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Simón Arismendi, memoria viva de Diputados

Simón Silvestre Arismendi es el trabajador más antiguo en la Cámara de Diputados. Empezó de portero allá por 1982 y hoy es parte del equipo de mantenimiento. Recuerda parte de la historia transcurrida en el recinto ubicado en el centro del poder político del país.

A comienzos de los años 80, Arismendi soñaba con cambiar el mundo. “Era socialista, amigo de Marcelo Quiroga Santa Cruz, incluso he ido a su casa, por la avenida 6 de Agosto”, explica el hombre que cojea un poco al caminar.

El 17 de julio de 1980 en el asalto a la Central Obrera Boliviana (COB) —que fue el preludio del golpe de Estado de Luis García Meza— recibió una ráfaga de metralleta.

Cuenta que usó muletas y le fue difícil encontrar trabajo, hasta que su amigo José María Palacios lo llevó a trabajar de portero en la Cámara de Diputados.
Palacios (dirigente de la Central Obrera Boliviana y diputado del Partido Socialista-1) murió en 2007; y hasta ahora Arismendi lo recuerda con cariño. Igual pasa al hablar de Quiroga Santa Cruz. “Me arrepiento de no haber tenido una cámara fotográfica, me hubiera sacado fotos con él”.

Con sus 62 años a cuestas, Arismendi conoció a centenares de personas en el Legislativo. Relata que existen aquellos parlamentarios que ni siquiera se dignaban a mirar a la gente que trabajaba allí; otros, en cambio, eran amables y les respondían el saludo. “Recuerdo a don Antonio Peredo (representante del Movimiento Al Socialismo, MAS), él sí que era un caballero. Igual don Guillermo Bedregal (del Movimiento Nacionalista Revolucionario, MNR)”.

Antes lo mejor era la discusión ideológica. Los parlamentarios estaban horas debatiendo y nadie se aburría. “Era un espectáculo y hasta venía la gente a apoyar y a gritar a favor de los partidos políticos”, aquello fue sobre todo en las décadas del 80 y el 90.

Encuentre la información completa en la edición impresa de La Razón. (06/03/2018)