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El escritor Juan Goytisolo murió en Marrakech y será enterrado mañana en Larache, Marruecos

El escritor español Juan Goytisolo murió este domingo a los 86 años en la ciudad marroquí de Marrakech (oeste), con la que tuvo una vinculación única en su vida y en la que residió en las últimas décadas, será enterrado en Larache (al norte de Marruecos).

Fue uno de los escritores contemporáneos con más tradición narrativa de las letras españolas, uno de los más críticos y gran interlocutor entre la cultura europea e islámica. Ganador del premio Cervantes en 2014, el Nacional de las Letras Españolas en 2008 y el premio internacional Don Quijote de la Mancha en 2010, además de otros seis reconocimientos.

Reconocido mundialmente por sus obras Fin de Fiesta, Juan sin tierra, Disidencias, Makbara, Paisajes después de una batalla y Coto vedado. Pero escribió al menos 30 obras y reportajes mientras trabajaba para el periódico español El País.  

«Murió por causas naturales y en su propia casa», dijeron a la agencia EFE fuentes del Consulado español en Casablanca (del que depende la demarcación de Marrakech), que descartaron que el cadáver sea repatriado a Barcelona, pues será enterrado en Marruecos.

El escritor Juan Goytisolo fue una «voz comprometida con la paz y el diálogo durante toda su vida», indicó hoy la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco).

Con la muerte del pensador «desaparece una figura que destacó por su apuesta firme por el diálogo intercultural. El compromiso de Goytisolo con la paz y el diálogo fueron una constante a lo largo de su vida», subrayó la Unesco en las redes sociales.

El destino de los restos del escritor será el Cementerio Civil de Larache (norte), donde está enterrado un escritor que Goytisolo admiraba, el francés Jean Genet, como él mismo homosexual declarado, enamorado del mundo árabe y con un aura de escritor maldito en las letras francesas.

Goytisolo sufrió un ictus el pasado marzo, que se añadió a una fractura de fémur sufrida el año anterior, lo que le hizo perder mucha movilidad en los últimos tiempos, en los que solamente salía de su casa en la medina (ciudad antigua) para tomar un té en la plaza Yamaa al Fna que tanto ayudó a dar a conocer en el mundo.

Goytisolo vivía en una casa antigua de la medina, que como es corriente en la ciudad disponía de un patio interior donde crecían un naranjo y un limonero que proveían sombra. Bajo su copa se sentaba el escritor; en el piso de arriba, disponía de una enorme biblioteca personal y una oficina donde escribía.

Pero en los últimos años, Goytisolo ya casi no podía escribir, y en sus colaboraciones periodísticas o literarias era ayudado por Ricard Parise, un amigo personal también residente en Marrakech y que hoy fue el primero en transmitir la muerte del premio Cervantes.

«La ciudad ha perdido a un gran escritor, que eligió vivir entre nosotros, y los marrakechíes estaban contentos de tenerlo como vecino», dijo a Efe el alcalde de Marrakech, Mohamed Belqaíd.

«Desgraciadamente, la ciudad no dispone de un ‘cementerio compartido’, por lo que tendrá que ser enterrado fuera de la ciudad», añadió el alcalde.

Efectivamente, Goytisolo, descreído declarado de todas las religiones, había dejado clara su voluntad de ser enterrado en Marruecos, pero no en un camposanto católico. Eso dejaba muy pocas opciones, pues casi todos los cementerios son musulmanes o judíos, y algunos pocos cristianos.

Sin embargo, en Larache existe un Cementerio Civil, que la familia de Goytisolo ha considerado que será «la mejor opción» para que reposen los restos del escritor, según dijeron a Efe las fuentes consulares. (04/06/2017)