuperación que dura entre dos y tres meses, son puestos en libertad en diferentes colonias del Cabo como la playa de Boulders, Robben Island, Stony Point o las islas Saint Croix.

En la actualidad hay un total de 236 en tratamiento en los dos centros de esta ONG, que financia sus programas con donaciones privadas y adopciones simbólicas de crías de pingüino por unos 50 euros (54 dólares).

«De esta forma ayudas a cubrir el coste del pescado (la cría come hasta ocho sardinas al día), de la medicación para prevenir y tratar infecciones y del cuidado especializado», explica SANCCOB en su web, donde permite a quienes adoptan elegir un nombre para su pingüino y recibir una foto del animal.

Conocido también como pingüino del Cabo, el pingüino africano es una especie única que solo se encuentra en el sur del continente.

Según organizaciones conservacionistas, cada semana mueren una media de 23 pingüinos africanos por falta de comida en unos océanos que se han visto afectados por la pesca industrial de anchoas y sardinas, dos especies que son el alimento de base de los pingüinos. (14/11/2016)

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Las aguas residuales, un nuevo ‘oro negro’ contra la escasez hídrica

El nuevo "oro negro" también puede emplearse para consumo humano, y se lo beben ya en ciudades como Singapur, San Diego y Windhoek, que desde 1969 trata sus aguas residuales para aumentar las reservas de agua potable.

/ 22 de marzo de 2017 / 13:44

Las ingentes cantidades de aguas residuales domésticas, agrícolas e industriales que producimos y desechamos cada día podrían ser un nuevo «oro negro» con el que hacer frente a la escasez hídrica.

Así lo apunta Naciones Unidas en su informe anual sobre el desarrollo de los recursos hídricos, presentado este miércoles en Durban (Sudáfrica) con motivo del Día Mundial del Agua, en el que recalca que se trata de un «recurso inestimable» tan importante como el petróleo.

Una «proporción considerable» de las aguas residuales que se vierten, ni se recogen ni se tratan previamente, especialmente en los países poco desarrollados, donde solo se aplica tratamiento a un 8% del agua utilizada.

Redoblar estos niveles y acercarlos al de los países ricos -donde un 70% de estas aguas recibe tratamiento- es el gran reto que plantea el estudio de la ONU.

«Se trata de gestionar y reciclar cuidadosamente el agua que usamos en nuestros hogares, ciudades, plantas industriales y explotaciones agrarias», señala el presidente de ONU-Agua, Guy Ryder, que recuerda que las cantidades de agua dulce de que disponemos son limitadas y su demanda va en aumento.

«Debemos disminuir los vertidos e incrementar el tratamiento de las aguas residuales para satisfacer las necesidades ocasionadas por el crecimiento demográfico y la fragilidad de los ecosistemas», resalta.

  • Sistema de tratamiento de aguas residuales. Foto: YouTube

Este crecimiento demográfico se experimenta especialmente en los suburbios de las grandes ciudades de los países del Tercer Mundo, dando lugar a menudo a la multiplicación de poblados chabolistas sin las menores condiciones de saneamiento.

Un buen ejemplo del problema y de sus consecuencias es Lagos, en Nigeria, una ciudad en permanente crecimiento que genera a diario un millón y medio de metros cúbicos de aguas residuales que desembocan sin haber sido tratadas en la laguna que circunda a la urbe.

La contaminación de este tipo de aguas, debido a los excrementos humanos y animales, afecta a casi un tercio de los cursos fluviales de América Latina, África y Asia, donde 842.000 personas murieron en 2012 debido a la toxicidad del agua.

Parecidos efectos tienen para la naturaleza las aguas mezcladas con disolventes e hidrocarburos y con nutrientes como el nitrógeno, el fósforo y el potasio que resultan de la actividad industrial y minera, así como de la agricultura intensiva.

