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Wednesday 17 Apr 2024 | Actualizado a 21:05 PM

ONG animalista PETA quiere impedir que China coma pollo en el Año del Gallo

En esos banquetes de "Nochevieja", previos al encendido de petardos tradicional, el pollo será un ingrediente protagonista, dada la enorme popularidad de este alimento en China.

/ 19 de enero de 2017 / 12:45

Millones de chinos se preparan para celebrar el Año del Gallo con banquetes de carne de pollo, pero el grupo animalista PETA intenta impedirlo y ha celebrado una comida en la que ese animal no era un plato, sino el principal invitado.

Cherry, una gallina de dos años que recién salida del cascarón estuvo a punto de morir abandonada, ha sido la protagonista del banquete, en el había pizza, pastel, hamburguesas veganas y muchos otros platos vegetarianos que el ave ha compartido con Peipei, la niña de la familia que la ha adoptado en las afueras de Pekín.

«Prueba a ser vegano, haz que sea un feliz año nuevo para los pollos», rezaban varios carteles en la mesa del banquete, que recordaba un poco a los actos de «indulto» de los pavos en la Casa Blanca cada Día de Acción de Gracias.

«Queremos contar a todo el mundo que los pollos, los gallos, son como seres humanos, tienen emociones y comparten los mismos sentimientos, así que como éste es el Año del Gallo queremos dar a esta gallina la oportunidad de tener una vida feliz», dijo a Efe Maggie Chen, activista de Gente para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA) y organizadora del banquete.

La comida se celebró en una galería de arte de Pekín cuyos directores también se confiesan grandes amantes de los animales, apenas una semana antes de que en la noche del 27 al 28 de enero los chinos despidan el Año del Mono y den la bienvenida al del Gallo.

  • Cherry, el pollo, observando su cena vegana. Foto: EFE.

En esos banquetes de «Nochevieja», previos al encendido de petardos tradicional, el pollo será un ingrediente protagonista, dada la enorme popularidad de este alimento en China, donde se calcula que hay 50.000 millones de aves de esta especie en granjas (casi 40 por habitante en la nación más populosa del mundo).

PETA no tiene una sencilla tarea en el país donde el pollo Kungpao (con cacahuetes y guindillas) es casi el plato nacional, pero Chen no duda en pedir a sus compatriotas que repriman sus paladares: «Estos animales son tan adorables como nuestros perros y nuestros gatos».

«No importa desde el punto de vista que lo tomes, la salud, los derechos de los animales… y tienes muchas otras comidas que elegir, puedes tener una dieta vegetariana si lo deseas», explica a Efe la animalista.

Ajena a las declaraciones, Cherry, bautizada así por el nombre de su alimento favorito (las cerezas), picoteaba pasteles, lechuga y los muchos alimentos dispuestos para ella, compartiéndolo con la niña Peipei, quien también se dio un buen banquete.

Nerviosa a veces por la presencia de los fotógrafos, Cherry estuvo a punto de sembrar el caos en la mesa con sus aleteos, pero finalmente disfrutó de la comida de Año Nuevo, mientras la madre de Peipei contaba cómo la había salvado cuando era un simple pollito.

«No todos los pollos tendrán la suerte de convertirse como Cherry en animales de compañía, pero podemos ayudar a ello si no ponemos en nuestros platos carne ni huevos», afirmó el responsable de prensa de PETA en Asia, Keith Guo.

PETA, una organización con presencia en todo el mundo, prepara para la semana que viene un acto en contra del uso de orcas en espectáculos circenses, en el que participará la célebre nadadora olímpica china Fu Yuanhui.

Queda por ver ahora si PETA se atreverá a celebrar banquetes similares en años con animales menos mansos, como el tigre (el próximo año dedicado al gran felino es 2022) o la serpiente (2025). (19/01/2017)

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Navidad en China, una fiesta para jóvenes que algunos puristas quieren abolir

Pero la Navidad tiene características especiales en este país, donde no tiene el fuerte componente familiar que hay en Occidente -las cenas de parientes se reservan para el Festival de Primavera y el Año Nuevo Lunar- por lo que es sobre todo una ocasión para que los más jóvenes salgan y se diviertan.

/ 23 de diciembre de 2017 / 15:04

Millones de chinos, sobre todo jóvenes universitarios o miembros de las minorías cristianas, celebran estos días en el país la Navidad, una festividad crecientemente popular en la potencia asiática pero que algunas autoridades ven como una indeseable contaminación occidental.

