Cergio Prudencio trae el Premio Platino a La Razón
En el progtama Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, el compositor habló sobre su trabajo, sus facetas, y de la película Utama.
Cergio Prudencio sostiene el premio Platino que ganó por Mejor Música Original en 'Utama'. Foto: Oswaldo Aguirre
Luego de ganar el Premio Platino, el reconocido compositor nacional Cergio Prudencio exhibió la estatuilla que ganó por Mejor Música Original en el programa Piedra, Papel y Tinta, de La Razón. En la entrevista, el músico habló sobre su trabajo, sus facetas, y de la película Utama.
En la ocasión, el connotado músico revivió el discurso que dio en la ceremonia realizada en Madrid, España, el pasado sábado 22 de abril. Así también recibió el saludo de una compañera del oficio.
Consultado sobre en qué se parece el Cergio de Utama y el de los años 70, el compositor aseguró que es el mismo de muchas maneras y es otro al mismo tiempo, paradójicamente.
“Me siento feliz de poder decir que nunca me traicioné respecto de sus ideales de origen. Desde los años 70, justamente, cuando era un adolescente. Vuelto hombre en dictadura, y desde ese entonces hasta aquí, he trabajado bajo las mismas premisas de construir un país en libertad, en democracia, en identidad”, dijo.
Al programa que se emite vía streaming y por la red DTV, llevó tres objetos. Dos de ellos, recientes.
Uno fue el sobre que contenía la hoja con el nombre del ganador al premio a Mejor Música Original. “¿Lo guardará?”, le preguntó la directora de La Razón, Claudia Benavente. “Por supuesto. Soy bastante sistemático en mis archivos”, aseguró.
También mostró la estatuilla que implica el primer Premio Platino para Bolivia, en las 10 versiones que lleva el certamen; además de la Biznaga de Plata a Mejor Música, que le confirieron en el Festival de Cine de Málaga, España, en 2022.
“Son dos reconocimientos a un mismo trabajo en Utama, que me honran en lo personal, pero, sobre todo, a la película y su potencia”.
Sobre el Cergio asociado a las películas, y en qué se parece el trabajo en Utama al que le pone música películas como Los hermanos Cartagena, La nación clandestina, Para recibir el canto de los pájaros, El día que murió el silencio o Zona Sur, el invitado argumentó: “Se parecen, en todos los casos y muchos otros en los que trabajé, en la misma incertidumbre”.
Prudencio explicó que es siempre una incertidumbre trabajar para el audiovisual en general, pero para el cine en particular. “A estas alturas de esa trayectoria, puedo decir que no termino de entender qué siempre hace la música en el cine”, justificó.
No obstante, esa incertidumbre “procede de la interacción muy rica, muy fértil, muy tensionada —en muchos casos— con los directores y las directoras con las que he trabajado”.
A veces, en la autocrítica llegó a pensar de sí mismo que, más que música para cine, compuso música a propósito de… “la historia tal, la historia cual, etc.”.
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Por ello, al hablar acerca de cuál es la diferencia, el también investigador explicó no estar tan seguro de haber sido funcional a las necesidades de todas las películas. “Y lo digo acá, al terminar de ganar un premio como éste. Me estoy confesando, si se quiere. Ésa es la incertidumbre: qué le sirve y qué no le sirve a una película, a una historia, a una escena, a una situación”.
En su criterio, de pronto podría verse proyectando sus necesidades, carencias y subjetividades, cuando la película espera otra cosa. “Entonces, si respondo a la pregunta, se parecen en la incertidumbre”, insistió.
De manera que cuando llegó al premio se pregunta a sí mismo si de algo servirá la música a los efectos de la narrativa, porque “el cine me ha enseñado a salir de la burbuja egocéntrica del compositor”.
Explicó que la música para cine tiene que servir a un fin mayor que la música en sí misma. Debe servir a una narrativa integral de un lenguaje. Por ello, se mueve en esas “incertidumbres fantásticas”.
Por ello, son rigores los que le permiten llegar a posibles certezas. “Soy extraordinariamente exigente conmigo mismo, soy riguroso a nivel de crueldad, conmigo por delante”, apuntó.
Es decir, “creo que ese es el único conjuro posible a las incertidumbres, ser riguroso, ser exigente”. Confesó que eso es algo que transmito a los suyos, a sus hijos, a quienes fueron sus discípulos en diferentes circunstancias y a la gente que trabaja con él. Eso sí, sin transgredir la frontera del respeto al otro, “pero creo que esa es la única manera de llegar a posibles certezas o de que otro lea como certeza.
En su trayectoria, Prudencio ha trabajado con reconocidos cineastas, oportunidad que calificó como un privilegio. “Desde el primerísimo trabajo que me convocó Paolo Agazzi, que luego se convirtió en una vertiente de vida”.
Para él, cada director o realizador son un mundo del que hay que privilegiarse en intercambios de ida y vuelta.
“Siempre digo que la motivación más importante para hacer música para películas es siempre el diálogo con ellos, mucho más que la lectura de un guion”, afirmó.
Para agregar emoción a la entrevista, Benavente le mostró a Prudencio un mensaje audiovisual.
“El premio a la música de Cergio es una honra a nuestras naciones. El Platino al talento, la entrega, la perseverancia, la fe de un gran maestro que nos enseña a través de su trayectoria y en varias disciplinas que sí es posible. Es posible ser y hacer. Felicidades, Cergio. Gracias por tanto”.
Era Emma Junaro, la cantante que le puso voz a la composición de Prudencio en Para recibir el canto de los pájaros.
El músico, uno de los más importantes del país, también aseguró que “todo viene de algo”. Ello, respecto a que Alejandro Loayza “era un nene cuando él registraba mis conciertos de la OEIN (Orquesta Experimental de Instrumentos Nativos), que lo hacía casi como unas prácticas de cámara, si se quiere”.
Prudencio contó que Loayza Grisi es muy amigo de su hija Fernanda, y que cuando hacían ese trabajo “parece que esa experiencia lo marcó. Algo le debe haber quedado de esos sonidos, de esas sonoridades, de esa música, que cuando ya más consolidado como profesional, como artista, él relacionó su fantástica historia con esta música”.
De manera que cuando lo buscó para Utama, le explicó lo que quería. “Ya tenía, inclusive, entradas de edición de música mía”, dijo.
“Ése es un mérito que quiero que todo el mundo sepa. A partir de ahí le dije que podríamos hacer esto o te propongo aquello, a ver qué te parece y fuimos avanzando”. Definió ese diálogo como muy lindo, respetuoso, pero a la vez muy firme.
Para la banda sonora de Utama, Prudencio compuso especialmente ