Icono del sitio La Razón

La ALASITA, una resignificación constante

Entre el 23 y 24 de enero, la población paceña demuestra su fe al dios de la abundancia.

Entre el 23 y 24 de enero, la población paceña demuestra su fe al dios de la abundancia.

Los recorridos rituales de la festividad de la Alasita son acciones que, con el pasar del tiempo, han ido apareciendo y se han adecuado a su presente, es decir, se dio una ‘resignificación’ constante.

Las actividades de la fiesta de la miniatura se iniciaron el 21 de diciembre pasado con el ritual del solsticio de verano o Illapacha. Y es que antiguamente, ésta era la fecha de realización de la festividad. Pero, por diferentes acontecimientos, fue cambiada al 20 de octubre y luego al 24 de enero, con particularidades que nacieron de la gente.

“La Alasita está asociada a la época prehispánica y que la gente paceña, de una manera particular, tiene la costumbre de celebrar sus prácticas o manifestaciones culturales de forma sincrética; es decir que dos credos, el andino y el católico, conviven de forma armónica, y basado en esto, aparecen nuevas costumbres de los creyentes”, dijo a LA RAZÓN Vida Tedesqui, socióloga y funcionaria de la Dirección de Patrimonio Cultural, repartición de la Secretaría de Culturas paceña.

En esa convivencia y resignificación de la Alasita surgieron otros rituales, como el que se realiza a la medianoche del 23, a los pies de la escultura del Ekeko, una obra del artista Víctor Hugo Zapana, ubicado en el campo ferial del Parque Urbano Central, donde se realiza la tradicional feria.

“Lo del 23 es una tradición inventada que apareció hace aproximadamente unos 15 años. En este caso, se tiene la costumbre de devolver todo lo que el Ekeko nos ha dado, todo lo que hemos obtenido; además, se da también la consagración de las illas y las ispallas”, dijo Tedesqui.

EPICENTRO.

El 24 de enero parece feriado, pues toda la población se vuelca a las calles y espacios significativos para comprarse las miniaturas y realizar las ch’allas y bendiciones. Las plazas de San Pedro o Murillo, las avenidas Camacho o Max Paredes, las iglesias de San Miguel o Señor de la Exaltación, se ven abarrotadas.

“Y es al mediodía del 24, el ‘tiempo medio’, donde el sol está más reluciente, entonces es el momento de hacer estos rituales. Las miniaturas se las ch’allan y luego se las hace bendecir, o al revés, ahí se denota este sincretismo que te decía”, explicó la socióloga.

En cuanto a las miniaturas, han ido cambiando por la creatividad de los artesanos, además de la coyuntura social y económica. Ahora se venden gallos y gallinas, cholets, tarjetas de crédito, pasaportes, títulos de profesionales, y así, una serie de nuevas miniaturas que permiten soñar de forma realista, renovada y diferente.

También puede leer: Un programa de 23 actividades impulsa la Alasita 2023