En ciudades como Pekín, el ambiente navideño se palpa en muchos lugares, sobre todo en hoteles y centros comerciales adornados con gigantescos árboles decorados, renos, figuras de Santa Claus y cegadoras iluminaciones festivas que nada tienen que envidiar a las de las metrópolis occidentales.

No es difícil teniendo en cuenta que es en China, concretamente en la localidad oriental de Yiwu (apodada en ocasiones «Ciudad Navidad») se fabrican un 60 por ciento de los adornos navideños de todo el mundo en las más de 600 empresas del sector que hay en la zona, y que en los últimos meses han trabajado sin descanso.

Pero la Navidad tiene características especiales en este país, donde no tiene el fuerte componente familiar que hay en Occidente -las cenas de parientes se reservan para el Festival de Primavera y el Año Nuevo Lunar- por lo que es sobre todo una ocasión para que los más jóvenes salgan y se diviertan.

«En Nochebuena iré con mi pareja a una fiesta en un hotel donde va a actuar una de las DJs más famosas de Ibiza», cuenta a Efe la escritora Li Keke, quien recuerda que fue en la universidad donde comenzó a celebrar estas fechas, por lo que estos días, para esta madre de 37 años, son una ocasión para «volver a la juventud».

Madres como ella ya comienzan a contar a sus hijos en China que el Papá Noel que adorna las calles, y que los chinos conocen como «shengdan laoren» (literalmente, «el viejo del santo nacimiento»), les va a llevar regalos, aunque cuando ellos eran niños nunca celebraron con sus padres la Navidad en los 80 o 90.

«No sabíamos lo que era», reconoce Yu Hao, un peluquero en el principio de la veintena que en Nochebuena irá a esquiar con su novia a Chongli, uno de los lugares que acogerá los Juegos Olímpicos de Invierno de 2022.

«Me enteré de la Navidad por internet y poco a poco empecé a celebrarla», cuenta a Efe el joven, que otros años usa la Nochebuena como excusa para ir a ver una buena película con su pareja, tocada ésta con un gorro de Papá Noel.

Distinto valor tienen estas fechas para los más de 60 millones de cristianos (entre católicos y protestantes), algo menos de un 5 por ciento de la población nacional, que en muchos casos asistirán a la Misa de Gallo de la noche del 24, donde se cantan villancicos en mandarín y en latín.

«Para mí la Navidad es el nacimiento de Jesús y el de un nuevo año que marca un nuevo comienzo» cuenta una de estos fieles, Wang Yunpeng, quien irá en Nochebuena a la misa de la Catedral de Pekín, un bello edificio fundado por el jesuita italiano Matteo Ricci a principios del siglo XVII.

Jóvenes y creyentes, los principales involucrados estos días en las celebraciones navideñas, son objeto en ocasiones de campañas de las autoridades contra la expansión de esta fiesta que algunos puristas del comunismo o la tradición confuciana consideran una innecesaria importación de valores extranjeros.

La semana pasada, por ejemplo, una facultad universitaria de la ciudad nororiental de Shenyang prohibió a sus estudiantes celebraciones navideñas en el campus, alegando que esa fiesta era un símbolo de la «corrosión» occidental.

En otro ejemplo de intentos de acabar con la Navidad, la ciudad oriental de Wenzhou, donde vive una de las comunidades protestantes más grandes de China, prohibió esta fiesta en escuelas, guarderías y universidades en 2014, mismo año en el que empezó a retirar cientos de cruces de iglesias y centros de culto.

Pero a veces el régimen tiene una relación más laxa con la Navidad, y hasta el mismo presidente chino, Xi Jinping, no puede ocultar que cuando era vicepresidente viajó en 2010 a Rovaniemi (Finlandia), donde está el parque temático dedicado a Santa Claus, y se hizo una foto con ese personaje.

La ciudad central china de Chengdu publicó hace unos años planes para construir una instalación similar dedicada a Papa Noel y llamada «Santa Park», aunque no parecen haberse concretado todavía.

De momento, muchos chinos viajan en invierno a la «Laponia china» (la ciudad de Mohe, el punto más septentrional y frío del país), donde desde 2010 hay también una supuesta subsede oficiosa del personaje que entrega regalos a los niños buenos, también a los chinos. (23/12/2017)

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En esos banquetes de "Nochevieja", previos al encendido de petardos tradicional, el pollo será un ingrediente protagonista, dada la enorme popularidad de este alimento en China.

