Una nueva normativa entró en vigor este martes en China para regular los ‘deepfake’, videos manipulados cada vez más realistas que suponen un reto en la lucha contra la desinformación.
Los ‘deepfake’ o ultrafalsos son videos manipulados en los que se puede remplazar el rostro de una persona por el de otra. También son falsificaciones de declaraciones de una persona, con un resultado ultrarrealista.
Esta técnica de inteligencia artificial es muy utilizada en las redes sociales hoy en día. Y es que en estas plataformas se ven muchos videos con fines humorísticos.
Los ultrafalsos «también han sido utilizado por personas sin escrúpulos para difundir información ilegal difamar y mancillar la reputación de otros». «También fueron usados para suplantar la identidad de personas para cometer fraudes». Así declaró la Administración china de ciberespacio.
Sin embargo, estos ‘deepfake’ suponen un «peligro para la seguridad nacional y la estabilidad social» si no se controla. Así declaró el mes pasado el organismo de control de Internet.
En ese sentido, la nueva normativa exige a las empresas que ofrecen servicios de ‘deepfake’ en China a obtener la identidad real de sus usuarios. De la misma forma, obliga a precisar si se trataría o no de videos manipulados, esto para evitar «cualquier confusión».
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A la vanguardia
China está a la vanguardia de la regulación de las nuevas tecnologías. Sin embargo, algunas de ellas se consideran una amenaza potencial para la estabilidad o el poder del Partido Comunista.
Por esta razón varios gigantes digitales chinos se vieron obligados el año pasado a entregar detalles de sus algoritmos a las autoridades. Sin duda fue una medida sin precedentes.
Entre tanto, los algoritmos son el cerebro de muchas aplicaciones y servicios en internet. Por lo que suelen ser un secreto bien guardado por los gigantes digitales.