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Artista disidente cubano, Luis Manuel Otero, hospitalizado hace 29 días es dado de alta

El artista disidente cubano Luis Manuel Otero Alcántara fue dado de alta el lunes tras estar hospitalizado 29 días sin comunicación con el exterior, según sus familiares, lo que generó un movimiento de solidaridad de un grupo de artistas de la isla.

El equipo médico del Hospital Universitario General Calixto García ha «decidido darle el alta hospitalaria» después de que los cuidados permitieran «su recuperación integral», dijo en un comunicado la dirección Provincial de Salud de La Habana.

Otero Alcántara, de 33 años, «ha reiterado su agradecimiento al personal a cargo de su atención, el cual ha respetado la voluntad del paciente, tanto para los procederes médicos, los cuidados, su nutrición y el tiempo de permanencia en el hospital, lo cual está respaldado por su firma en la historia clínica», dijo el comunicado.

El artista de performace, que ha sido señalado por el gobierno cubano de estar financiado por Estados Unidos, llegó al hospital el 2 de mayo pasado, ocho días después de declararse en huelga de hambre para denunciar el despojo de sus obras por parte de agentes de seguridad.

En los primeros días, las autoridades hicieron público su historial médico para demostrar que estaba en perfecto estado de salud.

Luego se publicaron en las redes sociales varios vídeos suyos, aparentemente grabados por los médicos. Pero su familia se quejó de que era imposible comunicarse con él y dijo que estaba retenido contra su voluntad.

El gobierno estadounidense pidió su liberación «inmediata» y Amnistía Internacional lo declaró «preso de conciencia».

Horas sombrías

En solidaridad, una veintena de artistas cubanos habían exigido la semana pasada que sus obras en el Museo Nacional de Bellas Artes de La Habana dejaran de ser accesibles al público.

Pero el Bellas Artes rechazó este reclamo: «El museo no acepta una demanda que no se aviene con la vocación de servicio de nuestra institución ni con el interés del público al que se debe».

«El arte cubano está viviendo horas aciagas (…), la criminalización de la diferencia no es, ni será, un camino para la convivencia», lamentó la semana pasada en Facebook el pintor Tomás Sánchez.

Célebre por sus paisajes oníricos de bosques, este pintor de 73 años, radicado en Costa Rica, ha expuesto sus obras en Francia, México y Estados Unidos.

Para las autoridades comunistas, Otero Alcántara es un «mercenario» pagado por Washington para promover la agitación política.

El gobierno estadounidense hace «un simulacro de preocupación por los derechos humanos, mientras esconde (sus) verdaderos propósitos», afirmó Johana Tablada, subdirectora para Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores.

Victoria de la sociedad civil

Desconocido para el gran público hasta el año pasado, la cara de Otero Alcántara aparece regularmente en noticieros de la televisión estatal cubana, que lo acusa de estar financiado y manejado por el Instituto Nacional Demócrata de Estados Unidos, centro de reflexión dirigido por la exsecretaria de Estado Madeleine Albright.

«Mienten», dijo Otero en abril a AFP. «Lo que hace un artista es cuestionar un problema (…) y es lo que estoy cuestionando como artista y a través de mi obra».

Nacido en una familia humilde, este hombre que se define como «artivista», por artista y activista, realizó en los últimos años una serie de performances, generalmente provocadoras, como una en la que intentó cubrirse el cuerpo con excremento frente al Capitolio de La Habana para protestar contra un decreto que regula a los artistas.

En otra, se propuso caminar durante días por la ciudad con un casco de constructor, después de la muerte de tres niñas por el derrumbe de un balcón de un edificio en ruinas.

En noviembre pasado se atrincheró con otros miembros y simpatizantes de su colectivo, el Movimiento San Isidro, en su casa para denunciar el arresto de un rapero.

Durante 10 días, el grupo, algunos de ellos en huelga de hambre, transmitió su protesta vía internet, consiguiendo una audiencia internacional.

El desalojo del grupo desató una histórica protesta de 300 artistas frente al Ministerio de Cultura, el pasado 27 noviembre.

Aunque una parte de ellos no comparte las convicciones ni los métodos de Otero Alcántara, muchos muestran un malestar creciente con los límites que les son impuestos.

«Esto ha sido un logro de la sociedad civil cubana y de los artistas que han demostrado una madurez y un conocimiento de sus derechos que ya no nos lo pueden arrebatar», dijo a la AFP la artista plástica Tania Bruguera, de 52 años, otra de los reclamantes, que ha llevado su obra al Tate Modern de Londres y al Museo de Arte Moderno de Nueva York (Moma), y que también pide el retiro de su obra.