Icono del sitio La Razón

La orquesta de Cateura convierte la basura en música

concierto

LEGADO. Integrantes de la Orquesta de Cateura, en la puerta de la escuela.

Tapas de cocina, turriles, latas de pintura, trozos de madera, envases de plástico y otros residuos son transformados en instrumentos musicales. Y con un minucioso trabajo artesanal, suenan como cualquier otro instrumento, hecho en una fábrica.

Esta iniciativa surgió en 2006, a la cabeza de Favio Chávez, un ingeniero ambiental con afición a la música, que aprovechó la basura de Asunción, Paraguay, para poder “reusar” los desechos y crear así una variedad de instrumentos de viento, cuerda y percusión.

Cateura, una de las localidades más pobres de Paraguay, fue creada en alrededores del vertedero del río Paraguay por personas que, al no tener otra opción de sustento ni un lugar dónde vivir, fueron a parar a ese territorio.

“Es un lugar que no tiene servicios básicos, todos los servicios son de manera informal, no hay lugares públicos donde los niños puedan jugar, hay mucha contaminación, es una localidad que está en riesgo de exclusión social”, cuenta Favio Chávez a La Razón.

Un grupo de 21 jóvenes músicos llegó a La Paz el jueves 23, y es la primera vez que visitan Bolivia, pese a estar lado a lado con la nación paraguaya. Ellos tienen programada una serie de presentaciones que comienza hoy, en la retreta del Carnaval Paceño, que se llevará a cabo en la plaza San Francisco, a partir de las 9.00.

Mañana tendrán un miniconcierto en un espacio del relleno sanitario de Alpacoma, a partir de las 11.00 y estará dedicado a las familias de los trabajadores de la empresa de aseo urbano. Posteriormente, el martes 28 de febrero, a las 19.00, la orquesta se presentará en el Teatro Municipal Alberto Saavedra Pérez. La entrada a la velada es gratis, hasta llenar todo el aforo del espacio cultural.

Favio Chávez toca su guitarra artesanal en La Paz.

El miércoles 1 de marzo, también a las 19.00, repetirán la actuación en el icónico teatro paceño en conmemoración al ‘Día Internacional del Reciclaje’. Finalmente, tienen previsto una última actuación reservada para invitados especiales de la Alcaldía paceña.

“Queremos ofrecer al público paceño un concierto cálido, cercano al público y con participación de la gente, con una compenetración a través de la cultura. Más que un concierto acartonado queremos que sea un diálogo a través de la música, de tanta historia que une a ambos pueblos y de una realidad que se asemeja entre Bolivia y Paraguay”, explica.

PROCESO.

La orquesta de Cateura fue el resultado de un proceso de varios años; es decir, fue ampliándose con el paso del tiempo. El primer grupo de niños que integró la agrupación fue conformado solamente por 10. Pero, de a poco se fueron sumando otros adolescentes que aprendieron a interpretar este tipo de instrumentos y hoy en día son alrededor de 450 jóvenes músicos.

Y no es solo una orquesta musical, sino una escuela de música, de la cual se puede ser parte desde los siete años y por el contrario, no existe un límite de edad. El espacio cuenta con docentes profesionales y los mismos integrantes de la orquesta; quienes, al aprender, adquieren un conocimiento que se va replicando para las siguientes generaciones de los que integrarán el conjunto musical.

“La motivación principal fue proporcionar a los niños y jóvenes de la comunidad de Cateura, una oportunidad para aprender música, pero posteriormente, por su propia realidad, un proceso que les facilite proporcionar oportunidades que mejoren su propio futuro”, explica el director de la orquesta.

En cuanto a los instrumentos, la totalidad de los que interpretan los niños fueron hechos con elementos reciclados. Se trata de residuos sólidos domiciliarios que se rescatan del flujo de desechos y basura que llegan hasta el vertedero de Cateura.

Se fabrica en determinado tiempo diferentes instrumentos como la familia de cuerdas frotadas como el violín, violonchelo o contrabajo; o también los de cuerdas pulsadas, como la guitarra o el arpa, entre otras piezas.

También se fabrica instrumentos de viento en madera y en metal, tal es el caso de las flautas y saxofones, que tienen tonalidades sopranos, altos y tenores. También cuentan con trompetas y trombones, además de toda la gama de percusión, es decir la batería, cajas, bombos, xilofones y muchos otros accesorios de percusión.