/ 19 de enero de 2017 / 12:45

Millones de chinos se preparan para celebrar el Año del Gallo con banquetes de carne de pollo, pero el grupo animalista PETA intenta impedirlo y ha celebrado una comida en la que ese animal no era un plato, sino el principal invitado.

Cherry, una gallina de dos años que recién salida del cascarón estuvo a punto de morir abandonada, ha sido la protagonista del banquete, en el había pizza, pastel, hamburguesas veganas y muchos otros platos vegetarianos que el ave ha compartido con Peipei, la niña de la familia que la ha adoptado en las afueras de Pekín.

«Prueba a ser vegano, haz que sea un feliz año nuevo para los pollos», rezaban varios carteles en la mesa del banquete, que recordaba un poco a los actos de «indulto» de los pavos en la Casa Blanca cada Día de Acción de Gracias.

«Queremos contar a todo el mundo que los pollos, los gallos, son como seres humanos, tienen emociones y comparten los mismos sentimientos, así que como éste es el Año del Gallo queremos dar a esta gallina la oportunidad de tener una vida feliz», dijo a Efe Maggie Chen, activista de Gente para el Tratamiento Ético de los Animales (PETA) y organizadora del banquete.

La comida se celebró en una galería de arte de Pekín cuyos directores también se confiesan grandes amantes de los animales, apenas una semana antes de que en la noche del 27 al 28 de enero los chinos despidan el Año del Mono y den la bienvenida al del Gallo.

  • Cherry, el pollo, observando su cena vegana. Foto: EFE.

En esos banquetes de «Nochevieja», previos al encendido de petardos tradicional, el pollo será un ingrediente protagonista, dada la enorme popularidad de este alimento en China, donde se calcula que hay 50.000 millones de aves de esta especie en granjas (casi 40 por habitante en la nación más populosa del mundo).

PETA no tiene una sencilla tarea en el país donde el pollo Kungpao (con cacahuetes y guindillas) es casi el plato nacional, pero Chen no duda en pedir a sus compatriotas que repriman sus paladares: «Estos animales son tan adorables como nuestros perros y nuestros gatos».

«No importa desde el punto de vista que lo tomes, la salud, los derechos de los animales… y tienes muchas otras comidas que elegir, puedes tener una dieta vegetariana si lo deseas», explica a Efe la animalista.

Ajena a las declaraciones, Cherry, bautizada así por el nombre de su alimento favorito (las cerezas), picoteaba pasteles, lechuga y los muchos alimentos dispuestos para ella, compartiéndolo con la niña Peipei, quien también se dio un buen banquete.

Nerviosa a veces por la presencia de los fotógrafos, Cherry estuvo a punto de sembrar el caos en la mesa con sus aleteos, pero finalmente disfrutó de la comida de Año Nuevo, mientras la madre de Peipei contaba cómo la había salvado cuando era un simple pollito.

«No todos los pollos tendrán la suerte de convertirse como Cherry en animales de compañía, pero podemos ayudar a ello si no ponemos en nuestros platos carne ni huevos», afirmó el responsable de prensa de PETA en Asia, Keith Guo.

PETA, una organización con presencia en todo el mundo, prepara para la semana que viene un acto en contra del uso de orcas en espectáculos circenses, en el que participará la célebre nadadora olímpica china Fu Yuanhui.

Queda por ver ahora si PETA se atreverá a celebrar banquetes similares en años con animales menos mansos, como el tigre (el próximo año dedicado al gran felino es 2022) o la serpiente (2025). (19/01/2017)

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La muerte del líder Lin Biao sigue envuelta en el misterio 45 años después

Lin, que entonces tenía 64 años, falleció junto a su esposa, un hijo y seis de sus hombres de confianza al estrellarse el avión en el que viajaban.

/ 13 de septiembre de 2016 / 11:50

La muerte en accidente de avión de Lin Biao, el líder al que Mao Zedong había designado como su sucesor, cumple hoy 45 años sin que el misterio que la rodea se haya disipado, y olvidada por el régimen comunista, como tantos otros recuerdos incómodos de su Historia reciente.

Lin, que entonces tenía 64 años, falleció junto a su esposa, un hijo y seis de sus hombres de confianza al estrellarse el avión en el que viajaban, un Trident 1E, en el desierto de Gobi (este de Mongolia), en la madrugada del 13 de septiembre de 1971.