Estas aguas residuales afectan en todo el mundo a unos 245.000 kilómetros cuadrados de ecosistemas de agua dulce, costeros y marinos, una superficie similar a la del Reino Unido.

El regadío es el uso más común de las aguas residuales una vez se han tratado, pero solo unos 50 países las utilizan para tal fin, lo que representa solo un 10% de las tierras cultivadas en todo el mundo.

  • Con el debido tratamiento de aguas residuales se podría reusarla para el riego. Foto: YouTube

Otro destino del agua residual tratada es la industria, donde se dedica, principalmente, a hacer funcionar sistemas de calefacción y refrigeración.

Se espera que uso crezca en un 50% en los próximos tres años, asegura el informe.

Al contrario que el petróleo, el nuevo «oro negro» también puede emplearse para consumo humano, y se lo beben ya en ciudades como Singapur, San Diego y Windhoek, la capital de la desértica Nambia, que desde 1969 trata sus aguas residuales para aumentar las reservas de agua potable.

Además de fuente alternativa de agua dulce, las aguas residuales son también, gracias a la ciencia, un insospechado proveedor de materias primas.

Las sustancias orgánicas de las aguas fecales pueden dar lugar a biogás, como ya ocurre en Osaka (Japón), que produce cada año 6.500 toneladas de combustibles tratando los lodos de sus alcantarillas.

Nutrientes como el fósforo o los nitratos pueden extraerse de las aguas fecales, y se estima que el 22% de la demanda mundial de fósforo puede satisfacerse tratando la orina y los excrementos humanos.

Lea también: Toda agua es ‘ligera’ y la del grifo, tan saludable como la envasada

Todos estos avances enseñan el camino trazado por la ONU, que señala a América Latina como caso paradigmático, ya que, a pesar de haber duplicado el tratamiento de aguas residuales desde el finales del siglo pasado, sigue desechando el 70% de las mimas. (22/01/2017)

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La medicina china amenaza a los burros de África

Países como Níger o Burkina Faso prohibieron en 2016 exportar pieles de burro a China después de que decenas de miles de equinos fueran sacrificados por sus pieles.

/ 24 de febrero de 2017 / 12:36

Después del rinoceronte por su cuerno y el elefante por los colmillos, una nueva especie mucho menos exótica sufre en África los estragos de la demanda asiática: el burro, cada vez más codiciado en China por unas pieles a las que atribuyen propiedades curativas.

Ante la escasez de burros en el mercado nacional debido a la sobreexplotación, los chinos recurren al continente africano para disponer de pieles de este equino y poder seguir fabricando «ejiao».

Obtenido de hervir la piel y vendido en polvo o en tabletas, el «ejiao» es una gelatina utilizada en la medicina tradicional china para prolongar la vida y mejorar la piel y las prestaciones sexuales cada vez más popular entre la creciente clase media del gigante asiático.

Debido a la popularidad de estos cuadrúpedos en las zonas rurales, y a la porosidad de unas aduanas a menudo corruptas, África es uno de los caladeros preferidos de los comerciantes chinos que importan masivamente pieles para fabricar ese producto milenario.

«Los efectos en las comunidades rurales son devastadores. Los burros son fundamentales para que la gente transporte leña o agua, para la agricultura», cuenta a Efe Ashley Ness, inspectora de la Highveld Horse Care Unit, que combate las matanzas ilegales de equinos en Sudáfrica.

Estas redes obtienen los animales robándolos a sus propietarios o los adquieren de dueños necesitados de dinero rápido. Una piel de burro entera como una alfombra, sin agujeros o jirones, puede venderse después en China por unos 530 dólares.

«Muchas veces dejan abandonados los cuerpos y la carne», afirma Ness, que añade que el transporte desde Sudáfrica se hace habitualmente por barco desde el puerto de Durban y sin ningún control aduanero.

Países como Níger o Burkina Faso prohibieron en 2016 exportar pieles de burro a China después de que decenas de miles de equinos fueran sacrificados por sus pieles.

