Muchos niños no recuperaron el retraso educativo a causa del confinamiento por el COVID-19
Los investigadores se basaron en unos cuarenta estudios realizados en una quincena de países europeos, Estados Unidos y en Sudáfrica.

Un grupo de escolares con mascarillas entra en un aula el primer día del curso en Filipinas, el 22 de agosto de 2022 en Quezon City, un suburbio de Manila. Foto: AFP.
Las medidas de confinamiento durante la pandemia del COVID-19 que afectaron a niños escolarizados tuvieron un impacto educativo del cual muchos aún no se han recuperado. Así lo indica un estudio publicado este lunes.
Esas conclusiones «confirman el temor de que la pandemia haya provocado importantes déficits de aprendizaje», resume el estudio, publicado por la revista Nature Human Behaviour.
Los investigadores se basaron en unos cuarenta estudios realizados en una quincena de países europeos, Estados Unidos y en Sudáfrica.
Esos niños perdieron como media una tercera parte del curso escolar.
Esa cifra solo implica una idea muy simplificada de la situación, ya que existen importantes disparidades, en particular en función de la clase social de los estudiantes.
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Los más desfavorecidos son los que tienden a acumular más retraso.
«Esta crisis de aprendizaje es una crisis de desigualdades» resumió en rueda de prensa el investigador Bastian Betthauser, principal autor del estudio.
Problema generacional
Muchos países cerraron escuelas y algunos, como España, incluso siguieron con el confinamiento de niños en casa al inicio de la pandemia, en 2020.
Un retraso de pocos meses puede tener grandes consecuencias a continuación, lo que convierte este fenómeno en «un verdadero problema generacional».
«La educación es uno de los factores -quizás el principal- que determinará cómo será la entrada en la vida activa, el éxito en el mercado laboral, la capacidad de garantizarse un porvenir», recordó.
El estudio es la mayor compilación realizada hasta la fecha, aunque faltan numerosos datos de los países más pobres.
Algunos de esos resultados explican la manera como se crearon esos retrasos, por ejemplo en matemáticas, más que en lectura.
«Los padres quizás consiguen ayudar mejor a sus hijos a aprender a leer que a hacer ejercicios de matemáticas», explica este experto.