El régimen maoísta, que vivía años turbulentos, tardó 11 días en informar del fallecimiento de Lin, y en el momento de hacerlo aseguró que el antiguo héroe militar de la guerra civil china había muerto en su huida del país, tras haber intentado sin éxito asesinar a Mao.

Pasados 45 años, las circunstancias de ese suceso siguen estando poco claras, y sobre todo hay dudas sobre si el avión se estrelló accidentalmente –la versión oficial dice que se quedó sin fuel– o fue derribado por misiles chinos o soviéticos.

Para complicar aún más las cosas, el diario South China Morning Post planteó este lunes, en la víspera del aniversario, una tercera teoría, la de que el avión se estrelló por un error de un piloto poco experimentado.

La hipótesis se basa en informes de la Agencia de Inteligencia de Mongolia recopilados tras el accidente, en los que se subrayaba que era imposible que el avión quedara sin combustible, ya que tras estrellarse ardió durante un largo tiempo a consecuencia de las grandes cantidades de fuel que albergaba.

También desestimó la opción de un derribo ordenado por Moscú o Pekín, ya que las investigaciones indicaron que los tres motores del aparato no resultaron dañados antes del impacto.

Según investigadores de la vida de Lin citados por South China Morning Post, el otrora mano derecha de Mao decidió acabar con la vida de éste después de ver que su relación con el Gran Timonel se había deteriorado en los turbulentos años de la Revolución Cultural, pese a que ambos habían eliminado a sus oponentes.

En otoño de 1970, Mao había criticado públicamente a la esposa de Lin, Ye Qun, quien también ocupaba importantes cargos políticos, por lo que la pareja conspiró para asesinar al máximo líder chino durante un viaje que éste realizó al sur de China durante los meses de agosto y septiembre de 1971.

La conspiración fracasó estrepitosamente, y Lin y su familia decidieron huir a mediados de septiembre.

Según los historiadores, su intención inicial era volar en dirección sur hacia Hong Kong para desde ahí pedir asilo en otro país, pero una hija del matrimonio de conspiradores, Lin Doudou, reveló los planes de huida a Zhou Enlai, primer ministro y confidente de Mao, obligando a cambiar la ruta.

Lin Biao decidió entonces volar hacia la frontera con Mongolia, la más cercana a Pekín, y con ese objetivo despegó su avión en la noche del 12 de septiembre en el aeropuerto naval de Qinhuangdao, 300 kilómetros al este de la capital china.

Según Yu Nuxin, estudioso de la figura de Lin, la hija decidió delatar a su propio padre en un acto muy frecuente en la Revolución Cultural, cuando se animaba a los jóvenes a denunciar los actos contrarrevolucionarios de sus amigos y parientes para mostrar su fidelidad a Mao.

El gesto de Lin Doudou, sin embargo, no le sirvió de mucho, y la hija de Lin Biao sufrió las mismas purgas que las personas cercanas a su padre, mientras éste era tachado o borrado de las fotografías oficiales.

Según los analistas, la muerte de Lin Biao sirvió para cambiar el método de sucesión de máximos líderes en el régimen, y desde entonces ya no se escogería al favorito del mandatario de turno, sino a una figura consensuada por todo el Comité Central del Partido Comunista.

Los restos de Lin Biao y quienes fallecieron en el accidente de 1971 siguen enterrados en Mongolia, bajo una lápida conmemorativa y sin visos de que algún día vayan a trasladarse a China, por temor, dicen, a que ello remueva el pasado y los recuerdos, tanto del maoísmo como de los que lo criticaron. (13/09/2016)

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La muerte del líder Lin Biao sigue envuelta en el misterio 45 años después

Lin, que entonces tenía 64 años, falleció junto a su esposa, un hijo y seis de sus hombres de confianza al estrellarse el avión en el que viajaban.

/ 13 de septiembre de 2016 / 11:50

La muerte en accidente de avión de Lin Biao, el líder al que Mao Zedong había designado como su sucesor, cumple hoy 45 años sin que el misterio que la rodea se haya disipado, y olvidada por el régimen comunista, como tantos otros recuerdos incómodos de su Historia reciente.

Lin, que entonces tenía 64 años, falleció junto a su esposa, un hijo y seis de sus hombres de confianza al estrellarse el avión en el que viajaban, un Trident 1E, en el desierto de Gobi (este de Mongolia), en la madrugada del 13 de septiembre de 1971.

