En el centro paceño, en la calle Ayacucho, cerca al Prado, la tarde del 26 de mayo estuvo marcada gente aplaudiendo y bailando morenada, al compás de los músicos de la Orquesta Sinfónica Nacional, quienes realizaron un ensayo a puertas abiertas «para demostrar su apoyo a la defensa del patrimonio cultural boliviano», como dijo a La Razón Weimar Arancibia, miembro de la Orquesta y conductor de la performance.
Fue la primera vez en la historia de la institución que se hizo algo de este estilo. Repartidos en dos pisos, con los instrumentos de viento —bronces y maderas en la jerga de los músicos— apostados en el primer y segundo piso, casi pegados a las terrazas y ventanas; y los instrumentos de cuerda y percusión en la planta baja, donde se congregó la gente.
«Es un aporte desde la orquesta a la lucha por el patrimonio cultural boliviano», remarcó Arancibia. El músico detalló que la orquesta interpretó tres morenadas tradicionales. Todo comenzó con Cecilia, la pieza hecha famosa por Jacha Mallku, la cual, para la ocasión, contó con un arreglo voluntario del maestro Remberto Carvajal. La segunda pieza fue Ironías de la vida de los hermanos Cámara con arreglos para la orquesta del maestro Willy posadas, uno de los miembros mas antiguos de la orquesta. El popourrí terminaba con Aromeñita del maestro Soliz, con un arreglo del maestro Álvaro Montenegro.
«Se han hecho estos arreglos para jugar con la extensión de las morenadas, sin perder la esencia de las piezas», explicó Arancibia, quien entre repeticiones, descansos y ovaciones de los peatones, dirigió esta performance por una hora y media.
«Ha sido un trabajo muy interesante el generar la coordinación para esta perfomance«, añadió. Y dada la respuesta positiva de los viandantes, los miembros de la institución están analizando realizar presentaciones parecidas, siempre en apoyo a la identidad cultural nacional.
«Se nota que ha llegado nuestro mensaje y entusiasmo», dijo el músico.