Ch’utas volvieron con baile y tradición, pero la mayoría sin barbijos
La entrada se celebró ayer, domingo 6 de marzo, en un día soleado con entusiasmo, alegría y color.
Una gran parte de los bailarines no utilizaron barbijos ni máscaras faciales.
Imagen: Álvaro Valero
La entrada de ch’utas enterró al Pepino con baile y tradición, pero la mayoría de los bailarines y espectadores se quitaron los barbijos con el transcurrir de las horas. Ayer, las fraternidades volvieron después de dos años sin celebrar el Carnaval.
El recorrido se inició en la plaza Garita de Lima, zona 14 de Septiembre. El tráfico de vehículos estaba cortado en las calles Tumusla y Max Paredes, desde la altura de la avenida Buenos Aires.
El entierro simbólico del Pepino se realizó entre las 12.00 y las 13.30 en la puerta del Cementerio General (Av. Baptista), donde se encontraba el palco oficial.
Al empezar la entrada, la mitad de los bailarines y el público llevaban barbijos y/o máscaras faciales transparentes. La otra mitad no tenía ninguna protección.
Al transcurrir la tarde, una o dos, de cada 10 personas, estaban con barbijo, tomando en cuenta a bailarines y público. No se evidenció control de parte de los funcionarios ediles y de la Policía de las medidas de bioseguridad ni del consumo y venta de bebidas alcohólicas.
Bebida.
En la ruta de la entrada, la venta de cerveza se realizó a muchos de los fraternos, tanto en sus momentos de descanso como cuando bailaban.
El público asistente también consumió esta bebida. Había puestos de venta así como vendedores ambulantes.
Entre las 14.00 y las 16.00 se pudo ver alrededor de 30 efectivos policiales y ocho guardias municipales en el trayecto de la entrada. Algunos policías recorrían la entrada, otros se encontraban en algunas esquinas y cerca del palco. También indicaban por dónde debían transitar los espectadores y brindaban orientación.
Mujeres con trajes de cholas y hombres caracterizados de ch’utas y pepinos, con atuendos de diferentes colores y brillo, de acuerdo a su agrupación, inundaban el paisaje en todo el trayecto de la entrada.
Las fraternidades subieron bailando por la avenida Baptista al ritmo de sus bandas, hasta llegar al palco oficial, donde los bailarines lucieron sus mejores pasos.
Su trayecto continuó por la avenida Kollasuyo hasta la calle Reyes Cardona, dando la vuelta hacia la avenida Héroes del Pacífico y concluyó en la calle Picada Chaco, en la zona El Tejar.
Bailar en la entrada de ch’utas es para varios participantes una tradición relacionada con sus familias. Wendy Fabiola Guachalla Mamani, reina de la fraternidad Romperragas de Challapampa, tiene 27 años y hace seis años que baila en la entrada.
Guachalla comentó que su fraternidad pertenece al sector carnicero y que ella baila porque su familia se dedica a la venta de carne. “Mis bisabuelos y abuelos vendían carne, yo soy comerciante pero pertenezco a la familia carnicera”, afirmó.
Pepino.
Adrián Sóliz, también es representante de la fraternidad Romperragas de Challapampa, tiene 24 años y baila de pepino desde sus 12 años. “Desde niño llevo los colores rojo, blanco y azul de mi fraternidad y los llevaré hasta cuando muera”, expresó.
Para otros bailarines éste fue su primer año en la entrada de ch’utas, como Ingrid Flores, esposa de Adrián Soliz. “Es un gran esfuerzo, son valientes quienes bailan, especialmente si el clima es caluroso”, afirmó.
Algunas participantes comentaron que los precios de un vestuario nuevo para las mujeres que bailan en la entrada oscila entre los Bs 2.000 y Bs 6.000.