El régimen maoísta, que vivía años turbulentos, tardó 11 días en informar del fallecimiento de Lin, y en el momento de hacerlo aseguró que el antiguo héroe militar de la guerra civil china había muerto en su huida del país, tras haber intentado sin éxito asesinar a Mao.

Pasados 45 años, las circunstancias de ese suceso siguen estando poco claras, y sobre todo hay dudas sobre si el avión se estrelló accidentalmente –la versión oficial dice que se quedó sin fuel– o fue derribado por misiles chinos o soviéticos.

Para complicar aún más las cosas, el diario South China Morning Post planteó este lunes, en la víspera del aniversario, una tercera teoría, la de que el avión se estrelló por un error de un piloto poco experimentado.

La hipótesis se basa en informes de la Agencia de Inteligencia de Mongolia recopilados tras el accidente, en los que se subrayaba que era imposible que el avión quedara sin combustible, ya que tras estrellarse ardió durante un largo tiempo a consecuencia de las grandes cantidades de fuel que albergaba.

También desestimó la opción de un derribo ordenado por Moscú o Pekín, ya que las investigaciones indicaron que los tres motores del aparato no resultaron dañados antes del impacto.

Según investigadores de la vida de Lin citados por South China Morning Post, el otrora mano derecha de Mao decidió acabar con la vida de éste después de ver que su relación con el Gran Timonel se había deteriorado en los turbulentos años de la Revolución Cultural, pese a que ambos habían eliminado a sus oponentes.

En otoño de 1970, Mao había criticado públicamente a la esposa de Lin, Ye Qun, quien también ocupaba importantes cargos políticos, por lo que la pareja conspiró para asesinar al máximo líder chino durante un viaje que éste realizó al sur de China durante los meses de agosto y septiembre de 1971.

La conspiración fracasó estrepitosamente, y Lin y su familia decidieron huir a mediados de septiembre.

Según los historiadores, su intención inicial era volar en dirección sur hacia Hong Kong para desde ahí pedir asilo en otro país, pero una hija del matrimonio de conspiradores, Lin Doudou, reveló los planes de huida a Zhou Enlai, primer ministro y confidente de Mao, obligando a cambiar la ruta.

Lin Biao decidió entonces volar hacia la frontera con Mongolia, la más cercana a Pekín, y con ese objetivo despegó su avión en la noche del 12 de septiembre en el aeropuerto naval de Qinhuangdao, 300 kilómetros al este de la capital china.

Según Yu Nuxin, estudioso de la figura de Lin, la hija decidió delatar a su propio padre en un acto muy frecuente en la Revolución Cultural, cuando se animaba a los jóvenes a denunciar los actos contrarrevolucionarios de sus amigos y parientes para mostrar su fidelidad a Mao.

El gesto de Lin Doudou, sin embargo, no le sirvió de mucho, y la hija de Lin Biao sufrió las mismas purgas que las personas cercanas a su padre, mientras éste era tachado o borrado de las fotografías oficiales.

Según los analistas, la muerte de Lin Biao sirvió para cambiar el método de sucesión de máximos líderes en el régimen, y desde entonces ya no se escogería al favorito del mandatario de turno, sino a una figura consensuada por todo el Comité Central del Partido Comunista.

Los restos de Lin Biao y quienes fallecieron en el accidente de 1971 siguen enterrados en Mongolia, bajo una lápida conmemorativa y sin visos de que algún día vayan a trasladarse a China, por temor, dicen, a que ello remueva el pasado y los recuerdos, tanto del maoísmo como de los que lo criticaron. (13/09/2016)

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Mao Zedong, un padre de la China moderna que como Saturno devoró a sus hijos

Quince años de guerras contra japoneses y el KMT culminarían con la victoria comunista y uno de los momentos más icónicos de Mao, cuando sobre la puerta de Tiananmen proclamó la fundación de la República Popular el 1 de octubre de 1949.

/ 9 de septiembre de 2016 / 15:48

No es fácil llegar a veredictos claros sobre la figura de Mao Zedong (1893-1976), de cuya muerte se cumplen hoy 40 años: para unos fue quien sacó a China de siglos de feudalismo y sentó las bases para la potencia que es ahora, y para otros un funesto dictador que causó más muertes que Hitler o Stalin.

Nacido de una familia de campesinos enriquecidos, Mao, lector voraz y apasionado por la política ya desde su niñez, acabaría erigiéndose en una de las figuras más importantes del siglo XX y en un icono que aún decora la puerta de Tiananmen.

