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Los aprestos carnavaleros

Presos del tiempo, muchos bailarines del Carnaval de Oruro suelen pasarse la noche previa al Sábado de Peregrinación cosiendo sus disfraces, incluso al hilo de la entrada, un ambiente de color típico del antruejo.

Incluso al comienzo del desfile folklórico hábiles bordadores terminan los trajes inconclusos ante el silbato que apura el ingreso de alguna fraternidad. Más allá, peinadores, maquilladores o manicuristas hacen su carnaval de precios.

No faltan las comideras o los vendedores de cerveza, que ofrecen sus productos para cargar energías de los devotos de la Virgen del Socavón para un recorrido de casi 3,5 kilómetros, durante más de tres horas seguidas. 

En el entorno del inicio del espectáculo, en las calles Pagador y Potosí y avenida Villarroel, un enjambre de comerciantes lidia con el tiempo, como los mismos danzarines. Y muchos de éstos últimos han llegado al lugar en lo que han podido, con o sin ayuda de carreritos, que transportan pesados trajes de moreno o diablo en sus vehículos de dos ruedas.

Es la otra faceta del Carnaval de Oruro, ahora en pleno esplendor.