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Rodrigo Bellott: ‘Mis películas tienen tinte político’

Es el más importante director de cine del país, actualmente. Hizo Dependencia sexual a sus 21 años, cinta que representó a Bolivia en la selección oficial de los Oscar 2004 para Mejor Película Extranjera. Ganó 10 premios internacionales y fue aplaudida en 57 festivales y muestras de cine de 33 países. Su reciente obra es Tu me manques, que representa a Bolivia en la selección al Oscar y al premio Goya. Bellott también ha dictado clases a una nueva camada de cineastas en el país y ya tiene casi listo su nuevo filme. Habló con La Razón de su propuesta política en la pantalla grande.

—¿Qué mirada tienes del país?, tomando en cuenta que hiciste Quién mató a la llamita blanca (un filme muy occidental y de humor), Dependencia sexual (que en cierta medida es una crítica al racismo y la discriminación en el oriente y en Estados Unidos), Tu me manques (drama que oscila entre Santa Cruz y Nueva York), ahora Blood Red Ox (contando una historia “tarijeña mundial”)…

—Vivo ya hace más de 20 años en Nueva York y aun así siempre regreso a Bolivia de una manera u otra, ya sea como productor o director de casting (Che, el argentino o Che: Guerrilla, También La Lluvia, Our Brand is Crisis, La Traque, Lo más bonito y mis mejores años) o como director en las pelis que mencionas. Siempre tengo un compromiso emocional, social con Bolivia. Escuché por ahí que uno no escoge las películas que hace sino que ellas te escogen y creo que es verdad. Las historias te hablan, te seducen, te atrapan, te obsesionan y la única manera que puedes deshacerte de esas historias es contándolas. Aun así, todo sale de la experiencia personal, de mis vivencias, de lo que me tocó vivir a mí, todas mis historias son de alguna manera autobiográficas pues salen de mi corazón, de mi estómago, de mis miedos, mis preocupaciones, mi dolor, y lo que me hace reír, lo que me hace feliz, y cómo veo el mundo. Por eso es que nunca me he atrevido a hablar del PAÍS con mayúscula o los grandes temas, porque apenas soy un artista visual y narrador, no tengo autoridad para hablar de nada que no sea mi propia vivencia personal y el trabajo de un cineasta es tan solo eso, según Robert Bresson: “Ser el primero en mostrar el mundo como uno lo ve”.

—¿El telón de fondo de tu último filme parece que se pinta como una cruzada por el medio ambiente. Esta película también es una “propuesta política” (como Tu me manques)?

—Efectivamente, creo que desde mis primeros cortometrajes siempre tuvieron un tinte político y social. Y si cuentas las películas que menciono arriba, todo tiende a estar basado en historias reales. Pienso que al tener acceso a un medio masivo los cineastas y narradores audiovisuales tienen también un rol cívico, una responsabilidad y compromiso social con lo que reflejan. El cine es el espejo de un país y de una generación. El acto de pensar diferente y vivir fuera de los cánones de la tradición, la sociedad, lo aceptable y lo normal, es tremendamente político.

Buey rojo sangre está inspirado en un documental que vi de Gato Pino sobre la Fábrica del Agua, una fundación que nace de la necesidad de proteger y reforestar la amazonía tarijeña luego de los incendios de 2017. Me pareció un fondo muy necesario y propicio para explorar simbólicamente cómo descuidamos nuestra casa, nuestro cuerpo y nuestra salud mental hasta el punto que se destruye y ya no podemos defenderlos, el miedo es lo que nos hace reaccionar, aunque sea demasiado tarde, el miedo es lo que nos despierta. Por eso también la necesidad de recurrir al terror como género para explorar estos temas de manera lúdica. Al mismo tiempo, la peli propone a una protagonista mujer que lucha por salvar los bosques de Tarija pero nadie la escucha y hasta la creen loca, y una pareja birracial gay de periodistas toma su invitación de hacer un reportaje para un periódico internacional, que muestre la verdad de los incendios al mundo. Para mí es muy importante tener minorías como protagonistas y contar historias desde sus miradas. Al mismo tiempo, la película se rodó en 2018, sin imaginarnos lo que pasaría el 2019 cuando ningún organismo internacional nos prestaba atención, cuando se nos quemaba nuestra casa. Sin querer nos adelantamos a lo que pasó con el guion.