Otros gobiernos, como los de Kenia y Botsuana, han optado por abrir criaderos para suplir a China de burros de forma legal.

Una de las zonas más afectadas por la fiebre de la piel de burro es el sur del continente.

La Policía sudafricana confiscó en enero en una propiedad del este de Johannesburgo las pieles de unos 3.500 animales, la mayor cantidad intervenida hasta ahora, en una operación que permitirá avanzar en la lucha contra las mafias dedicadas al tráfico.

«Cada semana durante todo el año pasado un camión venía y cargaba pieles», cuenta a Efe la inspectora Ness, que recibió de vecinos la denuncia que llevó a la captura, y cita a un trabajador en la propiedad como fuente.

Ness calcula que entre 1.500 y 3.500 pieles de burro salieron cada semana en camiones durante 2016 de ese lugar, en el que se encontró a dos ciudadanos chinos que negaron ser los dueños de las pieles y son investigados por la Policía.

La mayoría de las pieles carecían de documentos que probaran su procedencia o que los animales hubieran sido sacrificados según las regulaciones vigentes.

En otra operación, la Policía sudafricana detuvo el mes pasado a dos individuos relacionados con la matanza de más de 100 burros en una hacienda de la provincia del Cabo Septentrional.

Testigos de los sacrificios han denunciando que algunos animales murieron a martillazos.

En la acción policial más reciente, las fuerzas del orden interceptaron el 20 de febrero cerca de Johannesburgo un cargamento de pieles de burro con un valor estimado de más de 159.000 dólares.

La provincia sudafricana del Noroeste es una de las más golpeadas por los robos de burros. Varios propietarios han denunciado a la prensa local haber perdido a manos de los ladrones a la mayor parte de sus equinos, mientras otros celebran la subida del precio de este animal gracias a la demanda china.

Mientras tanto, el Gobierno provincial trabaja con las autoridades chinas en la creación de varios criaderos de asnos para suplir al mercado del país asiático, y crear riqueza y puestos de trabajo en la zona.

«Tenemos informaciones de matanzas y tráfico de burros, y por esa razón queremos crear un mercado formal y cumplir todos los requisitos legales», explica a Efe Patrick Leteane, del gobierno de la provincia del Noroeste, que espera que el proyecto contribuya a acabar con el comercio irregular de la especie. (24/02/2017)

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El mono de Gibraltar, una especie en peligro por su venta a través de España

La destrucción de sus hábitats sigue siendo la principal razón de esta caída, pero el tráfico de la especie está aumentando y poniendo aún más en peligro la sostenibilidad de sus poblaciones, que podrían extinguirse.

/ 29 de septiembre de 2016 / 11:34

El mono de Berbería, más conocido como el mono de Gibraltar, tiene su mayor población en Marruecos y Argelia, de donde podría desaparecer en los próximos años debido a la destrucción de su hábitat y su venta ilegal en Europa, que se canaliza, principalmente, a través de España.

Su situación ha sido tratada esta semana en la decimoséptima reunión de la Convención sobre el Comercio Internacional de Especies (CITES) que se celebra en Johannesburgo, donde los delegados de los países signatarios le han otorgado el máximo nivel de protección a propuesta de la Unión Europea (UE) y Marruecos.

La población total de la única especie de primate africano que habita al norte del Sáhara se estimaba en 1977 en 23.000 ejemplares, 17.000 de ellos en Marruecos, donde en la actualidad quedan solo entre 6.000 y 7.000 monos de Gibraltar.

La destrucción de sus hábitats sigue siendo la principal razón de esta caída, pero el tráfico de la especie está aumentando y poniendo aún más en peligro la sostenibilidad de sus poblaciones, que podrían extinguirse.

El llamado «Paso del Estrecho» finaliza cada mes de septiembre en la costa meridional española con un nuevo récord en el número de personas que cruzan el Mediterráneo con destino a África.

