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Los ‘nuevos pobres’ del Líbano se ven obligados a recurrir a la escuela pública

Como miles de familias libanesas que vieron cómo se hundían sus ingresos a causa de la crisis del país, Roula Mrad y su esposo tuvieron que inscribir a su pesar al menor de sus hijos en la escuela pública, peor considerada que el sistema privado.

«Mis hijos siempre han estado escolarizados en el sistema privado (…) pero las cosas cambiaron drásticamente. No podemos permitirnos ese privilegio», confiesa Roula, empleada del ministerio de Finanzas, desde su departamento alquilado en Beirut.

La pareja pagaba cada año 8.000 euros (casi 9.450 dólares) por el colegio privado de sus tres hijos.

Pero desde que la divisa nacional perdió el 90% de su valor frente al dólar, Roula y su marido no pueden seguir pagando esa cantidad.

El año pasado ya apuntaron al hijo mayor en una escuela pública, y este año, Rayan, de 14 años, seguirá los pasos de Rawad, de 18, en la vuelta al cole a finales de septiembre.

El cambio de colegio del mayor el año pasado les permitió respirar un poco, su escolarización pasó de costar 2.600 (más de 3.000 dólares) a 150 euros (177 dólares), y «los libros de texto fueron gratis».

Catástrofe

La crisis económica en el Líbano, una de las peores en el mundo desde 1850 (según el Banco Mundial), obligó a Sami Makhlouf a apuntar a sus cuatro hijos el año pasado a la escuela pública de su pueblo, Qaa, en el valle de la Beká (este), donde había emigrado la familia.

Este fontanero de 55 años, reconvertido a la agricultura, pagaba 13.000 dólares al año entre la matrícula, los manuales escolares y las actividades escolares.

«Estamos obligados a adaptarnos (…) La crisis diezmó a la clase media. Nos hemos convertido en los nuevos pobres», suelta.

Según la ONU, el 78% de la población libanesa vive hoy en día bajo el umbral de la pobreza. En abril, la ONG Save the Children alertó de la «catástrofe» educativa ante este empobrecimiento galopante.

Desde el inicio de la crisis en 2019, más de 90.000 alumnos de colegios privados pasaron a la escuela pública, 55.000 solo el año pasado, según las estadísticas que el Ministerio de Educación proporcionó a la AFP.

El número de alumnos en las escuelas del Estado debería aumentar este año en un 14% en el primer ciclo educativo, y en un 9% en el segundo.

Con 383.000 alumnos en colegios públicos, las autoridades intentan gestionar esta situación atípica gracias a numerosas donaciones extranjeras.

Así, 122 escuelas fueron equipadas con paneles solares para paliar la escasez de carburante, y le seguirán otras 80. Además, los libros de texto serán gratuitos en todos los niveles de la educación.

«Supone un enorme desafío», admite Hilda Khoury, directora de orientación pedagógica en el ministerio.

Pero también una «oportunidad», según ella, para reformar la escuela pública, en un país en el que los establecimientos gestionados por el Estado llevan mucho tiempo descuidados.

El fin

Por el contrario, las escuelas privadas sufren otro tipo de problemas.

La huida de alumnos provocó cierres, recortes y trasvases de profesores, lo que hace temer a muchos lo peor si la crisis continúa.

La red de escuelas católicas, que el año pasado tenía 321 establecimientos y 185.000 alumnos, perdió 9.000 estudiantes y tuvo que cerrar 14 escuelas.

«Si no se apoya al sector privado, será el fin de la educación de calidad en el Líbano», avisa el padre Boutros Azar, responsable de la red.

De los 43.000 profesores, responsables y empleados, «varios miles ya se han ido», afirma Rodolphe Abboud, presidente del sindicato de maestros de escuelas privadas, que habla de una «hemorragia» en su sector.

Los padres también protestan ya que algunas escuelas anunciaron un aumento de los gastos de matrícula entre el 30 y el 35%.

«Nuestros ingresos no han aumentado, algunos padres incluso perdieron su trabajo», se lamenta Lama Tawil, directora de la Unión de comités de padres de la escuela privada.

Muchas familias se han visto obligadas a emigrar a Europa, Emiratos Árabes Unidos o a Chipre.

«Es lo nunca visto», dice Tawil. «Hasta la educación, pilar de nuestra sociedad, se hunde».