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Animales enfermos resuelven problemas y se adaptan a nuevos entornos

Detalle de un panal de abejas de ‘La Abeja Viajera’. Foto: Europa Press.

Detalle de un panal de abejas de ‘La Abeja Viajera’. Foto: Europa Press.

Ecologistas cognitivos y de enfermedades han analizado cómo el deterioro del aprendizaje, la memoria o la toma de decisiones asociado a una infección puede afectar a la adaptación de animales como las aves y las abejas a la urbanización o al cambio climático. Han descubierto que los animales enfermos se esfuerzan por resolver problemas y adaptarse a entornos cambiantes, según publican en la revista en la revista ‘Trends in Ecology & Evolution’.

«El deterioro cognitivo podría contribuir a la disminución de la población, en particular para las especies que dependen en gran medida del aprendizaje y la memoria para la búsqueda de alimento u otras funciones importantes», explican los autores, entre ellas las profesoras Dana Hawley y Kendra Sewall, de Virginia Tech, y Anne Leonard, de la Universidad de Nevada, ambas en Estados Unidos.

«El deterioro del rendimiento cognitivo podría comprometer la capacidad de algunos animales para explotar hábitats urbanizados y otros que cambian rápidamente, donde la resolución de problemas puede ser particularmente importante», añaden.

El impacto de las enfermedades en las capacidades cognitivas puede variar mucho de un animal a otro, dependiendo de la estrategia de supervivencia del animal y de cómo se manifieste el patógeno o parásito en el organismo. Por ejemplo, los animales sociales, como las hormigas y los humanos, podrían perder oportunidades de aprendizaje por evitar zonas o individuos de alto riesgo, un comportamiento denominado «paisaje del asco».

Las infecciones en las primeras etapas de la vida también podrían hacer a los animales más susceptibles. Por ejemplo, los canarios jóvenes que se infectan con ‘Plasmodium’ cuando están aprendiendo a cantar podrían tener un repertorio de canciones y una complejidad reducidos cuando sean adultos. El deterioro también podría surgir indirectamente como resultado de la desnutrición o de la propia respuesta inmunitaria del animal.

«Un reto en todos los estudios de ecología cognitiva es la escasez de datos comparables entre taxones –apuntan los autores–. Para entender cómo la infección afecta a capacidades cognitivas específicas será necesario investigar una mayor amplitud de huéspedes y patógenos, centrarse en aspectos análogos de la cognición (por ejemplo, el aprendizaje espacial; la resolución de problemas; las capacidades cognitivas generales frente a las especializadas), y estandarizar los paradigmas experimentales en la medida de lo posible».