La vida decadente del oso polar lejos de la banquisa
Poco a poco la banquisa, es decir las placas de hielo flotantes que constituyen el hábitat del oso polar, va desapareciendo.
Las placas de hielo flotantes se constituyen el hábitat del oso polar. Foto: AFP
En la Bahía canadiense de Hudson, en pleno verano, los últimos pedazos de hielo son como confetis en el agua azul. Un oso polar toma el sol frente a las olas, lejos de la banquisa, y de sus presas, las focas.
De poco le sirve su pelaje blanco para camuflarse. A su alrededor, la costa es casi plana, con rocas, hierbas altas, sauces con flores violetas, y árboles endebles que luchan contra el viento para crecer.
Los osos de la región viven un periodo crítico.
Cada año, desde finales de junio, cuando el hielo desaparece, se ven obligados a vivir en esta orilla y a ayunar. Un ayuno cada vez más largo y peligroso para ellos.
Víctimas del calentamiento global
Una vez en tierra firme, «los osos suelen tener muy pocas opciones para alimentarse», explica Geoff York, biólogo de Polar Bear International (PBI).
Este estadounidense acude varias semanas al año a Churchill, un pueblo a las puertas del Ártico en la provincia canadiense de Manitoba, para ver cómo evoluciona este animal en peligro de extinción.
Se pueden ver fácilmente, desde vehículos todoterrenos adaptados a la tundra o desde lanchas en la Bahía de Hudson.
Un equipo de la AFP acompañó a Geoff York a principios de agosto en una de estas expediciones.
Cerca del impresionante macho tumbado al sol hay restos de espinas. Nada a la vista que quite el hambre a este animal de unos 3,5 metros y alrededor de 600 kilos de peso.
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«En algunos lugares pueden encontrar un cadáver de ballena beluga o una foca imprudente cerca de la orilla, pero la mayoría de las veces ayunan y pierden alrededor de un kilo por día», afirma el científico.
En el Ártico el calentamiento global es tres veces más rápido que en otras partes del mundo, o incluso cuatro veces, según los estudios más recientes.
Poco a poco la banquisa, es decir las placas de hielo flotantes que constituyen el hábitat del oso polar, va desapareciendo.
Según un informe publicado en Nature Climate Change en 2020, esto podría provocar casi la extinción de este animal. De 1.200 osos polares en la década de 1980 en el oeste de la bahía de Hudson se ha pasado a unos 800 en la actualidad.