Especialista israelí comparte raros archivos sonoros sobre los beduinos
La Biblioteca Nacional de Israel digitalizó recientemente su singular archivo de audio y lo transcribió al árabe y al inglés, con el fin de ampliar el conocimiento de la cultura beduina, poco documentada hasta ahora.
La vocación del investigador israelí Clinton Bailey, especialista en beduinos —que acumuló cientos de horas de grabaciones sonoras sobre esta sociedad nómada—, nació cuando corría al aire libre en el desierto del Néguev, en Israel.
Fue a finales de los años sesenta cuando este profesor de origen estadounidense, que enseñaba relaciones internacionales en la universidad de Columbia, en Nueva York, decidió trasladarse a Israel para enseñar inglés en un kibutz.
Mientras recorría las localidades beduinas, descubrió su fascinación por esta parte de la población que suele vivir en la pobreza y el aislamiento, al margen de la sociedad israelí.
Israel, con nueve millones de habitantes, cuenta con 250.000 beduinos que viven principalmente en el desierto de Néguev. Forman parte de la comunidad de árabes israelíes, descendientes de los palestinos que permanecieron en su tierra tras la creación de Israel en 1948.
Algunos han mantenido una existencia seminómada, otros la han abandonado pero siguen apegados a sus tradiciones.
En muchos paseos por el desierto, Bailey, que habla árabe, ha sido invitado a menudo a quedarse en sus tiendas. Más tarde, invirtió en un jeep que le permitió llegar a los pueblos más remotos.
«Al entender la cultura beduina, se entiende la naturaleza humana, cómo la gente se adapta a vivir en condiciones muy difíciles», explica a la AFP en su casa de Jerusalén, donde vive entre una montaña de libros.
La Biblioteca Nacional de Israel digitalizó recientemente su singular archivo de audio y lo transcribió al árabe y al inglés, con el fin de ampliar el conocimiento de la cultura beduina, poco documentada hasta ahora.
El proyecto pretende «ponerse al día documentando todos los aspectos de la cultura beduina en la sociedad israelí», dice Raquel Ukeles, jefa de colecciones de la biblioteca.
Desaparecer
Bailey se comprometió a grabar a sus interlocutores porque la tradición oral es su principal medio de transmisión cultural.
«Sentí que era importante registrar sus recuerdos», comenta el octogenario investigador, «sobre todo porque esta sociedad, tribal y tradicional, está en plena transición hacia la modernidad».
Verlos usar radios y recipientes de plástico era un presagio de una modernidad que inevitablemente invadiría sus tradiciones, dice, añadiendo que temía que la cultura beduina «desapareciera».
Unas 350 horas de grabación inmortalizan sus entrevistas con beduinos del Néguev, pero también del Sinaí egipcio, ocupado por Israel durante más de una década tras la Guerra de los Seis Días de 1967.
Abarcan temas tan variados como la historia, el sistema judicial o la poesía beduina, tema al que el especialista dedicó el primero de sus cuatro libros.
Los archivos estarán disponibles en internet para que todos los beduinos puedan acceder a esta «historia oral rara y de alta calidad» de su cultura e historia, precisa Ukeles.
La Biblioteca Nacional también está tratando de colaborar con estudiosos del Golfo, una región todavía muy impregnada de la tradición beduina, perspectiva facilitada por la reciente normalización de las relaciones entre Israel, los Emiratos Árabes Unidos y Baréin.
Puntos en común
En 1994, Bailey ganó el premio de la Asociación para los Derechos Civiles en Israel por su compromiso con la comunidad beduina.
El investigador acusa a los dirigentes israelíes de no prestar suficiente atención a las necesidades específicas de esta población y de alimentar así la hostilidad hacia el Estado.
Y como Israel no quiere tener en cuenta los derechos de propiedad tal y como existen en el sistema jurídico oral de los beduinos, las tensiones siguen siendo elevadas.
El Estado destruye regularmente edificios que considera ilegales por haber sido construidos sin permiso.
Si Israel no escucha sus reivindicaciones, esta minoría «será más resistente, agresiva, y será más difícil tratar con ellos», afirma el investigador.