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Thursday 28 Mar 2024 | Actualizado a 06:05 AM

El Teatro Municipal de La Paz, el veterano imparable de Suramérica

La estructura arquitectónica del Municipal, como lo llaman los paceños, sobresale bien preservada en medio de otras antiguas construcciones del centro histórico de la ciudad.

/ 11 de marzo de 2018 / 20:25

Las paredes y tablas del Teatro Municipal de La Paz, la capital administrativa de Bolivia, están impregnadas del talento que artistas locales y extranjeros han dejado a su paso por este escenario, que con 172 años es el más antiguo en funcionamiento de Suramérica y respira con más fuerza que nunca.

La Paz tiene seis teatros, pero «el más importante por su historia» es el Municipal Alberto Saavedra Pérez, explicó a Efe la jefa de la Unidad de Espacios Escénicos Municipales, la periodista Mabel Franco.

La estructura arquitectónica del Municipal, como lo llaman los paceños, sobresale bien preservada en medio de otras antiguas construcciones del centro histórico de la ciudad.

Basta poner un pie en el foyer para empezar a respirar historia y quienes mejor saben de ello son sus trabajadores más experimentados, como el técnico de iluminación Juan Antonio Caba.

«Es uno de los más antiguos en Suramérica que aún está en funcionamiento, porque el resto de los teatros de esta edad ya son reliquias y están de museos. Este teatro todo el mundo lo viene a visitar», dijo Caba a Efe.

Caba trabaja desde hace 15 años en el Municipal, pero lo conoce bien desde su infancia, ya que su padre, Mario Caba, se desempeñó también como luminotécnico durante 28 años en este escenario.

Las casi dos décadas que el tramoyista Pedro Ramos lleva en el Municipal le hacen afirmar que «es uno de los mejores teatros en Suramérica».

«Estoy trabajando muchos años en el teatro, he tomado mucha experiencia con los artistas nacionales e internacionales (…) La verdad es un orgullo para mí, que jamás he llegado a pensar trabajar en este teatro, pero he tenido el gusto de hacerlo», afirmó Ramos.

El teatro fue diseñado por José Núñez del Prado, el primer boliviano titulado arquitecto en el país, que también estuvo a cargo del diseño del Palacio de Gobierno.

Su construcción comenzó en 1843 y se inauguró el 18 de noviembre de 1845, con el estreno del himno nacional del país, conocido entonces como «Canción Patriótica».

Aquel suceso es una muestra de que este teatro «no es sólo para La Paz, es para el país» y «tiene una trascendencia nacional», afirmó Franco.

El nombre de Alberto Saavedra Pérez le llegó en 1957, en memoria de aquel dramaturgo y periodista paceño descrito como el «último bohemio que conoció La Paz» por el ensayista Luis Alberto Pabón, recordó la periodista.

La estructura ha sido intervenida en algunas ocasiones, pero siempre ha conservado la planta de herradura, mientras que la fachada fue remodelada después de 1910.

Ese año, el artista francés Lemetyer pintó el plafón del teatro, donde conviven Miguel de Cervantes, Shakespeare, Richard Wagner y Giuseppe Verdi, engalanados por las musas Euterpe, Talía, Calíope y Melpómene y por una imponente lámpara con 84 bombillas.

Los 624 asientos disponibles en las plateas, palcos, anfiteatro y galerías fueron ocupados por más de millón y medio de espectadores entre 2010 y 2016, según datos del municipio.

Teatro no es teatro sin un fantasma y en este caso, el dueño y señor de las tablas del Municipal es el travieso «Tío Ubico», en cuyo nombre fue bautizado el salón de honor del lugar.

El personal del teatro no deja de maravillarse con las «joyas» que ha podido hallar en sus rincones en los últimos años, incluidas antiguas fotografías de artistas fallecidos u otros que ya están entrados en años.

«Los ves jóvenes, anunciándose como bailarines, como cantantes, como actores y dices guau. Es como abrir un cofre de la abuela o del abuelo, donde ese abuelo es de todos los paceños y los bolivianos», agregó Franco.

Aunque se intenta darle un respiro al menos una vez por semana, la demanda de los artistas por presentarse en este escenario a veces obliga a abrir de lunes a domingo.