Son, en su mayoría, marroquíes y argelinos que viven en Francia, España, Holanda y Bélgica, y que conducen hasta puertos como Algeciras o Tarifa para embarcar sus vehículos en los ferrys que les llevarán a pasar las vacaciones de verano en sus países de origen.

Van cargados de todo tipo de provisiones para sus familias, y regresan semanas después a sus hogares con los coches igual de llenos. En su equipaje de vuelta, en muchas ocasiones, esconden un mono de Berbería sedado con drogas que les ha facilitado el propio vendedor.

«Acaban en España, Francia, Bélgica y Holanda. La mayoría se quedan el animal para ellos, como una mascota, pero también se ponen a la venta en internet», dice a Efe Rikkert Reijnen, del Fondo Internacional para el Bienestar de los Animales (IFAW).

«En Marruecos pueden comprarse por 200 o 300 euros (300 o 400 dólares), y una vez en la UE se venden por 2.000, 3.000 o 4.000 euros (3.000, 4.000 o 5.000 dólares)», añade.

Son capturados en las montañas del Atlas, donde los monos son relativamente dóciles y fáciles de abordar al estar acostumbrados a que los turistas les fotografíen y les den de comer.

«Las cantidades de animales introducidas ilegalmente no son grandes, pero para una población tan reducida y fragmentada tiene un impacto muy negativo», explica Reijnen.

Los ejemplares capturados son normalmente de corta edad, lo que daña gravemente el equilibrio de las poblaciones.

Arrancados de su entorno natural, y de los grupos de primates en los que viven, los monos de Gibraltar desarrollan en Europa graves problemas de salud y comportamiento, volviéndose a menudo violentos y llegando a automutilarse.

Hasta este miércoles, el mono de Berbería estaba incluido en segundo nivel de especies protegidas de la CITES. La venta internacional estaba permitida si se conseguía un permiso especial.

Sin embargo, la UE y Marruecos han conseguido que la CITES traslade a esta especie al primer nivel de protección, el más estricto, llamado «apéndice I», con lo que el comercio queda completamente prohibido.

«Que esté en el apéndice I facilitará el control, porque se podrá penalizar más el comercio ilegal», declara a Efe Mercedes Núñez, de la Secretaría de Estado de Comercio de España y que forma parte de la delegación española en la reunión de la CITES. (29/09/2016)

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Antropoceno, la nueva época geológica que cobra fuerza entre los científicos

Esta revolución también ha traído consigo "consecuencias no deseadas" como el calentamiento global, el crecimiento del nivel de los océanos o la enorme y creciente demanda de energía.

/ 7 de septiembre de 2016 / 11:45

La Tierra superó alrededor de 1950 más de 12.000 años de Holoceno y vive en una nueva época geológica, el Antropoceno, la primera definida por la acción del hombre, que presenta a la humanidad desafíos desconocidos de los que dependerá su viabilidad como especie.

Esta es la tesis expuesta después de años de investigación por un grupo de expertos de distintos países en el reciente Congreso Internacional de Geología celebrado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), y que toma cada vez más fuerza entre la comunidad científica.

«Hay un consenso abrumador sobre el hecho de que están ocurriendo cosas en el sistema de la Tierra, en sus procesos geológicos, sobre todo en la superficie», explica a Efe Jan Zalasiewicz, del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (GTA), que propone el reconocimiento formal del cambio de época.

«Desde el momento en que ha habido humanos ha habido impacto humano en el planeta, la novedad es que estamos sacando al planeta de su variabilidad natural», aclara Alejandro Cearreta, científico de la Universidad del País Vasco y miembro del GTA.

Pese a la extremada juventud de la era que definen, Zalasiewicz y sus colegas dicen haber identificado numerosos signos en los sedimentos de la Tierra de un cambio irreversible, cuyo alcance y consecuencias son todavía imposibles de predecir.

«El inicio histórico de esta época podría situarse en la explosión de la bomba Trinity, en la prueba nuclear realizada en 1945 en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México», apunta Cearreta.

