El gran premio Palma de Oro de Cannes fue otorgado a Parasite
El filme español Dolor y gloria tuvo que contentarse con el lauro a Mejor Actor para Antonio Banderas, quien interpreta al mismo director del filme, Pedro Almodóvar
A pesar de que Dolor y Gloria, de Pedro Almódovar, era la gran favorita del 72° Festival de Cannes (al menos del mundo latino), el premio mayor —Palma de Oro— del certamen anual de cine que se realiza en la ciudad de Cannes, Francia, fue otorgado ayer a la tragicomedia Parasite (en español, Parásito), del surcoreano Bong Joon-ho.
"El título es una irónica referencia a una familia de desempleados que malvive en un sórdido subsuelo con apenas dinero para comer. Con una buena dosis de ingenio, se las arreglan para trabajar en una majestuosa mansión, al servicio de una familia de burgueses crédulos. Nada sucede como esperado en esta tragicomedia que retrata con picardía las insalvables diferencias entre clases, arrancando risas y a la vez invitando a la reflexión sobre la injusticia social", refiere AFP.
El filme español Dolor y gloria tuvo que contentarse con el lauro a Mejor Actor para Antonio Banderas, quien interpreta al mismo director del filme, Pedro Almodóvar, en esta especie de autobiografía sobre un director de cine que está en crisis. Por sexta vez en 20 años, Almodóvar se quedó sin la anhelada Palma de Oro.
Banderas, de 58 años, dijo en una conferencia de prensa: “Me hubiese encantado que Pedro estuviera aquí, esta es la verdad, pero así es como funciona la profesión”. El actor también se refirió a su frágil salud. “Subir ahí esta noche no fue una buena noticia para mi cardiólogo! Pensé, Dios mío, me voy a desmayar!”, bromeó, en alusión al infarto que sufrió en 2017 y a las tres operaciones al corazón que ya lleva.
La Mejor Actriz fue la angloestadounidense Emily Beecham, por Little Joe (en español, Pequeño Joe). La actriz de 35 años encarna en este filme a una madre soltera que rompe las reglas de su empresa, orientada al desarrollo de nuevas especies de plantas, y lleva una de ellas, que parece dar felicidad a quien la consume, a su hogar, donde la bautiza como Pequeño Joe, pero el tiempo revela que éste no es tan inofensivo.
El Gran Premio recayó en Atlántico, de la francosenegalesa Mati Diop, mientras el Premio del Jurado se compartió entre Bacurau, de los brasileños Kleber Mendonça Filho y Juliano Dornelles, y Los miserables, del francés Ladj Ly.
Mejor Dirección se llevaron los belgas Jean-Pierre y Luc Dardenne, por El joven Ahmed, que cuenta la historia de un joven de 13 años en Bélgica, Ahmed (Idir Ben Addi), musulmán en una familia abierta y tolerante pero que, fascinado por el ejemplo de un primo muerto en la yihad y bajo la influencia de su imán, cae en el radicalismo islamista.
El premio de guión recayó en Retrato de la joven en llamas, de la francesa Céline Sciamma.
La mención especial se dio a It must be heaven, del palestino Elia Suleiman.
El Cámara de Oro (Mejor ópera prima) fue para Nuestras madres, del guatemalteco César Díaz. En cortometrajes, el premio fue para The distance between us and the sky, (en español, La distancia entre nosotros y el cielo), del griego Vasilis Kekatos. mientras la mención, para Monstruo Dios, de la argentina Agustina San Martín.
En la retina quedará La ovación a Quentin Tarantino, la noche “inolvidable” de Pedro Almodóvar, la “ola verde” de las activistas argentinas a favor del aborto, las lágrimas de Elton John y el escándalo por una película casi pornográfica fueron los cinco momentos estelares de este Festival de Cannes.
Érase una vez… en Hollywood (título en español), la película de Quentin Tarantino, con Leonardo DiCaprio y Brad Pitt, hizo furor. A través de la historia de un actor de wésterns y su doble en Los Ángeles de los años 1960, el cineasta estadounidense hace un sentido homenaje al Hollywood de su infancia. En el largometraje también se incluye la historia real de Roman Polanski y la actriz Sharon Tate, asesinada en 1969 por adeptos de la secta de Charles Manson. Al término de la proyección de gala, el público se puso en pie y ovacionó durante varios minutos a Tarantino, 25 años después de ganar la Palma de Oro con Pulp Fiction.
Los pañuelos verdes de la campaña a favor del aborto legal en Argentina llegaron también a la alfombra roja de Cannes, con el documental Que sea ley, de Juan Solanas y las activistas que lo acompañaron.
Mostrando sus pañuelos verdes, símbolo de las protestas en Argentina, un nutrido grupo de activistas argentinas reclamaron un “aborto legal, seguro y gratuito” en su país. Una de ellas lucía un impresionante vestido verde largo, donde había bordado el lema del movimiento. El cineasta Pedro Almodóvar y la actriz Penélope Cruz también mostraron su apoyo a esta iniciativa, luciendo el famoso fular verde.
Cannes no sería Cannes sin sus escándalos. El de este año estalló el penúltimo día del certamen, de la mano del cineasta francotunecino Abellatif Kechiche con Mektoub My Love: Intermezzo, un filme de tres horas y media con imágenes al límite del porno.
La cinta se sitúa casi en su integridad en una discoteca, donde un grupo de jóvenes bailan lascivamente. Kechiche filma sobre todo las nalgas y los pechos de las chicas. “Para ti, público, he contado todos los planos que muestran culos en #MektoubMyLoveIntermezzo: hay 178. Si los quitamos, creo que el filme dura 20 minutos”, tuiteó a propósito de la película la periodista francesa Anaïs Bordages.
“Traté de mostrar lo que me hace vibrar, los cuerpos, los vientres”, se justificó en la rueda de prensa el cineasta, de 58 años, ganador de una Palma de Oro en 2013 por La vida de Adèle.