Ahora la actividad artística no se limita al escenario, sino que ha tomado otros espacios del teatro, como el foyer, donde se exhiben obras ganadoras de concursos municipales.

O la inédita apertura de todo el edificio en 2017, con recorridos e intervenciones artísticas durante la Larga Noche de Museos y en vísperas del Día de Todos los Santos.

Varios eventos hacen que este espacio sea especial, por ejemplo, el que fuera en su momento la primera sala «para que el público descubra ese invento maravilloso que es el cine», recordó Franco.

Pero, agregó, está pendiente «reconstruir la historia del Teatro Municipal» para dar un sustento documentado y objetivo a muchas de esas memorias de las que hoy se habla.

Más allá de lo material o lo anecdótico, para la periodista, «el verdadero valor de este escenario es que desde el siglo XIX hasta hoy día es el espacio para que los creadores se encuentren con el espectador, le propongan sus ideas, lo inviten a pensar la realidad de otra manera».

(11/03/2018)

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El Teatro Municipal de La Paz, el veterano imparable de Suramérica

La estructura arquitectónica del Municipal, como lo llaman los paceños, sobresale bien preservada en medio de otras antiguas construcciones del centro histórico de la ciudad.

/ 11 de marzo de 2018 / 20:25

Las paredes y tablas del Teatro Municipal de La Paz, la capital administrativa de Bolivia, están impregnadas del talento que artistas locales y extranjeros han dejado a su paso por este escenario, que con 172 años es el más antiguo en funcionamiento de Suramérica y respira con más fuerza que nunca.

La Paz tiene seis teatros, pero «el más importante por su historia» es el Municipal Alberto Saavedra Pérez, explicó a Efe la jefa de la Unidad de Espacios Escénicos Municipales, la periodista Mabel Franco.

La estructura arquitectónica del Municipal, como lo llaman los paceños, sobresale bien preservada en medio de otras antiguas construcciones del centro histórico de la ciudad.

Basta poner un pie en el foyer para empezar a respirar historia y quienes mejor saben de ello son sus trabajadores más experimentados, como el técnico de iluminación Juan Antonio Caba.

«Es uno de los más antiguos en Suramérica que aún está en funcionamiento, porque el resto de los teatros de esta edad ya son reliquias y están de museos. Este teatro todo el mundo lo viene a visitar», dijo Caba a Efe.

Caba trabaja desde hace 15 años en el Municipal, pero lo conoce bien desde su infancia, ya que su padre, Mario Caba, se desempeñó también como luminotécnico durante 28 años en este escenario.

Las casi dos décadas que el tramoyista Pedro Ramos lleva en el Municipal le hacen afirmar que «es uno de los mejores teatros en Suramérica».

«Estoy trabajando muchos años en el teatro, he tomado mucha experiencia con los artistas nacionales e internacionales (…) La verdad es un orgullo para mí, que jamás he llegado a pensar trabajar en este teatro, pero he tenido el gusto de hacerlo», afirmó Ramos.

El teatro fue diseñado por José Núñez del Prado, el primer boliviano titulado arquitecto en el país, que también estuvo a cargo del diseño del Palacio de Gobierno.

Su construcción comenzó en 1843 y se inauguró el 18 de noviembre de 1845, con el estreno del himno nacional del país, conocido entonces como «Canción Patriótica».

Aquel suceso es una muestra de que este teatro «no es sólo para La Paz, es para el país» y «tiene una trascendencia nacional», afirmó Franco.

El nombre de Alberto Saavedra Pérez le llegó en 1957, en memoria de aquel dramaturgo y periodista paceño descrito como el «último bohemio que conoció La Paz» por el ensayista Luis Alberto Pabón, recordó la periodista.

La estructura ha sido intervenida en algunas ocasiones, pero siempre ha conservado la planta de herradura, mientras que la fachada fue remodelada después de 1910.

Ese año, el artista francés Lemetyer pintó el plafón del teatro, donde conviven Miguel de Cervantes, Shakespeare, Richard Wagner y Giuseppe Verdi, engalanados por las musas Euterpe, Talía, Calíope y Melpómene y por una imponente lámpara con 84 bombillas.

Los 624 asientos disponibles en las plateas, palcos, anfiteatro y galerías fueron ocupados por más de millón y medio de espectadores entre 2010 y 2016, según datos del municipio.