Las primeras evidencias de isotopos radioactivos en los sedimentos –como consecuencia de la explosión de la bomba– datan de 1952, la segunda fecha que el GTA baraja para establecer el punto de partida del Antropoceno.

Entre las alteraciones de la nueva época más fáciles de percibir destacan los traslados y modificaciones de miles de millones de toneladas de rocas, tierra, arena, piedra caliza o grava para la construcción de carreteras, vías de tren, hospitales, proyectos inmobiliarios o comerciales y aeropuertos.

Estas superficies relativamente nuevas han creado los llamados estratos urbanos: «masas de ladrillo, cemento, acero, vidrio o plástico» fosilizables que con el paso del tiempo acaban siendo parte de la piel de la Tierra, afirma Zalasiewicz.

Del mismo modo, las modificaciones que el ser humano ha llevado a cabo con animales y plantas, tanto en número, tamaño y estructura, como en su localización geográfica, definirán el aspecto y la composición de las últimas capas del planeta cuando sus huesos y restos se hayan petrificado.

Zalasiewicz menciona también los cambios en los ciclos del carbono, el nitrógeno o el fósforo provocados por el uso de pesticidas y otras sustancias químicas, que «en millones de años» tendrán repercusiones en la composición de los estratos terrestres.

«Hay aspectos positivos en este proceso», señala el profesor, que se refiere a unos avances tecnológicos «esenciales» para conseguir unas cotas inéditas en la calidad de la vida humana y sostener su explosión demográfica.

Sin embargo, esta revolución también ha traído consigo «consecuencias no deseadas» como el calentamiento global, el crecimiento del nivel de los océanos o la enorme y creciente demanda de energía.

«Las generaciones futuras deberán ocuparse de estos asuntos, y serán considerados problemas», vaticina Zalasiewicz, que recuerda que en todos los grandes cambios ha habido «ganadores y perdedores», como lo fueron los dinosaurios.

Para él y sus colegas del GTA, como Michael Wagreich, la declaración formal del Antropoceno contribuiría a atraer la atención hacia los retos que enfrenta el hombre, y a gestionar la situación para evitar que la humanidad sea esta vez la perdedora del cambio.

Mientras trata de ganar apoyos en foros internacionales como el de Ciudad del Cabo, el GTA sigue recopilando pruebas para poder presentar, en dos o tres años, una proposición formal ante los órganos decisorios de la comunidad científica de geólogos.

Aunque estos procesos están sometidos a un riguroso escrutinio y pueden llegar a prolongarse durante décadas, Wagreich se declara «optimista» sobre sus posibilidades, y ve en «el creciente sensibilidad» sobre un «cambio global» que «ya puede verse en los registros geológicos» un fenómeno sin vuelta atrás.

«La aprobación formal supondría un espaldarazo a todas las personas y colectivos ambientalistas que consideran que el impacto humano sobre el planeta es excesivo y que tenemos que modificar nuestro comportamiento como especie», dice Cearreta. (07/09/2016)

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Antropoceno, la nueva época geológica que cobra fuerza entre los científicos

Esta revolución también ha traído consigo "consecuencias no deseadas" como el calentamiento global, el crecimiento del nivel de los océanos o la enorme y creciente demanda de energía.

/ 7 de septiembre de 2016 / 11:45

La Tierra superó alrededor de 1950 más de 12.000 años de Holoceno y vive en una nueva época geológica, el Antropoceno, la primera definida por la acción del hombre, que presenta a la humanidad desafíos desconocidos de los que dependerá su viabilidad como especie.

Esta es la tesis expuesta después de años de investigación por un grupo de expertos de distintos países en el reciente Congreso Internacional de Geología celebrado en Ciudad del Cabo (Sudáfrica), y que toma cada vez más fuerza entre la comunidad científica.