La biografía del Gran Timonel arranca el 26 de diciembre de 1893, cuando nacía en el pueblo de Shaoshan, de la provincia sureña de Hunan.

Su padre era un hombre cruel que maltrataba a sus cuatro hijos, y que siguiendo las costumbres de la época casó a Mao con sólo 13 años para aumentar el patrimonio familiar.

A esa corta edad, Mao ya mostró su rebeldía huyendo de ese matrimonio y oponiéndose a su estricto padre, quien prefería que su hijo dejara de estudiar para dedicarse al campo.

Lo que más influyó en forjar la rebeldía de Mao, como a muchos jóvenes chinos de entonces, fue el Movimiento del 4 de Mayo de 1919, cuando muchos estudiantes se concentraron en Tiananmen para exigir una China moderna y libre del yugo colonialista.

Mao se imbuyó de ese clima regenerador y vio en el comunismo, que entonces acababa de triunfar en Rusia, la mejor vía para cambiar China.

Quiso la casualidad que uno de los múltiples trabajos que tuvo de joven, bibliotecario en la Universidad de Pekín, fuera como ayudante de Li Dazhao, quien fundaría en 1921 el Partido Comunista de China y convertiría a Mao en uno de los primeros dirigentes de la formación.

Eran tiempos oscuros para China, los de las guerras civiles entre comunistas y el gobernante partido Kuomintang que se complicarían con la invasión japonesa, en los que comenzó la época más elogiada de la biografía de Mao, como estratega militar.

Mao lideró guerrillas en el sur hasta 1934, año capital para su ascenso al poder con el comienzo de la Larga Marcha, cuando los comunistas, asediados por el Kuomintang, huyeron en un éxodo de 6.000 kilómetros en el que murió el 90 por ciento de sus efectivos.

Los comunistas ganaron fama entre los campesinos allí por donde pasaban y él surgió como el líder indiscutible del partido.

La Larga Marcha, mito fundacional del comunismo chino, también construyó al Mao héroe, aunque la célebre biografía «Mao, la historia desconocida» (de Jung Chang y Jon Halliday), la más inmisericorde con el líder, asegura que hizo ese largo camino sobre una camilla cargada por sus soldados.

Quince años de guerras contra japoneses y el KMT culminarían con la victoria comunista y uno de los momentos más icónicos de Mao, cuando sobre la puerta de Tiananmen proclamó la fundación de la República Popular el 1 de octubre de 1949.

Llegaba entonces la época más conocida de Mao, la de un gobernante despótico cuyas decisiones causaron 70 millones de muertes y que no dudó en eliminar a sus rivales políticos por todos los medios, como su admirado Stalin.

Su peor legado de esta época fue el Gran Salto Adelante, un intento de industrializar el país desatendiendo el campo que causó unos 30 millones de muertos en la peor hambruna del siglo XX, entre 1958 y 1961.

Relegado a un segundo plano en el Partido tras aquel fatal error, urdió la no menos desastrosa Revolución Cultural (1966-76), que con la excusa de eliminar a sus enemigos políticos sumió al país en el caos de los Guardias Rojos, que veían a Mao como una deidad.

Este Mao divinizado moriría el 9 de septiembre de 1976, tras tres ataques cardíacos y con los pulmones destrozados por el consumo compulsivo de tabaco.

Tras su muerte, un millón y medio de personas, entre lágrimas, rindieron homenaje a su cadáver, depositado en el Gran Palacio del Pueblo; semanas después, embalsamado, se llevó al mausoleo en el centro de la plaza Tiananmen.

Allí continúa, y cada día es visitado por turistas y nostálgicos, mientras que su natal Shaoshan también se convirtió en centro de peregrinación para millones de visitantes.

Los defensores de Mao señalan que su Gobierno dejó atrás más de un siglo de guerras civiles e invasiones extranjeras y que inició la industrialización que ha llevado al país a ser la segunda economía mundial.

«Como fundador de la nueva China, su importancia es indispensable. Deng Xiaoping dijo que Mao hizo un 70 por ciento bien y un 30 por ciento mal», resumió a Efe el catedrático de Historia Xu Haiyun, de la Universidad Popular de China.

Quizá una de las mejores definiciones de Mao la dio Chen Yun, uno de los líderes de la China de los años 80: «Si hubiera muerto en 1956 sus logros lo hubieran convertido en inmortal, si hubiera muerto en 1966 aún sería un gran hombre con fallos, pero murió en 1976, ¿qué podemos decir?». (09/09/2016)

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