Teatro no es teatro sin un fantasma y en este caso, el dueño y señor de las tablas del Municipal es el travieso «Tío Ubico», en cuyo nombre fue bautizado el salón de honor del lugar.

El personal del teatro no deja de maravillarse con las «joyas» que ha podido hallar en sus rincones en los últimos años, incluidas antiguas fotografías de artistas fallecidos u otros que ya están entrados en años.

«Los ves jóvenes, anunciándose como bailarines, como cantantes, como actores y dices guau. Es como abrir un cofre de la abuela o del abuelo, donde ese abuelo es de todos los paceños y los bolivianos», agregó Franco.

Aunque se intenta darle un respiro al menos una vez por semana, la demanda de los artistas por presentarse en este escenario a veces obliga a abrir de lunes a domingo.

Ahora la actividad artística no se limita al escenario, sino que ha tomado otros espacios del teatro, como el foyer, donde se exhiben obras ganadoras de concursos municipales.

O la inédita apertura de todo el edificio en 2017, con recorridos e intervenciones artísticas durante la Larga Noche de Museos y en vísperas del Día de Todos los Santos.

Varios eventos hacen que este espacio sea especial, por ejemplo, el que fuera en su momento la primera sala «para que el público descubra ese invento maravilloso que es el cine», recordó Franco.

Pero, agregó, está pendiente «reconstruir la historia del Teatro Municipal» para dar un sustento documentado y objetivo a muchas de esas memorias de las que hoy se habla.

Más allá de lo material o lo anecdótico, para la periodista, «el verdadero valor de este escenario es que desde el siglo XIX hasta hoy día es el espacio para que los creadores se encuentren con el espectador, le propongan sus ideas, lo inviten a pensar la realidad de otra manera».

(11/03/2018)

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«Qullqicha ñuqa ima», la edición en quechua de «Platero y yo» llega a Bolivia

La edición bilingüe, presentada en octubre pasado en España, fue llevada esta semana por Bilbao y la diputada de Huelva Laura Martín a La Paz y Cochabamba.

/ 22 de febrero de 2016 / 21:20

La emblemática historia del burrito Platero narrada por el poeta español Juan Ramón Jiménez llegará a las escuelas bolivianas en una edición bilingüe que incluye una versión en español y otra en la lengua indígena quechua.

Se trata de «Qullqicha ñuqa ima», la edición de «Platero y yo» traducida al quechua dentro de un proyecto impulsado por Alfonso Bilbao, un médico boliviano que vive desde hace 27 años en Huelva, la cuna del Premio Nobel de Literatura.

La edición bilingüe, presentada en octubre pasado en España, fue llevada esta semana por Bilbao y la diputada de Huelva Laura Martín a las ciudades bolivianas de La Paz y Cochabamba, esta última con una elevada población de quechuahablantes.

En una entrevista con Efe, Bilbao señaló que en esta ocasión trajo 1.400 libros que se distribuirán gratuitamente en instituciones educativas en las regiones quechuahablantes de Cochabamba, Chuquisaca y Potosí.

«No son muchos ejemplares, pero vamos a intentar que lleguen a la mayor parte posible de instituciones educativas, colegios, escuelas, universidades, bibliotecas públicas», señaló Bilbao.

Algunas copias fueron entregadas a la Gobernación y la Alcaldía de Cochabamba para su distribución en esa región, y otras se repartirán en La Paz por ser la sede del Gobierno boliviano, aunque su población indígena es mayormente aimara.

La traducción estuvo a cargo del también boliviano Tito Tórrez Fernández, «un magnífico profesor lingüista» experto en quechua.

El libro incluye la versión en español de la edición centenario de «Platero y yo», la traducción de la obra al quechua y un audiolibro leído en ese idioma nativo, hablado por entre siete y diez millones de personas, sobre todo en Bolivia, Ecuador y Perú.

La etnia quechua es la de mayor presencia en Bolivia, con 1.281.116 personas, según datos del censo de población de 2012.

La idea de traducir la historia de Platero al quechua surgió en 2006, durante una «reunión de amigos en Bolivia», en la cual Bilbao vio que había «una especie de renacimiento de todo lo que son las culturas originarias, las costumbres, los usos y las lenguas de los pueblos indígenas» de su país natal.

