Templada e intimista, así es la poesía premiada de Louise Glück
La poeta configura un universo íntimo, sutil y lleno de metáforas a lo largo de su obra.
La poesía de la escritora Louise Glück fue premiada ayer con el Nobel de Literatura 2020. Después del fallo, los lectores se preguntan qué hace que estos versos hayan sido receptores del mayor galardón literario. ‘Templada e intimista’ son algunas de las características de la enunciación poética de esta autora.
La poeta norteamericana de 77 años, nacida en Nueva York, es docente en la Universidad de Yale. Con más de 10 poemarios publicados, muchos de ellos traducidos al español por la editorial Pre-Textos, la Academia falló a su favor argumentando que es merecedora del premio “por su inconfundible voz poética que, con una belleza austera, convierte en universal la existencia individual”.
Llena de metáforas y comparaciones, la experiencia íntima que Glück propone en su obra una apertura a un mundo colectivo que interpela al lector. En libros como Ararat (2008), El iris salvaje (2006) y Praderas (2017), traducidos al español, la intimidad se presenta con un lenguaje serio, cercano a lo autobiográfico y que se cuestiona todo el tiempo.
“Posconfesional” es un título que le ha sido dado a la poesía de la autora. Si bien hay una referencia al “yo”, el poema nunca deviene una declaración social o política, sino una confesión sutil y templada sobre experiencias profundamente humanas: la pérdida, el duelo, el miedo, el trauma y el amor.
Al preguntarle a partir de cuál libro puede uno empezar a leer su obra, la autora respondió que “todo lo que sigue a mi primer libro creo que es de algún interés. Me gusta mi trabajo reciente. Averno (2011) me parece un buen sitio por donde empezar”, indica El Mundo de España.
Se pueden encontrar algunos de sus poemas en http://amediavoz.com/gluck.htm
Maitines, del libro Iris Salvaje
Perdóname si digo que te amo: a los poderosos
se les engaña siempre, los débiles
son siempre manejados por el miedo. No puedo amar
lo que no puedo concebir, y tú no revelas
virtualmente nada: ¿acaso te asemejas al espino,
siempre la misma cosa en el mismo lugar,
o a la dedalera inconsistente, que brota primero
como espiga rosada en la ladera, junto a las margaritas,
y al año siguiente es púrpura en el rosedal? Ya ves
lo inútil que es este silencio que promueve en nosotros la creencia
en que tú puedes ser todas las cosas, la dedalera y el espino, la vulnerable
rosa, la terca margarita; nada nos queda sino pensar
que no podrías existir. ¿Es eso lo que quieres
que pensemos? ¿Lo que explica el silencio esta mañana,
los grillos cuyas alas no se frotan, los gatos
que en el patio no pelean?