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Premio Walter González, la Excelencia Académica de Ingeniería Civil

Fotos. JAVIER GONZÁLEZ SFEIR

La excelencia académica es un logro que no se repite a menudo en las universidades del país, y menos en una carrera como Ingeniería Civil, con contenidos tan exactos y proyectos prácticos que conllevan mucho esfuerzo y dedicación constante.

Un ingeniero civil, Walter González González, fue de joven un brillante estudiante universitario que obtuvo el premio Vicente Burgaleta (fundador de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Mayor de San Andrés) en el año 1952, y que, con los años, se convirtió en imagen de excelencia.

Y es que Walter González fue una eminencia en el área. En 1955 recibió la beca Fullbright (en Estados Unidos), obteniendo su Maestría de la University of Illinois, en 1956. Vuelve a Bolivia en 1959 para ser el jefe del proyecto Alto Beni en los años 60.

Fungió como presidente de la Sociedad de Ingenieros de Bolivia en 1965 y 1966. En 1967, emigró nuevamente a Estados Unidos, donde desarrolló su profesión como ingeniero de estructuras, hasta su fallecimiento en 1979.

Su esposa, Nelly Sfeir, crea en su honor, en 1994, el Premio Ingeniero Walter González a la Excelencia Académica. El primer ganador del premio fue el estudiante Marcelo G. Delgadillo Zurita.

Imagen del ingeniero civil Walter González, meritorio profesional boliviano. Foto. javier gonzález sfeir

“Tuve el privilegio de ser el primero en recibir este premio y a nombre de todos los premiados agradezco a la familia González Sfeir, el reconocimiento que se otorga al esfuerzo y dedicación al estudio”, dijo el ahora reconocido ingeniero y docente, a La Razón.

Desde entonces, este reconocimiento se entrega de manera ininterrumpida hasta la fecha. Cada ganador recibe un diploma de honor, una medalla y un cheque de 1.000 dólares americanos. Además, se inscribe en letras de bronce el nombre del premiado en la sala de honor de la Facultad de Ingeniería.

Doña Nelly, a quien le decían ‘Pirucha’ por cariño, también falleció, víctima de la segunda ola del COVID-19, a fines de 2020. Sin embargo, el premio continúa entregándose como reconocimiento al esfuerzo de los estudiantes de esta carrera y como homenaje al ingeniero Walter González.

“Es un honor y un privilegio poder dar testimonio de la vida y obra ejemplar de mi padre, cuyos mentores fueron Vicente Burgaleta, fundador de la Facultad de Ingeniería de la UMSA, y Hugo Mansilla Romero, docente y decano durante muchos años”, contó el jurista y poeta Javier González, hijo de Walter, quien ahora lleva la posta premiando a jóvenes brillantes del área universitaria.

Y así, en octubre pasado, el estudiante Bryan Dilan Laura Carrillo (24 años) consiguió obtener esta jerarquía como mejor alumno de la carrera. Él, nunca se consideró un prodigio para los números, pero sí le gustaron desde niño.

Con un comienzo difícil en los prefacultativos, en 2016, fue tomándole el pulso a lo que la carrera le exigía, hasta concluir sus estudios en 2021 con un promedio general de 70.95 puntos.

“Agradezco de corazón a la familia González por el premio. Sentí en ese momento una mezcla de emociones, entre orgullo, felicidad y también melancolía, porque empecé a recordar todo lo que viví en la carrera, a la que agradezco por todo lo que me dio en esta etapa”, expresó Laura.

El universitario recordó que, junto a su enamorada, llegó a enterarse de la existencia del premio cuando cursaba el tercer semestre, pero nunca éste fue un objetivo a cumplir. “Por lo menos yo, iba paso a paso para salir (de la universidad) de la mejor manera, y ya con haber logrado esto, recién veo la dimensión real de lo que he conseguido”, dijo Laura.

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ANÉCDOTA.

Daniela Libertad Chalco Bustamante (24) egresó de esta carrera el año pasado y lo hizo bajo la modalidad de Excelencia Académica con un promedio general de 79 puntos. Recibir el premio Walter González 2021 fue una alegría compartida con el estudiante Laura porque son pareja y porque ambos obtuvieron el reconocimiento a punta de trabajo duro y sacrificios.

“Con Dilan nos conocimos casi desde el inicio de la universidad y durante todos estos años nos hemos apoyado mutuamente, hemos sido comprensivos en esas épocas difíciles de entrega de proyectos y de exámenes. Dilan siempre me ayudó muchísimo y fue un gran ejemplo a seguir”, contó Daniela.

A un mes de su colación, ella actualmente gana experiencia en una pasantía y tiene los objetivos claros. “En los siguientes años quiero postularme a una beca de posgrado en el exterior, varios ingenieros me hablaron de la variedad de oportunidades que hay. Entre mis metas a largo plazo, quiero trabajar en lo que me especialice y, si es posible, quiero abrir mi propia empresa constructora o posiblemente sea u n a consultora”, agregó.

La esposa de Walter González, Nelly ‘Pirucha’ Sfeir, fue la artífice del Premio a la Excelencia Académica.

PIONERO.

En esta premiación a Dilan Laura, estuvo presente el primero ganador, Marcelo Delgadillo, quien ahora es docente de la facultad y enseña la misma materia que enseñó Walter González. Delgadillo fue reconocido en 1994, año especial para Bolivia por la participación de su selección por mérito propio, en el Mundial de Fútbol de EEUU.

“Este tipo de premios son también fuente de inspiración para futuras generaciones porque el estudiar es el camino para llegar a ser profesional, eso es lo normal, pero este premio reconoce todo el esfuerzo que se hace para llegar a la meta”, afirmó el ingeniero Delgadillo.

El encargado de entregar el reconocimiento, Javier González, esa noche hizo énfasis en la transmisión de conocimientos, pero también, en cuán importante es formar a los universitarios como buenas personas, por sobre todo.

“Para los ingenieros civiles el ícono es el puente. Quiero que tengan la conciencia de que en la vida se construyen puentes de todo tipo, no solo para cruzar ríos, sino también para unir generaciones, unir regiones del país, para unir diferentes culturas y clases sociales. Sean constructores de puentes tanto en sus vidas profesionales como en sus vidas personales”, dijo al público en un fragmento de su emotivo discurso.

Son 28 años ininterrumpidos que se entrega este premio, sin colaboración de ninguna instancia del Estado y sin patrocinios privados, lo que da relevancia a este accionar de la familia González Sfeir.

Jóvenes como Marcelo Delgadillo, en un principio, o como Daniela Chalco y Dilan Laura, en el presente, son el resultado de una marcada disciplina. No se trata de personas superdotadas, sino de seres hambrientos de éxito que “construyen puentes” de esperanza para el país y el planeta.

Nada de ello lo hubieran conseguido si es que no tendrían como base a la familia, a buenas amistades y sobre todo, a unos padres que fueron la guía y pusieron el hombro en cada momento.

“Agradezco a mis padres, ellos han estado ahí para mí en todo sentido, a mi familia, a mis amigos, sin ellos no hubiera conseguido esto”. Y es que este premio, es el mejor reconocimiento a un padre, con un legado que continúa de generación en generación.