«Pensábamos que se podía hacer algunas cosas, no necesariamente esperar siempre la acción del Gobierno sino que los ciudadanos podíamos también implicarnos en que este cambio podía hacerse de forma paulatina y fortalecer a estas culturas», señaló.

«Platero y yo» fue la elegida para el proyecto por diversas razones, la más importante porque se apuntó a iniciar la «andadura de traducir obras a los idiomas originarios con una obra que fuera no solamente emblemática, sino de carácter universal», dijo Bilbao.

Otro motivo fue que el libro de Jiménez (1881-1958) ha servido «desde hace muchas décadas» a los niños españoles en sus primeras lecturas «por la belleza de la escritura, por la nobleza que hay en la obra, por el amor a la naturaleza y a los animales».

«Traducir esto a los idiomas originarios también traduce valores universales y para nosotros eso era de primerísima importancia», señaló el boliviano.

Para Martín, la importancia de «Platero y yo» radica en que se trata de una obra que tiene 102 años de vida y aún así es «más actual que nunca y ahora comienza también a latir en quechua».

«Hablar de Juan Ramón Jiménez y de Platero es hablar de la naturaleza, de la vida, de la alegría, de la muerte, de los niños, del amor a los animales. Es hablar de la luz, es hablar de Moguer, su pueblo, y es hablar de Huelva, mi ciudad», señaló.

Al vivir en Huelva, Bilbao logró acercarse a instituciones como la Fundación Juan Ramón Jiménez, la Casa Museo Zenobia – Juan Ramón Jiménez, la diputación provincial, la Universidad de Huelva y la Universidad Internacional de Andalucía para que cooperasen en la financiación del proyecto.

Según Bilbao, la inclusión del audiolibro en la edición bilingüe tiene una «vocación didáctica» para quienes quieran iniciarse en el aprendizaje del quechua, ya que «podrán leerlo, comprobar el significado a través de su versión en español y disfrutar de la fonética del idioma» a través del audio.

Otro objetivo de la iniciativa es despertar el interés de la gente en proyectos de este tipo para que se realicen cada vez más ediciones de otras obras literarias en idiomas nativos, «ya sea desde el Gobierno, las instituciones privadas o desde iniciativas ciudadanas», indicó Bilbao.

Aunque «Qullqicha ñuqa ima» fue presentado en Perú a las pocas semanas de su debut en España, Bilbao espera hacer un relanzamiento de la obra en la Feria del Libro de Lima en junio para una mayor difusión, y también la llevará a Ecuador próximamente.

El boliviano espera realizar en el futuro nuevos proyectos similares con otras obras literarias, españolas y latinoamericanas, y en otras lenguas nativas, no solamente bolivianas.

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«Qullqicha ñuqa ima», la edición en quechua de «Platero y yo» llega a Bolivia

La edición bilingüe, presentada en octubre pasado en España, fue llevada esta semana por Bilbao y la diputada de Huelva Laura Martín a La Paz y Cochabamba.

/ 22 de febrero de 2016 / 21:20

La emblemática historia del burrito Platero narrada por el poeta español Juan Ramón Jiménez llegará a las escuelas bolivianas en una edición bilingüe que incluye una versión en español y otra en la lengua indígena quechua.

Se trata de «Qullqicha ñuqa ima», la edición de «Platero y yo» traducida al quechua dentro de un proyecto impulsado por Alfonso Bilbao, un médico boliviano que vive desde hace 27 años en Huelva, la cuna del Premio Nobel de Literatura.

La edición bilingüe, presentada en octubre pasado en España, fue llevada esta semana por Bilbao y la diputada de Huelva Laura Martín a las ciudades bolivianas de La Paz y Cochabamba, esta última con una elevada población de quechuahablantes.

En una entrevista con Efe, Bilbao señaló que en esta ocasión trajo 1.400 libros que se distribuirán gratuitamente en instituciones educativas en las regiones quechuahablantes de Cochabamba, Chuquisaca y Potosí.

«No son muchos ejemplares, pero vamos a intentar que lleguen a la mayor parte posible de instituciones educativas, colegios, escuelas, universidades, bibliotecas públicas», señaló Bilbao.

Algunas copias fueron entregadas a la Gobernación y la Alcaldía de Cochabamba para su distribución en esa región, y otras se repartirán en La Paz por ser la sede del Gobierno boliviano, aunque su población indígena es mayormente aimara.