“La construcción es 100 % artesanal, existen dos etapas de construcción de instrumentos, una está dedicada a la fabricación de instrumentos básicos, en ellos se tarda una semana aproximadamente. Un instrumento más avanzado como el ‘chelo’, se termina en dos meses porque tiene más detalles y medidas”, dice.

Una lata de aceite, de pintura, alguna madera sobrante de un mueble, artefactos de cocina u otro tipo de residuos sólidos, todo sirve para dar forma a un instrumento musical.

MULTIGÉNERO.

La orquesta de Cateura interpreta todo tipo de género musical música clásica, pop, contemporánea, hasta metal; incluso con este último género, pudieron ser teloneros en una de las giras de la banda estadounidense Metallica.

“Sin embargo, lo que más sentimos en nuestra sangre es la música latinoamericana, la vivimos, exponemos lo que es el folklore paraguayo, pero también nos gusta tocar la música de cada país que visitamos”, expresa Chávez.

Con más de mil conciertos presentados alrededor del mundo, la orquesta de Cateura pudo ser parte de actuaciones inolvidables con grandes músicos que cantan en diferentes idiomas. Steve Wonder, Raphael, Rosario Flores y Toquinho, entre otros, han formado parte de algunos recitales de la joven agrupación paraguaya.

“Hemos tocado grandes obras, en grandes teatros, y en algunos casos con este tipo de grandes músicos, hemos vivido montón de anécdotas y experiencias en cada uno de los 50 países que hemos visitado en estos hermosos 16 años”, cuenta Chávez.

EXPERIENCIA.

En 2013, la agrupación de Cateura visitó la ciudad de Ramala, capital de Palestina, y aprendió a tocar música árabe de parte de niños que viven en condiciones difíciles por el poco acceso a los servicios sociales básicos en este país asiático.

“Fue algo maravilloso haber aprendido música de esos niños que tienen una historia tan sufrida, porque son niños que provenían de los refugios de las zonas ocupadas en el país, y también nosotros hemos podido enseñarles a ellos música paraguaya”, recuerda el músico paraguayo.

“Esa experiencia quedó en nuestros corazones porque se pudo ver cómo dos pueblos, en este caso dos grupos de niños y jóvenes muy distintos pudieron conectarse profundamente a través del lenguaje universal que es la música”, complementa.

BANDERA.

Esta agrupación musical, de un barrio estigmatizado, marginado, es la que lleva por el mundo la bandera y el nombre de Paraguay. “Hemos llegado muy lejos, pero nos hemos dado cuenta de que no contamos con el apoyo de las autoridades. Es algo complejo”, observa Chávez.

En los últimos años, jóvenes que no tenían ni pasaporte han visitado un montón de países. Según Chávez, en 12 meses, la banda viajó por un valor de 700.000 dólares, gestionados por agencias de turismo locales.

Su crecimiento fue tal, que muchos de los integrantes y el mismo Favio, conocieron al papa Francisco, hecho que “tocó profundamente en los niños”, dice.

Para el director del proyecto, el desafío es hacerlo sostenible y que se mantenga la escuela de música.

“Las autoridades deben darse cuenta de que hay que invertir en educación y en cultura. Muchos dicen que la situación de las personas pobres no cambia, pero yo te digo con toda seguridad y por experiencia de que con oportunidades sí cambia”, subraya Chávez.

Crear una orquesta como ésta, supuestamente repleta de limitantes, es tan solo una forma de mostrarle al mundo entero que todo se puede, como sociedad misma, y como seres individuales; pues, según Chávez, todo lo que da “ayudando”, lo recibe de otras maneras, y lo llena como ninguna otra cosa, siendo ésa la mejor paga.

“El mundo nos da basura, y nosotros les devolvemos música” sintetiza el director, quien es la esencia del proyecto, que hoy cuenta con una escuela, con una fábrica de elaboración de instrumentos hechos con objetos, con sobras y con artefactos reciclados en Cateura.

“No tener nada nunca es excusa para no hacer nada. Nuestros pueblos en Latinoamérica, en muchos casos, viven mucha pobreza, mucha carencia; y, a veces, están relegados en esa condición. Sin embargo, la cultura puede trascender a esa condición y, en nuestro caso, nos ha permitido soñar mucho más allá de lo que habíamos pensado, hemos llegado a inspirar también a otras personas en el mundo entero”, dice. Por último, Chávez invita a la población de La Paz a que asista y disfrute de sus presentaciones.