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En Suiza se discute sobre la fondue en tiempos de pandemia

¿Los aficionados al queso pueden seguir disfrutando de una buena fondue? ¿No corren el riesgo de contagiarse con el COVID-19 al compartir los tenedores? Estas dudas generan furor en Suiza, de donde es originaria esta famosa receta.

Los internautas hacen correr ríos de tinta virtual sobre cómo seguir disfrutando de este famoso plato con queso fundido. «Coman la fondue con una caña de pescar», propone uno de ellos, preocupado por el respeto de las distancias de seguridad.

Y así sigue la subasta para ver quién hace la propuesta más extravagante. «Cada comensal utiliza dos tenedores y un cuchillo, problema resuelto. Un tenedor para coger el queso fondue, el cuchillo para esparcirlo en el pan y el otro tenedor para comerlo», sugiere otro internauta.

La prensa suiza preguntó a expertos sobre la manera más segura de comer esta receta, pensada para ser disfrutada en compañía. Incluso llegaron a entrevistar sobre el tema al médico ginebrino Didier Pittet, que preside la misión de evaluación de la gestión de la crisis del coronavirus en Francia.

Producción de queso

Pittet, considerado el padre del gel hidroalcohólico, tranquilizó a los amantes de este plato: «¿Hay algún riesgo relacionado con la fondue? No, no hay ninguno».

Los productores de queso suizo, que integran la organización Switzerland Cheese Marketing, aseguraron que, tras haberlo analizado, llegaron a la conclusión de que «el riesgo de contagiarse con una fondue de queso es improbable».

Como explica el profesor Christian Ruef, especialista en enfermedades infecciosas, «en el recipiente de la fondue, el queso fundido alcanza unas temperaturas suficientes para matar el virus».

Ruef pide, sin embargo, prudencia y recomienda que esta se coma en grupos reducidos, preferiblemente en pareja.

La convivencia

«El problema es que, si están en una mesa varias personas juntas en un espacio reducido, estas hablan fuerte, ríen e incluso cantan. Son condiciones ideales para la transmisión del virus», explica.

«El peligro no se debe al recipiente de la fondue, sino al hecho de encontrarse con otras personas», aclara Gérald Bongioanni, gerente del famoso Café du Soleil en Ginebra, que sirve unas 300 fondues al día durante el invierno.

Pero los restaurantes tuvieron que cerrar por la pandemia. ¿La fondue también quedó confinada?

«¡Para nada! El plato nacional suizo, así como el amor por el queso fundido son más fuertes que todas las medidas sanitarias», asegura Arnaud Favre, presidente de la asociación Les Compagnon du Caquelon.

«La venta del queso para la fondue aumentó un 10% desde principios del año. Lo que demuestra que el confinamiento refuerza la convivialidad en las familias y grupos de amigos», añade.