Violinista sirio da las gracias con la música a su pueblo de acogida en la Provenza francesa
La artista Wahed Bouhassoun, que acompaña a menudo a Jordi Savall, interpretará también canciones poéticas de la región de los padres del violinista, en el sur de Siria.
El joven violinista sirio Bilal Alnemr agradece a Vauvenargues, en el sur de Francia. Foto: AFP.
Formado en la academia de Daniel Barenboim, el joven violinista sirio Bilal Alnemr da las gracias a su manera, con la música a Vauvenargues, pintoresco pueblo del sur de Francia, que acogió a sus padres cuando huyeron de la guerra en Siria.
«Mis padres llegaron a Francia con dos maletas en 2016, cinco años después del comienzo de la guerra. Vauvenargues se convirtió en un lugar de acogida maravilloso. Tenía ganas de utilizar mi lenguaje, que es la música clásica, para retribuir a este pueblo, de 1.000 habitantes, lo que le brindó a mi familia, organizando un festival con grandes artistas», cuenta a la AFP Bilal Alnemr.
A los pies de la montaña Sainte Victoire pintada por Cézanne, cerca del castillo donde está enterrado el pintor español Pablo Picasso, resonarán las notas clásicas de los compositores alemanes Ludwig van Beethoven (1770-1827) y Félix Mendelssohn (1809-1847).
También melodías árabes, como la sonata siria número 2 en La menor del músico de origen iraquí Solhi Alwadi (1934-2007), interpretadas por solistas de renombre y la Nueva orquesta sinfónica de Aix en Provence.
Bilal Alnemr, de 25 años, fue el primero de su familia en llegar a Francia, gracias a su talento con el violín. Sus padres no eran músicos. Su madre era contable y su padre albañil, que también trabajó en el Líbano como socorrista.
«Cuando mi padre era niño, una niña tocaba el acordeón y el profesor la presentó como una persona extraordinaria», cuenta.
Un día, el padre de Bilal quiso probar un violín colocado sobre una mesa en casa de un primo, pero no pudo sacar ningún sonido. «Más tarde, en el Líbano, escuchó una pieza de violín en la radio y dijo: +No pude tocar el violín, pero mi hijo si lo hará+».
Bebé, Bilal recibió en Damasco un juguete en forma de violín. Luego su padre le regaló este hermoso instrumento de cuerda y encontró una clase en una escuela de música, en una bodega.
«Gané un pequeño concurso, el premio era un walkman azul que siempre tengo», recuerda. Descubierto por un profesor, entró en el conservatorio Solhi Alwadi y ganó un concurso internacional.