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Ghana vuelve a la escena musical internacional gracias a los afrobeats

El sábado por la noche es un día de fiesta en el Purple Pub de Accra, la capital de Ghana. Incluso en plena pandemia, pese a que bares y clubes están oficialmente cerrados, el afrobeats no deja de bailar ni exportarse.

En el animado barrio de Osu, los primeros parranderos vacían las cervezas locales en sillas de plástico, mientras los altavoces a todo volumen impiden oír lo que dice el vecino.

Después de medianoche, el cuerpo se despierta y las sillas se vacían. En cuanto se escucha alguna canción de Sarkodie o de Stonebwoy, los reyes del afrobeats ghanés, toda la calle se contorsiona.

«El afrobeats no es solo hiperpopular aquí, en Ghana, ahora tiene un auténtico reconocimiento a nivel internacional», dice Stonebwoy en su estudio de grabación, tapizado con premios internacionales.

«En Europa empiezan a surgir festivales de afrobeats. Estoy feliz de ver la música del oeste de África ir tan lejos. Me encanta ver a fans aguerridos en India o en Bangladés», dice el cantante que cuenta con 3,6 millones de seguidores en Instagram.

El afrobeats viene del afrobeat (sin S), género musical de los años 1970 popularizado por el gran Fela Kuti, surgido y popularizado en Nigeria, el gigante del África occidental desde hace varios años.

En 2016, el público occidental descubrió la música afrobeats gracias al éxito «One Dance», que cantaron la superestrella canadiense Drake y el nigeriano Wizkid, convertido en la pieza más escuchada en toda la historia en Spotify, superando los mil millones de escuchas.

EN LOS PASOS DE NIGERIA

Y ahora, junto a las estrellas nigerianas con millones de abonados —Wizkid, Burna Boy, Davido— emergen a su vez, y en su estela, músicos ghaneses.

Gyakie (398.000 abonados), Joey B (430.000 abonados), KiDi (1,6 millones) pero sobre todo Sarkodie (4,4 millones), Stonebwoy y Shatta Wale (3,2 millones de abonados), como la canción «Already», interpretada por Beyoncé y Major Lazer que fue uno de los éxitos del verano 2020, que ponen a Ghana entre los países que cuentan en la escena musical pop en África.

Jefferson Seneadza, cofundador de la plataforma ghanesa de streaming musical Aftown, destinada a promover la música africana, confirma haber percibido «un interés masivo por la música ghanesa».

«Al fin, nuestra industria musical se ha tomado en serio», dice con orgullo, y puede propulsar sus talentos al ámbito internacional. El último álbum de Stonebwoy, por ejemplo, fue escuchado más de un millón de veces en una semana en nuestra plataforma. ¡Y muchas de estas escuchas provenían del extranjero!»

La joven cantante Gyakie firmó a principios de año un contrato con el gigante estadounidense Sony Music, poco después de que una delegación de la empresa visitara Ghana para buscar talentos en el mercado local.

«En el afrobeats, Ghana puede rivalizar en la actualidad con Nigeria», asegura Jim Donnett, responsable de relaciones públicas de Sony Music West Africa. «¡Pero es una competición sana!»

Los músicos atribuyen este éxito a la mezcla de géneros. «Mi música es afro-dancehall con influencias de la música caribeña», dice Stonebwoy, con una gorra roja estridente sobre sus cabellos trenzados.

«Tomo prestado el dancehall jamaicano, el reggae, y lo cuezo todo en la gran cacerola de la música africana, agregando ritmos y melodías del continente».

LA HIGHLIFE

El resultado: ritmos contagiosos que, interpretados por una voz poderosa, forman canciones irresistibles.

Pero la afrobeats ghanesa se distingue sobre todo de su gran hermana nigeriana por una particularidad: la herencia de la highlife.

Este género musical apareció en el Ghana colonial, entonces llamada Costa del Oro, a principios del siglo XIX, adaptando ritmos tradicionales del pueblo Ashanti con los instrumentos occidentales que aportaban los colonos.

El primer éxito internacional que conoció Ghana fue precisamente con la highlife.

«Desde los años 1970, grandes grupos de highlife como Osibisa llenaban ya estadios enteros», recuerda el músico ghanés-rumano Wanlov the Kubolor, icono cultural vanguardista y autor de un álbum titulado «Afrobeats LOL».

«Pero la popularidad reciente de los afrobeats es de otro tipo. Gracias a internet, los jóvenes artistas ghaneses pueden tener un éxito viral muy rápidamente. El mundo entero tiene ahora acceso directo a nuestra escena musical efervescente», se regocija.

Pero el covid-19 y las restricciones sanitarias estrictas erigidas por el gobierno desde marzo de 2020 han supuesto un golpe duro para el sector musical.

Las anulaciones de festivales, conciertos, que representan lo esencial de los ingresos de los artistas africanos, han debilitado el sector donde apenas había financiación.