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Willy Claure y la historia detrás de sus más célebres cuecas

El viernes musical de Piedra, Papel y Tinta, programa del stream de La Razón conducido por Claudia Benavente, fue escenario de una visita única: Willy Claure, el famoso compositor y músico boliviano, visitó el galpón del periódico con su música, sus historias, su esencia.

El programa comenzó con una mención al disco El paraguas (1996) que Claure grabó con Emma Junaro. Poco sabían entrevistado y entrevistada que aquel sería tan solo el primer recuerdo que evocarían. Este fue un disco en el que Claure aún no disfrutaba mostrarse mucho como cantante, pero curiosamente es uno por el cual es muy recordado tanto por las viejas generaciones, como por las nuevas.

«Vero Pérez me dice ‘Willy, este disco yo lo escuchaba desde que era niña por mi mamá’, y este tipo de comentarios me gusta mucho porque parece que ha quedado en una época bonita», dijo el compositor. También reveló que con Emma Junaro están pensando y preparando una forma de presentar de nuevo esta propuesta que marcó la carrera de ambos músicos.

Pero entonces, en la entrevista, se exploró otras importantes memorias de la carrera de Willy Claure.

LA HISTORIA DETRÁS DE CANTARINA

Benavente preguntó sobre Cantarina y Claure quiso hablar acerca la canción popularizada con el filme Los andes no creen en Dios (2007) del director Antonio Eguino.

«Cantarina es una satisfacción inmensa para mi carrera, para mi vena de composición y mi trabajo sobre la música boliviana, sobre la cueca boliviana», dijo Claure.

En apenas unos cuantos años esta canción se hizo muy conocida en Bolivia como parte de la historia del filme en que Joaquín Avila, encarnado por Milton Cortéz, se enamora de Claudina Morales, la famosa Miski Simi, en este filme que a su vez es una interpretación libre de una novela y dos cuentos del autor boliviano Adolfo Costa du Rels.

«Desde que me vi en tus ojos/ Voy de desvelo en desvelo/ Con la ilusión de que un día/ Quieras llevarme a tu cielo», le canta Cortez a Ortiz en el filme, haciendo parecer que fue la la Miski Simi quien inspiró la canción, cuando en realidad la verdadera musa, al menos de la melodía, no fue otra más que la misma Emma Junaro.

El tema nació en las calles de Suiza. «A veces la melodía me viene en la calle y la grabo en mi teléfono», contó el guitarrista. «A Emma Junaro le debía una cueca y con Emma nos ha unido un cariño grande como amigos y músicos. Ella me ha despertado a la música latinoamericana porque hasta que la conocí yo solo hacía música tradicional boliviana con Kanata, en Cochabamba, en 1982, justo después de la caída de García Meza».

Vea la entrevista a Willy Claure en Piedra, Papel y Tinta, con Claudia Benavente.

Claure compuso la melodía y se la regaló a Junaro. Sin titulo, sin letra, solo música que Junaro bautizó. «Yo le ponía apodos y, a veces, le decía Cantarina y ella propuso que se llame así por el apodo».

Ese quizás habría sido el fin de la historia, pero el 2006 llegó Eguino. El director quería una canción de amor, quería «cosas que yo no podría haberle dicho a Emma de sus ojos, de su persona física». Por fortuna a Milton Cortez «no le costo mucho. Milton tiene una vena lindísima como compositor. Yo no soy especialista en letras», admitió Claure.

CUECA PARA NO BAILAR

Pero Claure es un artista conocido por algo más que una canción.

«En algún conversatorio un grupo de jóvenes dijeron: ‘Tenemos la cueca tarijeña, paceña, cochabambina, chuquisaqueña y… cuecas para no bailar», contó Claure, en referencia tanto a su disco estrenado en 2015, como a la canción que dio nombre a ese álbum.

El origen de este tema también se remonta a varios años, específicamente a 1996, cuando César Junaro visitó a Claure en su estudio, cuando la canción no tenía ni título y no era más que una melodía. «No esta bien esta cueca, ¿no?», aseveró entonces el legendario César Junaro. «No tiene los tiempos correctos, cada estrofa tiene un tiempo en la cueca», le explicó Junaro a Claure, quien en esa época no estaba tan metido en el tema de la cueca y no sabía cuáles eran las formas, la estructura.

«Lo hacía de forma muy intuitiva», admitió Claure. «Y sí sonaba medio raro, pero para mi era una cueca», acotó. Junaro le había explicado que los bailarines, cuando bailan, cuentan tiempos y con la estructura tal como la armó Claure no podrían bailar. «Le falta compás», dijo César Junaro y así nació el título.

La música ya estaba, solo faltaba la letra. Para eso hizo falta la llegada de Ana María Ramos, madre del arreglista Daniel Pérez. «Ella vino a ponerle letra a las canciones de ese disco sin saber nada de la historia de cómo nació. Se inventó una historia de un hombre solo que no puede bailar porque una cueca se baila entre dos».

INTIMIDADES MUSICALES

«Agradezco a todos los medios de comunicación, especialmente a La Razón, que me apoya con mi conciertos, o con el el lanzamiento del Cuecagrama, una forma especial de enseñar a la gente de todo este universo qué es la cueca boliviana», dijo el cantante.

Aprovechó para anunciar que este jueves 28, viernes 29 y sábado 30 de octubre dará un concierto titulado Íntimo en el Espacio Simón I. Patiño donde además de sus cuecas, tocará temas instrumentales de toda América Latina.

«Íntimo porque es para mostrar intimidades mías. Musicales, obviamente» afirmó entre risas.

«La cueca une, el baile de la cueca une a una pareja, es un galanteo. La cueca nos une con la marinera peruana, la cueca hermana con chile, con Latinoamérica», dijo

Las reservas para acceder a este show presencial al 72554848. El aforo será limitado a 90 personas.