¿Puede la poción mágica de Astérix salvar al cine francés?
El top 10 de la taquilla mundial en 2022 estaba copado por una lista de secuelas de Hollywood, nuevas versiones y adaptaciones de videojuegos.
Marion Cotillard y Guillaume Canet en la 40ª edición de los premios César el 20 de febrero de 2015, en el teatro Chatelet de París. Foto: AFP.
Astérix vuelve a los cines franceses este miércoles, como una apuesta nostálgica para hacer frente a Hollywood en la eterna batalla por el éxito de taquilla.
El interminable catálogo de superhéroes y franquicias de ciencia ficción en los últimos años en Hollywood ha provocado críticas, pero lo cierto es que dicha fórmula aún funciona.
El top 10 de la taquilla mundial en 2022 estaba copado por una lista de secuelas de Hollywood, nuevas versiones y adaptaciones de videojuegos.
Un hecho particularmente frustrante para Francia, donde los ministros se preguntan qué valor tienen las grandes subvenciones públicas para el sector cinematográfico.
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Astérix y otras opciones
Roselyne Bachelot, ministra de cultura entre 2020 y 2022, fue mordaz con los cineastas de su país en su reciente libro de memorias.
«Subvenciones directas, adelantos de ingresos, exenciones fiscales han creado una economía asistida que no solo casi no se preocupa de los gustos de los espectadores; sino que además muestra su desprecio por las películas comerciales y rentables», escribió.
La productora parisina Pathé quiere ser una excepción, también por interés propio, puesto que es propietaria de una gran cadena de salas de cine.
Imitando los grandes proyectos de Hollywood, Pathé ha invertido un gran presupuesto para Astérix y Obélix: El reino medio, que se estrenará este viernes en España. También aportó para Los tres mosqueteros, una nueva versión del clásico de capa y espada que se estrenará en abril.
También están en marcha una adaptación de «El Conde de Monte Cristo» y una película biográfica sobre el general y presidente francés Charles de Gaulle.
El presidente de Pathé, Ardavan Safaee, dijo a AFP el año pasado que el sistema francés de producción de cientos de pequeñas y artísticas películas «no era viable a largo plazo». Advirtió además que Francia necesita productos «más espectaculares» para poder competir con Hollywood y las plataformas de streaming.