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Samba con distancia: vuelve la música a Rio de Janeiro

Tras más de siete meses sin tocar para un público de carne y hueso, apenas hicieron shows por internet, el grupo Samba del Trabajador reanudó este mes sus conciertos presenciales en el club Renascença, un tradicional reducto cultural en la zona norte de Rio.
Músicos tocando alrededor de una mesa, envueltos por una multitud apretada que comparte abrazos y cerveza al son de un ritmo contagioso: pocas cosas son más tradicionales en Rio de Janeiro que una rueda de samba.
Pero en tiempos de pandemia, quienes mantienen vivo este ritual histórico han tenido que adaptarse para poder reencontrarse con su público de forma segura y recuperar su fuente de ingresos.
«No tocamos más en ronda sino encima de un escenario frente a una platea», explica Moacyr Luz, de 62 años, fundador del tradicional Samba del Trabajador, un jolgorio que desde hace 15 años anima las tardes de los lunes para un público de hasta 1.500 personas.
«Se pierde un poco la naturalidad de la ronda, pero el samba no puede parar. Estamos pasando por una transformación», defiende Luz, un hombre blanco de cabellera tupida y barba grisácea.
«Antes las personas llegaban y se concentraban alrededor de los músicos. Con este nuevo formato se pierde el contacto, el calor de la ronda; antes sentías que estabas tocando con ellos», recuerda Dalia Melo, de 42 años, que acudió al show en compañía de su marido. «Lo importante es que volvió», celebra.