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Rita Calvo: ‘Bolivia es un país que baila’

La bailarina y comunicadora social Rita Calvo es la nueva directora de la Escuela Oficial de Ballet, institución que depende del Ministerio de Educación. La nueva autoridad habló con La Razón.

—¿Cuál es la situación con la que se encontró?

—La escuela tuvo una época muy hermosa en la que se tenían muchas obras, pero a lo largo del tiempo fue perdiendo recursos importantes, con una mala infraestructura, pocos ítems que no cubren las exigencia del currículo. Este es un plan de estudios muy completo que permite al alumno graduarse con todas las herramientas adecuadas. También tenemos que trabajar en establecer la titulación profesional.

Una cosa triste en la danza en el país es que no existe un horizonte profesional para los graduados de la escuela, por muy buena que ésta sea. Muchos no pueden desarrollar su arte para vivir. Tienen que trabajar de otras formas para sustentarse.

En ese sentido, creo que la escuela —y el elenco oficial, dependiente del Ministerio de Culturas— pueden trabajar para lograr resolver este punto, ayudando a crear un mercado laboral.

Los artistas no solo somos proveedores de farándula, también aportamos a la sociedad, por eso mi plan se resume en empoderar a los niños y niñas. También queremos tener representatividad en el resto del país. 

—¿Cuáles son los principales retos que identificó?

—En primer lugar esta es una institución educativa. Por tanto hay que revisar la aplicación de la metodología Vaganova,  —nombrada así por su creadora Agrippina Vaganova (1879 -1951) — que es internacional y maravillosa, yo me formé con ella. Por eso voy a estar mucho en las clases para ver esto y determinar qué cosas hay que mejorar.

En este punto también está la constante actualización del cuerpo docente. No hay que olvidar que el ballet es una disciplina que va evolucionando en técnica y en el mismo cuerpo de los practicantes. Para ello buscaremos alianzas con otras instituciones para llegar a ello.

En segundo lugar, garantizar la titulación de nuestros alumnos y generar oportunidades para que puedan tomar cursos en el exterior y continuar su educación.

En tercer lugar queremos llevar adelante gestiones para mejorar nuestra infraestructura. Estamos en una casa patrimonial bellísima (calle Indaburo), pero desde hace años que se encuentra en un estado fuerte de deterioro, por lo que necesitamos recursos de reparación o cambiar de sede a un espacio adecuado. 

—¿Cuántos alumnos y docentes tiene la escuela?

—Tenemos más de 300 alumnos y una docena de docentes. Sobre este punto, hay que recordar que el ballet no es una disciplina de enseñanza masiva. Hay que trabajar con cada alumno de forma individual, sobre todo los primeros años.

Tenemos la idea de abrir más cursos para facilitar el trabajo entre instructores y alumnos.

—¿Cómo ve la situación de la danza en el país?

—La situación de la danza académica clásica y contemporánea es muy difícil en el país.

Ambas disciplinas se han visto obligadas a refugiarse en emprendimientos privados porque hubo una suerte de desatención de este sector por parte de las autoridades. Y esto no es algo reciente, se viene dando desde hace ya varios años.

Creo que la escuela tiene que volver a ser un referente de calidad educativa y obviamente buscar que no solamente las autoridades le den más importancia, sino también mostrar que formar artistas no es una pérdida de tiempo.

Esto no es un hobby, es una apuesta por tener seres humanos sensibles, disciplinados, responsables, además creativos. Es que en una escuela de danza no se forman solo bailarines, se forman seres humanos.

Quizá no todos bailen o enseñen, pero sí tendrás personas disciplinadas, que saben trabajar en equipo, cuidan su cuerpo… algo que beneficia a todo tipo de profesionales.

—¿Qué tipo de danzas se enseñan en la escuela?

—Es muy variada. Sí, lo central es el ballet clásico, pero que es asimilado con mucho talento por nuestros estudiantes, quienes le dan el valor boliviano. No hay que olvidar que Bolivia es un país que baila.

También se les da nociones de música, historia del arte. Tenemos estilos, como la danza de salón, jazz, contemporánea, un bailarín debe ser flexible de mente.