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Los sauditas huyen del calor a la montañosa ‘Ciudad de la Niebla’

Una mujer pasea bajo un paraguas en Al Namas en Arabia Saudita. Foto: AFP.

Una mujer pasea bajo un paraguas en Al Namas en Arabia Saudita. Foto: AFP.

Con gran parte del país sofocándose en temperaturas desérticas, algunos sauditas huyen a la «Ciudad de la Niebla», un oasis de frío en la montaña donde incluso en verano es necesaria abrigarse.

Sentado con amigos en una manta de pícnic bajo una lluvia fina y una espesa niebla, Abdullah al Enizi viste un chaleco de plumas sobre su tradicional túnica blanca para protegerse del frío.

El tiempo en este lugar a 2.800 metros de altitud en el abrupto sur de Arabia Saudita contrasta con el resto de este país desértico, donde el calor suele alcanzar los 50 ºC cada verano.

En Al Namas, el tiempo húmedo del monzón mantiene las temperaturas bien por debajo de los 30 ºC, cayendo hasta los 15 ºC por la noche mientras la neblina cubre las verdes colinas.

«Hay 46 grados en Riad y solo 20 aquí. Son 26 grados menos», dice Al Enizi en este destino de vacaciones situado a unos 850 kilómetros al suroeste de la capital.

«Escapamos del calor. Aquí es fresco y hay lluvia y niebla casi todo el tiempo», dice este prejubilado de 45 años, que condujo 12 horas desde Riad.

Alrededor de su grupo de amigos, las familias disfrutan de la brisa y los niños corren al aire libre en vez de quedarse enclaustrados en sus casas refrigeradas por el aire acondicionado como suele ocurrir en el resto del país.

Turistas con abrigos y gorros de lana saborean café arábigo y se agolpan bajo los paraguas. En el cielo, el viento hace volar cometas.

«Antes de venir, pusimos en la maleta todas nuestras cosas de invierno», dice Nouf, que no quiso dar su apellido, mientras coloca bien el abrigo a su hija.

Las autoridades turísticas han construido una «carretera de la niebla» para que senderistas y ciclistas suban hasta una alta cumbre con vistas a las montañas medio cubiertas.

Khalaf al Juheiri viajó a Al Namas con su mujer y sus hijos desde Tabuk, en el norte de Arabia, para disfrutar del «tiempo fresco».

«Realmente echamos de menos este tiempo cuando la temperatura supera los 40 grados en verano» en Tabuk, dice este funcionario de 33 años, cubriendo su cabeza de la lluvia.

Promover el turismo

En 2020, un estudio publicado por la revista Science Advances demostró que la región del Golfo es la más cálida y húmeda del planeta.

El calentamiento global puede hacer que algunas ciudades de la zona sean inhabitables antes del final de este siglo, aseguraban los expertos.

Gracias a su altitud y a los vientos intensos, Al Namas se libra de lo peor de este creciente calor, dice Hassan Abdullah, experto de la empresa de tecnología meteorológica WASM ubicado en la vecina Jordania.

Esta estación montañosa se ha convertido en un apreciado destino, justo cuando las autoridades sauditas promueven el turismo doméstico e internacional en su búsqueda de nuevos ingresos más allá del petróleo.

La campaña «Visit Saudi» funciona a pleno rendimiento apenas tres años después de que el país facilitara por primera vez visados de turista a visitantes extranjeros en 2019.

Ante el incremento de los billetes de avión después de la pandemia, las familias sauditas se han gastado unos 80.000 millones de riales (unos 21.000 millones de dólares) en viajes domésticos, un aumento del 30% respecto a 2019, según datos del ministerio de Turismo.

«El verano es la temporada alta de turismo, desde mayo a octubre», asegura Abdullah al Shahri, un hotelero en Al Namas, donde las temperaturas invernales caen a veces hasta los cero grados.

Desde lo alto de la colina que domina el valle verdoso, Mushabab Al-Omari disfruta de la vista sentado junto a su mujer.

«He estado aquí durante casi tres meses», dice el jubilado. «Y estoy dispuesto a estar cuatro o cinco meses más si el tiempo sigue así».