La traducción estuvo a cargo del también boliviano Tito Tórrez Fernández, «un magnífico profesor lingüista» experto en quechua.

El libro incluye la versión en español de la edición centenario de «Platero y yo», la traducción de la obra al quechua y un audiolibro leído en ese idioma nativo, hablado por entre siete y diez millones de personas, sobre todo en Bolivia, Ecuador y Perú.

La etnia quechua es la de mayor presencia en Bolivia, con 1.281.116 personas, según datos del censo de población de 2012.

La idea de traducir la historia de Platero al quechua surgió en 2006, durante una «reunión de amigos en Bolivia», en la cual Bilbao vio que había «una especie de renacimiento de todo lo que son las culturas originarias, las costumbres, los usos y las lenguas de los pueblos indígenas» de su país natal.

«Pensábamos que se podía hacer algunas cosas, no necesariamente esperar siempre la acción del Gobierno sino que los ciudadanos podíamos también implicarnos en que este cambio podía hacerse de forma paulatina y fortalecer a estas culturas», señaló.

«Platero y yo» fue la elegida para el proyecto por diversas razones, la más importante porque se apuntó a iniciar la «andadura de traducir obras a los idiomas originarios con una obra que fuera no solamente emblemática, sino de carácter universal», dijo Bilbao.

Otro motivo fue que el libro de Jiménez (1881-1958) ha servido «desde hace muchas décadas» a los niños españoles en sus primeras lecturas «por la belleza de la escritura, por la nobleza que hay en la obra, por el amor a la naturaleza y a los animales».

«Traducir esto a los idiomas originarios también traduce valores universales y para nosotros eso era de primerísima importancia», señaló el boliviano.

Para Martín, la importancia de «Platero y yo» radica en que se trata de una obra que tiene 102 años de vida y aún así es «más actual que nunca y ahora comienza también a latir en quechua».

«Hablar de Juan Ramón Jiménez y de Platero es hablar de la naturaleza, de la vida, de la alegría, de la muerte, de los niños, del amor a los animales. Es hablar de la luz, es hablar de Moguer, su pueblo, y es hablar de Huelva, mi ciudad», señaló.

Al vivir en Huelva, Bilbao logró acercarse a instituciones como la Fundación Juan Ramón Jiménez, la Casa Museo Zenobia – Juan Ramón Jiménez, la diputación provincial, la Universidad de Huelva y la Universidad Internacional de Andalucía para que cooperasen en la financiación del proyecto.

Según Bilbao, la inclusión del audiolibro en la edición bilingüe tiene una «vocación didáctica» para quienes quieran iniciarse en el aprendizaje del quechua, ya que «podrán leerlo, comprobar el significado a través de su versión en español y disfrutar de la fonética del idioma» a través del audio.

Otro objetivo de la iniciativa es despertar el interés de la gente en proyectos de este tipo para que se realicen cada vez más ediciones de otras obras literarias en idiomas nativos, «ya sea desde el Gobierno, las instituciones privadas o desde iniciativas ciudadanas», indicó Bilbao.

Aunque «Qullqicha ñuqa ima» fue presentado en Perú a las pocas semanas de su debut en España, Bilbao espera hacer un relanzamiento de la obra en la Feria del Libro de Lima en junio para una mayor difusión, y también la llevará a Ecuador próximamente.

El boliviano espera realizar en el futuro nuevos proyectos similares con otras obras literarias, españolas y latinoamericanas, y en otras lenguas nativas, no solamente bolivianas.

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Críticas a doble aguinaldo firmado por Morales por considerarlo electoralista

El presidente Evo Morales presentó hoy ante sectores sindicales leales el decreto del doble pago navideño que debe hacer el Estado y los privados a sus trabajadores cuando el crecimiento económico supere el 4,5%.

/ 21 de noviembre de 2013 / 01:08

El pago de un doble aguinaldo decretado hoy por sorpresa por el presidente de Bolivia, Evo Morales, es una medida para sumar apoyo para su reelección en 2014, pero puede aumentar la inflación, advirtieron hoy analistas, empresarios, opositores y disidentes del oficialismo.

