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Su fanatismo por ‘Star Wars’ lo obligó a hacer su propio R2-D2

Damián Orozco y una de sus hijas lucen los trajes hechos por él. Los acompaña el R2-D2 creado por el fanático. Foto: Rodwy Cazón.

Damián Orozco y una de sus hijas lucen los trajes hechos por él. Los acompaña el R2-D2 creado por el fanático. Foto: Rodwy Cazón.

El internet fue el mejor aliado de Damián Orozco para lograr un sueño, construir su propio R2-D2, el famoso droide astromecánico de Star Wars. El fanático de la saga creó el robot en nueve meses, que no solo es un armazón, sino que “tiene vida”.

Se mueve, habla y posee todas las características y detalles del original, aunque el humilde R2-D2 boliviano está hecho en base a cartón prensado y muchísima dedicación.

Debía haberse presentado inicialmente en la Convención Star Wars Fan Club Bolivia de 2019, pero por los conflictos sociales, ésta no se efectuó. Recientemente fue llevado a la Expo Obi-Wan, el mes pasado, donde unos cuantos afortunados vieron con asombro al personaje de 1 metro con 9 centímetros, tamaño que también tiene el original.

“Soy fanático desde que recuerdo. Ya son 40 años y uno siempre tiene el deseo de tener una figura o algo que demuestre su fanatismo. Pero con Star Wars es un poco complicado por cuestión de dinero. Algunos son coleccionistas de figuras y es una inversión enorme. Entonces, ¿qué queda? Hacerse uno mismo las cosas”, confiesa a La Razón Damían René Orozco Cerda, quien actualmente tiene 52 años.

El robot mide 1 metro con 9 centímetros, igual al original. Foto: Rodwy Cazón.

Construyó su robot a los 49 años, dedicándole su esfuerzo de 20.00 a 03.00 de lunes a sábado (después del trabajo), además de los domingos.

Todo comenzó en 2015, con el estreno de Star Wars: Episodio VII-El despertar de la fuerza. “Una de mis hijas me dijo que quería ir al cine caracterizada como uno de los personajes. En tres días le hicimos un traje de Rey Skywalker y luego conocí Pepakura (software japonés para crear modelos de papel en base a gráficos 3D). Ahí encontré el casco de Darth Vader y la idea simplemente era tenerlo como un adorno”, cuenta.

Finalizado el proyecto, se animó a hacer el resto del traje en esa técnica y, posteriormente, vinieron los trajes de Leia y un stormtrooper, que son armaduras que Orozco y sus hijas utilizan para hacer cosplay.

“En 2019, ya hablando con otros amigos fanáticos, uno empieza a soñar y a querer tener una u otra figura. Entonces dije: voy a tener un R2-D2 y lo visualicé”. Así, empezó a investigar.

Inicialmente pensó en hacerlo con Pepakura, ya que el modelo estaba disponible, pero abandonó la idea al ver que era plano. “Era básicamente un turril, ya que los detalles están impresos y solamente es un adorno”.

Algunos de los trajes fabricados por este fanático. Foto: Rodwy Cazón.

Luego de conseguir el modelo, prosiguió su búsqueda y apareció la página Astromech.net, que incluía los planos que necesitaba. “Cada uno tiene instrucciones de cómo armar y originalmente debía ser de una lámina plástica que lamentablemente aquí no hay. Busqué algo parecido y encontré el cartón prensado, que me pareció más factible”, explica.

Utilizó ese material en tres espesores. Desde el más grueso de 4 milímetros hasta el de 1 milímetro, que se empleó para el domo de la cabeza. En algunas partes se empleó trupán (madera aglomerada).

“Fue todo un proceso con muchos obstáculos y limitaciones, pero el fanatismo es tan grande que a uno le obliga y le hace aprender cosas que en su vida imaginó”, reflexiona Orozco, a quien, a pesar de no haber estudiado una carrera universitaria, el conocimiento de análisis de sistemas terminó dándole muchas alegrías. Solamente tuvo que creer en sus habilidades hasta conseguir su objetivo.

“Hay una placa que se llama Arduino (plataforma de creación de electrónica) de microcontroladores que antes en ingeniería se usaban para programar la producción industrial. Últimamente, ya de forma didáctica, está disponible para que los niños aprendan. El primer paso es encender y apagar un led (fuente de luz)”, comenta el entrevistado.

Detalle del interior de la cabeza de R2-D2. Foto: Rodwy Cazón.

Los leds, en su caso, fueron 200 para la cabeza del robot, que le llevó un mes soldar uno por uno para un total de 400 soldaduras.

Una vez terminada la estructura, le llegó una nueva inquietud. “Está quieto. Está bonito, pero no hace nada. Ahí nació el siguiente paso que fue darle vida. Que haga algo, por lo menos que se mueva”.

Vio un ejemplo de cochecitos a control remoto y se capacitó a través del internet. Posteriormente, el trabajo siguió con sensores a través de Bluetooth para conectar al celular. Y con ello, se presentó otro obstáculo: la programación por medio del celular con una aplicación, aunque es algo “que también está en el internet”.

Los detalles más minuciosos fueron impresos en 3D y por fin, pudo ver su esfuerzo convertido en el famoso robot blanco. La consecuencia del proyecto fue, también, todo lo que Orozco aprendió en el camino.

El R2-D2 paceño tiene movimientos para avanzar adelante y atrás, girar a la izquierda y derecha, y mover la cabeza hacia ambos lados. Los sonidos que emite el original fueron implementados con mp3 y amplificador. Un plus fue la inclusión de los principales temas musicales de Star Wars.

“Prácticamente es como tener un hijo”, asegura el creador respecto a su dedicación al proyecto. Aunque lo más satisfactorio es compartirlo con otras personas y ver que lo aprecien, resalta. “Tal vez yo, que lo veo a diario, que está conmigo todos los días, ya he perdido esa noción de la novedad. Sin embargo, cuando lo ven otras personas, me hace feliz”.

Entre otras de sus creaciones, Orozco también fabrica armas de Star Wars con materiales comunes, reciclados. “Principalmente uso cañería de media, tres cuartos y una pulgada de grosor. También acoples de plomería y cañerías plásticas”, explica.

Un arma que Orozco hizo en base a tubos de cañería. Foto: Rodwy Cazón.

Una de las más interesantes es la E11, que es un arma que utilizan los troopers.

Asimismo, otra “bendición” que le dio su pasión por La guerra de las galaxias es la posibilidad de compartir tiempo con sus hijas: Varinia de 22 años y Daniela de 25. “Con las diferencias de generación que tenemos seguimos juntos como un equipo. Mi hija mayor tiene enamorado y a él también lo arrastró al universo Star Wars, tanto así que ahora nos acompaña personificado de jedi. Si alguien se va a acercar a la familia, tal vez va a tener que gustarle también”, sentencia el fanático, al que una de sus hijas lo tiene agregado en su celular como “Vader”.