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Poeta española dice que aún es complicado para mujeres difundir sus obras

La poeta y editora española Elena Medel consideró que todavía es complicado para las mujeres lograr, en igualdad de condiciones, que sus obras sean visibles, al tener que compatibilizar la promoción de las mismas con otras tareas.

En una entrevista con Efe en la ciudad de La Paz, Medel indicó que aunque las cosas han cambiado en las últimas décadas como en otros ámbitos, «todavía para las mujeres sigue siendo complicado obtener cierta visibilidad en igualdad de condiciones».

«(Hay) autoras que han publicado libros excelentes y que han pasado desapercibidas porque están dedicadas a otros asuntos, se me ocurre por ejemplo que están cuidando de su familia, trabajando en casa pero también trabajando al mismo tiempo en una oficina», dijo.

Medel (Córdoba, 1985) señaló que mucha gente dice que no ha habido una autora cuya obra esté a la altura de la de Federico García Lorca o de Juan Ramón Jiménez, pero subrayó que hay que tener en cuenta que las mujeres de aquella generación «no tenían el mismo acceso a la cultura o a la educación que ellos».

Indicó que mientras Lorca estaba en Madrid estudiando con el apoyo de su familia, había autoras como Lucía Sánchez Saornil, quien prácticamente tuvo que dejar sus estudios para mantener a los suyos, o Concha Méndez, que sí era «de una familia muy adinerada, pero que le prohibía ir a la universidad».

«Ya ahí hay unas circunstancias que no son las mismas y que, por tanto, impiden que se puedan desarrollar caminos similares», señaló.

Con todo, consideró que las cosas están cambiando y ahora también hay «cierta conciencia en las generaciones más jóvenes», sobre todo en las mujeres, «que están empezando a asomarse a estas autoras del pasado un poco también para entender el presente».

«A mí me resulta muy complicado comprender la poesía social en España hoy sin pensar en Ángela Figuera, que para mí es una autora que está a la altura de Gabriel Zelaya o de Blas de Otero, que eran precisamente compañeros suyos de generación. Ellos pasaron a la historia y ella ha quedado orillada», señaló.

Precisamente, Medel tiene un proyecto de investigación llamado «Cien de cien», nacido de su interés por crear una genealogía poética de las mujeres que se dedicaron a la poesía antes que ella y que a fin de año se convertirá en una antología publicada por La Bella Varsovia, la editorial que la española fundó en 2004.

Este proyecto, que concilia sus facetas como escritora y editora, se enmarca «en una intención que está surgiendo en España que es la de revisar un poco el canon, revisar esa historia de la literatura que está hecha por hombres y ocupada casi exclusivamente por hombres y que ha terminado ensombreciendo a las mujeres».

En España existía la sensación de que la primera «gran oleada» de mujeres poetas se da en los años 80, pero mediante la revisión que Medel hizo para «Cien de Cien», pudo constatar que «ese estallido se da 30 años antes, en los años 50».

«En la generación del 50 ya hay mujeres que están ganando premios prestigiosos, que están publicando en antologías importantes, que están en las mejores editoriales. Entonces es una idea, algo que no se había discutido hasta ahora y que creo que quizás merecería la pena plantearse que no fue así, sino que ocurrió antes», afirmó.

Medel llegó esta semana a Bolivia para dictar talleres de edición de textos en Santa Cruz y La Paz, y para participar en diversas actividades en la Feria Internacional del Libro paceña, donde dará a conocer el catálogo de La Bella Varsovia.

Los primeros diez años de la editorial fueron, según dijo, «casi de tanteo», pero ya en los tres siguientes La Bella Varsovia se pudo consolidar y actualmente publica de 15 a 20 libros al año.

La española resaltó que la edición tiene un componente muy fuerte de «pasión y de voluntad de compartir».

«Puede ser que haya libros que haya disfrutado mucho como lectora pero no haya sentido ese impulso de querer que los demás los lean.

Para mí, esa es la clave de la edición, la del editor o la editora, como alguien que quiere compartir lo que ha leído con los demás», afirmó Medel, quien consideró que «editar también es conversar».

La edición, según sostuvo, incluye una «conversación continua» entre el editor y el autor, «pero también esa conversación que quien ha escrito el libro quiere plantear a quien lo lee».

Además, consideró necesario «que el libro sea un objeto bello», editado «con mimo, sin erratas», en consideración con el autor y el lector. (11/08/2017)