«Claramente se trata de una medida electoralista», de un «golpe político mediático perfecto con miras a la reelección del presidente» porque es seguro que muchos asalariados la aplaudirán, afirmó hoy a Efe el economista boliviano Gary Rodríguez.

Morales presentó hoy ante sectores sindicales leales el decreto del doble pago navideño que debe hacer el Estado y los privados a sus trabajadores cuando el crecimiento económico supere el 4,5%.

«Antes se privatizaba la riqueza y se socializaba la pobreza. Nuestra política siempre será socializar la riqueza y reducir la pobreza», señaló el mandatario para justificar el decreto.

La medida tendría que aplicarse a partir de este mismo año, pues según el cálculo oficial, esta gestión cerrará con un inédito crecimiento del producto interior bruto (PIB) de 6,5 %.

Morales, que gobierna desde 2006, buscará un tercer mandato en los comicios presidenciales previstos para el 5 de octubre de 2014, que, de ganarlos, le permitiría seguir en el poder hasta 2020.

Rodríguez también llamó la atención sobre el hecho de que el doble aguinaldo «va a contramano» del esfuerzo que realiza el mismo Gobierno para retirar dinero de la economía y frenar la inflación.

El Índice de Precios al Consumidor ya superó hace dos meses la meta oficial inicial de 4,8 % y los cálculos indicaban que el año iba a cerrar con un 7,5 %, aunque hoy ha aumentado la incertidumbre.

Al respecto, el expresidente del Banco Central de Bolivia Armando Méndez dijo a Efe que el Gobierno «ha entrado en una contradicción económica», pues por un lado retira liquidez y, por otro, dicta el doble aguinaldo, con el que aumentará el circulante monetario.

Según Méndez, es la primera vez que un Gobierno decreta en Bolivia una medida semejante, si bien en la dictadura de Hugo Banzer Suárez (1971-1978) se creó el llamado «bono patriótico», un salario anual adicional que fue anulado en 1985.

A su juicio, Morales quiere «congraciarse con la clase media formal trabajadora, que no era su lado fuerte» pero que ahora podría ratificarle su respaldo en 2014.

Tras haber ganado por mayoría absoluta en las elecciones de 2005 (54 %) y de 2009 (64 %), Morales tiene hoy, a once meses de los comicios, un apoyo que ronda el 30 %, según una reciente encuesta.

Para el profesor universitario Gonzalo Chávez, «es la típica medida rentista de distribuir plata para ganar votos», pero además con el riesgo de generar «un salto inflacionario significativo en los próximos meses» y también alentará la informalidad.

«Si en algún momento has tenido la peregrina idea de convertirte en formal, de querer hacer las cosas bien como empresa, olvídate del asunto porque vienen estas medidas políticas que estrangulan a ciertos sectores productivos», comentó Chávez en radio Erbol.

La decisión de Morales fue aplaudida por el líder de la Central Obrera Boliviana (COB), el minero Juan Carlos Trujillo, que anunció que esta organización hará cumplir el decreto con los empresarios, a los que pidió no quejarse porque, a su juicio, viven en bonanza.

El empresario opositor Samuel Doria Medina escribió en Twitter que «hoy se dio un paso importante para que Bolivia siga los pasos de la economía de Venezuela; inflación y desabastecimiento».

Por la misma red social, la diputada Rebeca Delgado, disidente del oficialismo, sostuvo que Morales «le tiene miedo al juzgamiento del pueblo, por eso decidió comprar votos» y se preguntó si se trata de un «¿doble aguinaldo o prebendalismo electoral?».

La Confederación de Empresarios Privados de Bolivia tildó de «muy grave» para el sector el decreto y advirtió de que es una «pésima señal» para las inversiones que el sector hace en el país.

«El empresariado nacional manifiesta su energética protesta y total rechazo al decreto por las connotaciones económicas y sociales que el mismo representa», señaló la patronal en un comunicado.

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La chola paceña ya es patrimonio cultural

La chola paceña es, según ley municipal promulgada estasemana, "la personificación más cabal de la amalgama indo mestiza, queviniendo desde la colonia ha mantenido algunos indestructibles componentes deidentidad e individualidad".

/ 1 de noviembre de 2013 / 16:50

La emergente fuerza de la emblemática «cholita» paceña, la mujer indígena aimara ataviada con bombín, pollera, blusa y manta y con el largo cabello recogido en dos trenzas, ha sido reconocida por la alcaldía de La Paz que la ha declarado «patrimonio cultural intangible» de esta ciudad.

