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Cineasta Jonás Trueba: ‘en España soy conocido por motivos equivocados’

Jonás Trueba posa para las cámaras durante la presentación de su película documental 'Quién lo impide' en el Festival de Cine de San Sebastián, el 23 de septiembre de 2021 en la ciudad vasca, al norte de España. Foto: AFP.

Jonás Trueba posa para las cámaras durante la presentación de su película documental 'Quién lo impide' en el Festival de Cine de San Sebastián, el 23 de septiembre de 2021 en la ciudad vasca, al norte de España. Foto: AFP.

A sus 41 años, el cineasta español Jonás Trueba es autor de ocho películas que reflejan a su generación con una pátina de melancolía. Aunque asume que su apellido pesa mucho en su carrera.

Cineasta independiente, Jonás es hijo del realizador Fernando Trueba, uno de los maestros del séptimo arte español (Belle époque, El olvido que seremos).

«En España soy conocido por motivos equivocados. Soy el hijo de un cineasta» explica en entrevista con la AFP en París, donde salió en salas esta semana su última obra, Tenéis que venir a verla.

Esta película intimista narra la inexorable separación de dos parejas de amigos, y cuenta con la actriz Itsaso Arana, que ya se puso a las órdenes de Jonás Trueba en La virgen en agosto (2019). Este filme también fue estrenado en Francia.

Sus películas son comparadas a veces a las del cineasta francés Eric Rohmer, por su mirada sencilla pero llena de reflexiones sobre el paso del tiempo, las elecciones vitales de los personajes.

«Creo que intento hacer un cine sincero con los elementos más cercanos a mi propia vida. Cada película responde un poco a momentos precisos de mi vida», explica en francés.

«El cine es muy cercano a la melancolía, lo creo realmente. ¿Si soy un melancólico? Durante el confinamiento perdí amigos, entre ellos un poeta», explica.

«Pero también es importante que la melancolía no ocupe todo el espacio en una película», añade.

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Antes espectador que cineasta

Tenéis que venir a verla es una película muy corta, de apenas una hora de duración. «Cuando empiezo a ‘sentir’ una película, es sobre todo a través de su forma. Sentía que era película corta, con un final algo brusco», explica.

Jonás Trueba asume que su propuesta cinematográfica puede parecer un ensayo intelectual.

«Para mí, un film es un espacio, no solamente un dispositivo narrativo», explica.

Su vida está pegada al cine. Fue bautizado en homenaje a una película, Jonás, que cumplirá los 25 en el año 2000, de otro cineasta de «culto», el suizo Alain Tanner.

Se declara admirador de François Truffaut, un consumado maestro del cine francés que rompió moldes en los años 1960, o del coreano Hong Sang-soo.

«Antes de ser realizador, soy espectador de cine», matiza.

Y también guionista (Más pena que gloria, coescrita con el director Víctor García León). O director de teatro, escritor…

Y a pesar de su relación ambigua con su apellido, también colaboró con su propio padre, en la película El baile de la Victoria.

«En España tengo siempre la sensación de que hay un a priori sobre mis películas. En Francia la mirada es quizás más honesta», reflexiona.

La virgen en agosto logró 43.000 entradas en Francia. Pero está lejos de los 320.000 espectadores que ha logrado As bestas, de su compatriota Rodrigo Sorogoyen, un éxito de esta temporada. De todas maneras, es una señal esperanzadora para este cineasta de aspecto juvenil.

Jonás Trueba fundó su propia productora, Los ilusos, y dice desconfiar de las plataformas televisivas.

Tenéis que venir a verla y Los exiliados románticos serán distribuidos próximamente en Estados Unidos.

«Creo que estamos viviendo un momento muy interesante en España, con mucha diversidad y muchas voces», afirma.

«Estoy muy contento con el diálogo que hay entre nosotros, que quizás no existía en generaciones precedentes pero que se impuso entre nosotros porque crecimos con la crisis de 2008», añade.