Programas espías, una amenaza ‘existencial’ para el periodismo, alerta el CPJ
Más allá de una moratoria, el comité reclama que se restrinjan las importaciones y exportaciones a países que convierten estas tecnologías en instrumentos de represión.
El desarrollo de programas espías cada vez más sofisticados, supone una amenaza 'existencial' para el periodismo de investigación. Foto: ONU.
El desarrollo de programas espías cada vez más sofisticados supone una amenaza «existencial» para el periodismo de investigación, e incita a las fuentes a callarse.
Esa fue la alerta del Comité para la Protección de los Periodistas (CPJ) en un nuevo informe emitido este jueves, en el que pide actuar.
«Está claro que muchas personas tienen miedo de hablarme. Mucha gente tiene miedo de escribirme, de que mi teléfono esté siendo vigilado», explica el periodista Aida Alami.
Alami es marroquí y trabaja para The New York Times.
En México, el país más letal para los periodistas en el hemisferio occidental, se descubrió que algunos de ellos fueron espiados.
Esto, pese a las promesas del presidente Andrés Manuel López Obrador de acabar con la vigilancia ilegal, dijo Luis Fernando García de la Red en Defensa de los Derechos Digitales (R3D).
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«Desgraciadamente, la situación reguladora y la capacidad de las autoridades para interceptar las comunicaciones siguen intactas», asegura García.
Su grupo apoya a los periodistas que han sido objeto de espionaje con Pegasus, un programa informático desarrollado por la empresa israelí NSO Group en el verano boreal de 2021.
«El mayor miedo actualmente es que este caso tenga un efecto disuasivo en las fuentes» y sea «un obstáculo para nuestro trabajo durante mucho tiempo», dijo por su parte Szabolcs Panyi.
El húngaro es el periodista de la publicación digital Direkt36, cuyo nombre apareció en la lista de personalidades espiadas por Pegasus.
Este sentimiento es una de las principales constataciones del CPJ, con sede en Nueva York.
El comité recuerda la solicitud presentada por «más de 180 organizaciones no gubernamentales» y expertos de la ONU.
Consiste en una moratoria sobre la venta, el uso y la transferencia de tecnologías relacionadas con estos programas espías.
Esto mientras se crea un marco regulador que garantice el respeto de los derechos humanos.
Programas espías infiltrados
Más preocupante para el CPJ es que «los viejos métodos de defensa no funcionan» contra la «nueva generación de programas espías».
Esto porque pueden infiltrarse en un teléfono sin que el usuario abra un enlace o descargue un documento adjunto, sino simplemente con una «llamada sin respuesta», o un «SMS invisible».
El comité, advierte que «incluso en las sociedades democráticas, la voluntad política de limitar los programas informáticos espías» con fines de lucha contra el terrorismo «puede fallar».
Esta parte detalló casos de cuatro países: México, Hungría, Marruecos e India.
Más allá de una moratoria, el CPJ reclama que se restrinjan las importaciones y exportaciones a países que convierten estas tecnologías en instrumentos de represión.
Para las empresas que desarrollan este tipo de programas, el comité solicita que se comprometan públicamente en favor de la libertad de prensa.
Además, que incluyan cláusulas explícitas de prohibición de espiar a periodistas en los contratos y licencias. Finalmente, pide la posibilidad de revocar el acceso a los programas espías cuando se detecte un abuso y lo señalen.