—Hacer cine en Bolivia es caro (hay directores acusados por falta de pago, otros que invierten decenas de miles de dólares), ¿cómo romper esto? Es decir: ¿cómo hacer cine sustentable, poniendo (obviamente) la calidad como principio?

—No puedo hablar de otros directores. Solo hablo de mi cine y de mi manera de hacerlo. Yo empecé haciendo cine en Estados Unidos sin apoyos ni fomentos estatales ni concursables. Y mi manera de hacer cine es más parecida al modelo financiero norteamericano, donde se ve el cine como un producto comercial y no un producto cultural. Desde ese punto de vista, cada película es una empresa diferente, con una genética e infraestructura financiera muy diferente. Algunos necesitan grandes inversiones y otras no. Tomando en cuenta que hay obstáculos tangibles que hacen nuestro cine menos comercial, lo que propone Buey rojo sangre es replantear los obstáculos como incentivos creativos, hacer cine de pocos personajes, pocas locaciones y aprovechar los paisajes únicos y extraordinarios que tenemos en Bolivia… reducir costos en infraestructura y hacer un cine más sostenible poniendo los recursos en la historia, en lo que se ve. Por otro lado, el cine de terror o de género es mucho más comercial y atractivo y como creador es mucho más lúdico y permisivo a la hora de tomar riesgos, de proponer, etcétera. Esta peli es un experimento para ver si de esta manera podemos hacer tres películas con el presupuesto de una, siendo mucho más atractivo para nuestros inversionistas.

—A pesar de vivir en Estados Unidos, estás al tanto del país (dictas talleres, por ejemplo). ¿Qué películas nacionales de los últimos cinco años recomiendas ver?

—Al no vivir en Bolivia me es muy difícil estar al tanto de todo lo que se produce y estrena a nivel nacional, por lo que mi lista es sesgada. De lo poco que vi y en ningún orden me gustaron mucho cinco y me enorgullece decir que cuatro de éstos fueron mis alumnos. Eso es una prueba clara que estamos ya con una nueva generación aún más prolífica que la mía. Me gusta mucho el cine de Sergio Bastani, Martin Boulocq, Violeta Ayala y estoy esperando con ansias las propuestas de Alejandro Loayza, Carlos Pinheiro, Yvette Paz Soldán y Gato Pino.

Mis filmes elegidos son: El río de Juan Pablo Richter, Muralla de Gory Patiño, Las malcogidas de Denisse Arancibia, Viejo calavera de Kiro Russo y Algo quema de Mauricio Ovando.

—Dos de tus filmes han representado a Bolivia en premios Oscar y Goya. ¿Qué crees que tiene tu propuesta encima de las otras cintas nacionales?

—Aunque muy honrado por ambas selecciones, no sé quiénes son las personas que eligieron mis películas en ambas ocasiones. No sé cuál haya sido el criterio pero sí sé que uno elige siempre los filmes que tengan más visibilidad internacional (festivales, premios, etcétera), más infraestructura detrás de una campaña, así como también elementos que hagan dicha nominación posible… actores internacionales, calidad técnica, y sobre todo historias que tengan un impacto universal más amplio. La llamita blanca era una película hecha exclusivamente para Bolivia, muy localista y no me sorprende que su vida internacional haya sido de menor alcance, mientras fue una de las más taquilleras de Bolivia. No creo que tenga que ver con calidad de una peli sobre otra. Hay coyunturas y contextos muy específicos en ambos certámenes y las selecciones se hacen con esos criterios. Ahora bien, la buena noticia es que la calidad de nuestro cine y la diversidad de nuestros directores crece a pasos agigantados y eso es muy saludable. Nuestras películas no compiten entre sí, ni deberían hacerlo. De todas maneras, creo que toda película boliviana estrenada es una buena noticia.

Mi objetivo es que la gente no vaya al cine por ser película boliviana, sino porque es una buena película. Creo que hago cine para el mundo, desde lo anecdótico, lo local, lo personal o lo específico; pero cine universal que entienda y mueva a cualquier país o cualquier espectador independientemente de su nacionalidad o idioma.

Perfil

Nombre: Rodrigo Bellott

Nacimiento: Santa Cruz, 1978

Cargo: Director y productor.

El teatro

Estuvo durante cuatro años en Casateatro. Luego tuvo un paso casi fugaz por Teatro de los Andes.

(05/01/2020)