Borradas por la historia, las mujeres artistas ganan terreno en los museos
Por ejemplo, la Real Academia de Arte de Londres ofrecerá en 2023 y por primera vez en su historia todo su espacio a una mujer: la artista de performance serbia Marina Abramovic.
Una persona contempla los cuadros 'Julie tocando el violín' (izq.) y 'Julie Manet y su lebrel Laërte', expuestos en una retrospectiva dedicada a la pintora impresionista Berthe Morisot, en el Museo Marmottan-Monet de París. Foto: AFP.
Durante mucho tiempo las mujeres artistas, todavía muy minoritarias en los museos, estuvieron reducidas al silencio enigmático de la Gioconda. Pero, ahora se vengan poco a poco de un pasado en el que quedaban encasilladas como «musa» o «mujer de».
¿Cuántas mujeres quedan olvidadas por cada exposición dedicada a la mexicana Frida Kahlo o la francesa Louise Bourgeois?
«Hay que terminar con esta cantinela de que están representadas igualitariamente en la actualidad», denuncia la historiadora Maura Reilly, de la revista especializada ArtNews.
«El 87% de las obras albergadas en los 18 grandes museos de Estados Unidos fueron realizadas por hombres, un 85% blancos», señala a la AFP Katy Hessel. Ella es historiadora del arte, citando un estudio de 2019 realizado por la revista Public Library of Science.
Katy Hessel, 28 años, acaba de publicar The story of art without men (Historia del arte sin hombres), una obra dedicada a las artistas mujeres desde el Renacimiento.
«Actualmente, todos los museos prestan atención a la paridad, las exposiciones dedicadas a mujeres artistas se multiplican», dice un observador del mercado y las ferias de arte.
«La Tate (de Londres) consagra su programación anual a mujeres, pero en realidad están ampliamente sobrepresentadas en las casas de subastas», agrega.
Las mujeres menores de 40 años ganan importancia, según el informe Artprice 2022. «En las ventas históricas de Christie’s o Sotheby’s, los récords siguen ostentados en su mayoría por hombres», añade.
Uno por ciento
En Reino Unido, la Tate está «comprometida a mejorar la representación de artistas femeninas en su programación y colecciones permanentes», dice a la AFP Polly Staple. Ella es la directora de la colección Arte Británico.
De su lado, la Real Academia de Arte de Londres ofrecerá en 2023 y por primera vez en su historia todo su espacio a una mujer: la artista de performance serbia Marina Abramovic.
«Revertir los cánones masculinos que dominan la historia del arte es una tarea desalentadora, pero pienso que los museos asumen el desafío», añade la conservadora británica.
En 2020, el museo del Prado en Madrid abordó la cuestión con una exposición sobre la figura de la mujer en el arte. Esta muestra desvela una «ideología» y una «propaganda de Estado sobre la figura femenina», legado de una «misoginia histórica», explicaba el comisario Carlos Navarro.
Pero la iniciativa no arregló la representación femenina en el museo. De las 35.572 obras de la institución, solo 335 (un 1%) pertenecían a artistas mujeres. Y más sorprendente, solo 84 estaban expuestas al público, mientras que el resto estaba en los almacenes.
La proporción no mejora en los grandes museos parisinos. En el Louvre, solo aparecen 25 mujeres referenciadas en 3.600 pinturas.
El museo justificó a la AFP esta cifra «por el periodo histórico cubierto desde la Antigüedad hasta 1848».
En el museo de Orsay, que en 2019 consagró una amplia exposición a la pintora impresionista Berthe Morisot, solo 76 obras son de mujeres, contra 2.311 de autores masculinos.
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«Borradas»
Convencida de que «no se puede hacer una historia justa sin unos archivos justos», la historiadora del arte francesa, Camille Morineau, fundó la asociación Aware. Ésta se encarga de recoger información sobre artistas mujeres en el mundo.
Como recuerda Katy Hessel, artistas como la renacentista italiana Artemisia Gentileschi, eran «conocidas en vida, pero fueron borradas a lo largo de los siglos».
Otras quedaron reducidas al papel de musas como la escultora Camille Claudel, cuyo trabajo quedó relegado durante décadas en la sombra del de Auguste Rodin.
«Imaginar que una mujer podía inventar algo fue durante mucho tiempo un tabú antropológico», estima Camille Morineau, interrogada por la AFP.
Ella se encargó de acabar con ese tabú en 2009, cuando era conservadora del Centro Pompidou. Durante dos años se propuso exponer solo artistas femeninas en dos plantas y atrajo a más de 2 millones de visitantes.
Fue la prueba de que había «suficientes» obras realizadas por mujeres «en las reservas del museo para contar toda la historia del arte de los siglos XX y XXI».
Katy Hessel trata de seguir este trabajo a su modo con un pódcast que da la palabra a grandes estrellas femeninas del arte contemporáneo, algunas salidas de los países del Sur.
Porque, como señala, las mujeres artistas fueron dejadas de lado por la historia. Pero, aquellas emergidas en otras culturas como la argelina Baya o la singapurense Georgette Chen «nunca formaron parte realmente de la historia».