«Hay un consenso abrumador sobre el hecho de que están ocurriendo cosas en el sistema de la Tierra, en sus procesos geológicos, sobre todo en la superficie», explica a Efe Jan Zalasiewicz, del Grupo de Trabajo sobre el Antropoceno (GTA), que propone el reconocimiento formal del cambio de época.

«Desde el momento en que ha habido humanos ha habido impacto humano en el planeta, la novedad es que estamos sacando al planeta de su variabilidad natural», aclara Alejandro Cearreta, científico de la Universidad del País Vasco y miembro del GTA.

Pese a la extremada juventud de la era que definen, Zalasiewicz y sus colegas dicen haber identificado numerosos signos en los sedimentos de la Tierra de un cambio irreversible, cuyo alcance y consecuencias son todavía imposibles de predecir.

«El inicio histórico de esta época podría situarse en la explosión de la bomba Trinity, en la prueba nuclear realizada en 1945 en el desierto de Alamogordo, en Nuevo México», apunta Cearreta.

Las primeras evidencias de isotopos radioactivos en los sedimentos –como consecuencia de la explosión de la bomba– datan de 1952, la segunda fecha que el GTA baraja para establecer el punto de partida del Antropoceno.

Entre las alteraciones de la nueva época más fáciles de percibir destacan los traslados y modificaciones de miles de millones de toneladas de rocas, tierra, arena, piedra caliza o grava para la construcción de carreteras, vías de tren, hospitales, proyectos inmobiliarios o comerciales y aeropuertos.

Estas superficies relativamente nuevas han creado los llamados estratos urbanos: «masas de ladrillo, cemento, acero, vidrio o plástico» fosilizables que con el paso del tiempo acaban siendo parte de la piel de la Tierra, afirma Zalasiewicz.

Del mismo modo, las modificaciones que el ser humano ha llevado a cabo con animales y plantas, tanto en número, tamaño y estructura, como en su localización geográfica, definirán el aspecto y la composición de las últimas capas del planeta cuando sus huesos y restos se hayan petrificado.

Zalasiewicz menciona también los cambios en los ciclos del carbono, el nitrógeno o el fósforo provocados por el uso de pesticidas y otras sustancias químicas, que «en millones de años» tendrán repercusiones en la composición de los estratos terrestres.

«Hay aspectos positivos en este proceso», señala el profesor, que se refiere a unos avances tecnológicos «esenciales» para conseguir unas cotas inéditas en la calidad de la vida humana y sostener su explosión demográfica.

Sin embargo, esta revolución también ha traído consigo «consecuencias no deseadas» como el calentamiento global, el crecimiento del nivel de los océanos o la enorme y creciente demanda de energía.

«Las generaciones futuras deberán ocuparse de estos asuntos, y serán considerados problemas», vaticina Zalasiewicz, que recuerda que en todos los grandes cambios ha habido «ganadores y perdedores», como lo fueron los dinosaurios.

Para él y sus colegas del GTA, como Michael Wagreich, la declaración formal del Antropoceno contribuiría a atraer la atención hacia los retos que enfrenta el hombre, y a gestionar la situación para evitar que la humanidad sea esta vez la perdedora del cambio.

Mientras trata de ganar apoyos en foros internacionales como el de Ciudad del Cabo, el GTA sigue recopilando pruebas para poder presentar, en dos o tres años, una proposición formal ante los órganos decisorios de la comunidad científica de geólogos.

Aunque estos procesos están sometidos a un riguroso escrutinio y pueden llegar a prolongarse durante décadas, Wagreich se declara «optimista» sobre sus posibilidades, y ve en «el creciente sensibilidad» sobre un «cambio global» que «ya puede verse en los registros geológicos» un fenómeno sin vuelta atrás.

«La aprobación formal supondría un espaldarazo a todas las personas y colectivos ambientalistas que consideran que el impacto humano sobre el planeta es excesivo y que tenemos que modificar nuestro comportamiento como especie», dice Cearreta. (07/09/2016)

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