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Del libro al celuloide: la historia de las dos Genovevas

En el arte boliviano existen dos adolescentes llamadas Genoveva. Una es la protagonista de la novela 98 segundos sin sombra, escrita por Giovanna Rivero, y la otra es la protagonista de la adaptación de este libro al cine, dirigida por Juan Pablo Richter.

Este 25 de noviembre llega a las salas de La Paz, Cochabamba y Santa Cruz la película 98 segundos sin sombra, donde la actriz Irán Seitún da vida a Genoveva Bravo Genovés, una chica de 16 años que trata de sobrevivir a las monjas de su colegio, a sus hostiles compañeras de curso, a sus padres sin esperanza y al narcotráfico en “Culo del Mundo”, su pueblo, en el oriente boliviano.

“Lo que más disfruté de la novela de Giovanna, sin duda alguna, fue Genoveva. La construcción del personaje, su mirada, su calor, mordacidad, madurez. Te tengo que ser muy honesto: yo hice esta película por ese personaje”, confiesa Richter a La Razón, al explicar cómo su adaptación no tiene la infinidad de elementos que tiene la novela, pues su intención principal era hacer un retrato de este personaje, “entrar a su cabeza e imaginación”.

Oriundo de Beni, para Richter era importante que el filme también retratara la textura y atmósfera del oriente boliviano de la década de 1980, en la que está ambientada la cinta. Entre ese detalle y la transformación de la Genoveva literaria en la fílmica, la escritura del guión le tomó tres años.

“Me armé un método particular con colores, marcadores, arrancando hojas del libro, cortándolas, viendo formas de que esta película tenga una personalidad distinta, en términos cinematográficos”, cuenta. Aun así, la primera de seis versiones del guión salió larga. Así se lo hizo notar la escritora británica Claire Downs, quien le dio un consejo fundamental: olvidar que el guión era la adaptación de una novela.

“Y eso me dio mucha libertad. A partir de ahí, hice una revisión de todos los elementos fundamentales en la experiencia de Genoveva, los reuní y me los apropié”, dice Richter.

Para ayudarlo a mantener el norte estaba la productora Paola Gosálvez, “siempre mi referencia y diálogo creativo mas importante”. “Yo nunca había escrito un personaje femenino con la profundidad de Genoveva y si bien tenía el input que Giovanna puso en la novela, era fundamental no perder el rumbo y estar atento a las características propias de un personaje femenino”.

Para Richter, su acierto más grande, después de obterner la venia de Rivero, fue compartir el guión con Downs, Gosálvez e Irán Seitún, quienes se hicieron dueñas del texto y ayudaron a la Genoveva de celuloide a nacer y ser un tanto distinta a su hermana literaria.

“La adaptación de Richter ha sido muy leal al espíritu de la novela, pero también bastante autónoma en sus decisiones cinematográficas y eso me gusta mucho”, explica al periódico la autora Giovanna Rivero. “Cada arte tiene una semiótica en la que los personajes se paran y deben respirar por cuenta propia. Eso hacen las dos Genovevas. La literaria toma algunas decisiones que la cinematográfica no, y ahí hay una diferencia narrativa importante en el desenlace que el guión de Juan Pablo Richter propone para la vida de su Genoveva”, añade.

Rivero disfrutó mucho el filme. “Fue uno de los regalos más importantes que el camino del arte me ha hecho”, remarca, elogiando el trabajo de Richter y contenta de que este haya creado a su propia Genoveva. Y el director está feliz de haber retratado a un personaje que lo conmovió, filmando en plenos conflictos de 2019, contra viento y marea, para que, en 11 días más, podamos conocer a su Genoveva y después (o también antes) a la literaria en las páginas de la novela de Rivero.