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Una breve historia de la revista boliviana ‘El Chaski’

Todo empezó en el Centro Cultural y Pedagógico de Portales en Cochabamba, en 1983, cuenta la escritora Mariana Ruíz Romero, autora de la investigación Historia de la revista infantil El Chaski, donde analiza la importancia, tanto del formato como de la revista misma, a lo largo de los años.

“Es la primera revista en Bolivia que se abre a dos bandas: la primera es hablar a los niños y la segunda es dejar que ellos se expresen”, dijo Ruíz en contacto con La Razón.

Sus creadores son Elisabeth Hüttermann, Jesús Pérez y Rosalba Guzmán junto a un equipo de escritores e ilustradores que cada mes la preparaban y publicaban.

Los primeros años

La historieta ‘Los rebeldes’ escrita por Rosalba Guzmán y con dibujos de Jesús Pérez fue la primera historieta hecha pensando en los niños bolivianos.

Para Ruiz, la revista debe mucho de su importancia al impulso que le dio el diario Los Tiempos al distribuir gratuitamente el suplemento La Yapa, lleno de historias importantes, cuentos bolivianos y de la literatura universal como El príncipe feliz de Óscar Wilde.

El tiraje de la revista llegó a ser de 9.000 ejemplares y su suplemento llegó a los 28.000 en los ochenta, en plena crisis económica del gobierno de la Unión Democrática y Popular (UDP).

En 1987, bajo el amparo de editorial La Luciérnaga, dirigida por Hüttermann, nace en sus páginas la historieta Los rebeldes, con guión de Rosalba Guzmán y dibujo de Jesús Pérez, una de las instancias de este genero dedicada a representar a los niños del país.

Ese mismo año, gracias a un decreto ministerial, El Chaski es declarado texto oficial escolar.

Un legado conservado digitalmente

Una de las portadas de la revista cuando Manuel Vargas asume el control editorial.

En 1990, la revista ahora propiedad exclusiva de editorial La Luciérnaga, obtiene la Gran Orden Boliviana de la Educación en el Grado de Comendador.

Tras llegar a los 100 números ingresaron más colaboradores importantes como Joaquín Hinojosa, Graciela Neira, Juan Carlos Parra y Manuel Vargas. Este último fue, según la investigadora, el principal impulsor de la revista, quien la llevó más lejos.

“Manuel llegó a conseguir financiamiento para viajar en lo que fuese: canoa, camión, carretón, a distintas partes del país y entrevistar en el idioma original a los niños”, aclara la escritora.

“Manuel Vargas, junto con Rosalba Guzmán, son héroes por seguir, frente a toda dificultad, produciendo contenido para niños”, añade Ruiz, presidenta de la Academia Boliviana de Literatura Infantil y Juvenil.

En 1992 la editorial se muda a La Paz donde opera por tres años.

Su fin llega debido a que la Reforma Educativa lo cambió todo, incluso el financiamiento que permitía un trabajo profesional.

Hoy su legado será conservado digitalmente en el sitio web www.elchaskisiguecorriendo.org.