La chola paceña es, según la ley municipal promulgada esta semana, «la personificación más cabal de la amalgama indo mestiza, que viniendo desde la colonia ha mantenido algunos indestructibles componentes de identidad e individualidad».

«Aunque la adopción del traje fue una imposición española que surgió después de la revuelta indígena de 1781, más tarde devino en una adopción voluntaria de ascenso social por medio de la vestimenta a la que le añadió su creatividad e imaginación femeninas», dice el texto de la norma.

Pero, agrega, la identidad de la chola paceña no solamente se expresó en su forma de vestir, sino que también quedó plasmada en los roles que poco a poco fue ganando la mujer aimara en la política, los sindicatos, la cultura y la economía.

Bolivia ha tenido en su historia emblemáticas heroínas de pollera, como Bartolina Sisa, quien junto a Tupac Katari lideró la revuelta indígena de 1781; o Simona Manzaneda, que fue parte de la revolución del 16 de julio de 1809 en La Paz.

En las décadas posteriores y durante muchos años, las cholitas, como se llama cariñosamente a estas mujeres, fueron relegadas a desempeñarse como niñeras, empleadas domésticas, cocineras o comerciantes de mercado.

Estos oficios eran considerados por entonces como casi exclusivos para estas mujeres que migraron a la ciudad desde las áreas rurales.

Sin embargo, a fines de los años ochenta, las mujeres de pollera comenzaron a asumir nuevos roles en ámbitos que les habían sido vetados durante décadas, como la política, la economía, el periodismo, el derecho y los deportes.

Así, la primera parlamentaria de pollera en Bolivia fue Remedios Loza, una comunicadora indígena que a principios de la década de los noventa saltó de los micrófonos de una radio popular a la política para llegar al Congreso.

Ha sido durante el Gobierno del actual presidente, el aimara Evo Morales, cuando las cholitas han logrado mayores espacios y reconocimiento en el Parlamento, en los gobiernos regionales y municipales e incluso en el ámbito diplomático, pues la actual embajadora de Bolivia en Ecuador, Rusena Maribel Santamaría, viste polleras.

Morales ha tenido a varias ministras «de pollera», pero además, otra fue gobernadora de la región sureña de Chuquisaca y actualmente la juez Cristina Mamani preside el Consejo de la Magistratura.

Aunque fue por sólo una semana, La Paz también tuvo una cholita alcaldesa, la abogada Rosario Aguilar, quien suplió en 2005 al entonces burgomaestre Juan del Granado.

En declaraciones a Efe, la exconcejal Aguilar expresó su satisfacción por la norma aprobada por el municipio, pues a su juicio, se trata de un justo reconocimiento a la mujer de pollera como «icono cultural» de esta ciudad y de Bolivia.

Recordó que antes las cholitas se enfrentaban a la discriminación por su origen indígena y forma de vestir en espacios como las universidades, pero resaltó que ahora la situación ha cambiado.

«La mujer de pollera ha avanzado bastante (…) Hemos dado pasos muy importantes y hemos roto esquemas, barreras, tabúes», sostuvo y destacó que las hijas de las cholas quieran ahora vestir polleras, como sus madres, sin vergüenza ni miedo a ser discriminadas.

«Antes nos decían ‘chola’ como una palabra despectiva. Pero hoy nos dicen ‘chola’ ya no con ese tono de desprecio, sino con cariño, con respeto porque han valorado nuestra vestimenta», dijo Aguilar.

La exconcejal promueve desde hace nueve años un desfile de moda dedicado a las cholas paceñas, precisamente con el objetivo de revalorizar la imagen de la mujer aimara, pero también para mostrar las nuevas tendencias en su vestimenta, que tiene un coste mínimo aproximado de 287 dólares.

Aunque ha habido grandes avances en cuanto al reconocimiento y respeto pleno de la chola paceña, Aguilar consideró importante que haya mayores incentivos y apoyos para que estudien, que sean profesionales, tengan un negocio y tengan independencia económica.

Además de acciones para preservar la identidad de las aimaras, según Aguilar, también se requiere una mayor difusión de las normas que protegen a las mujeres de la violencia.

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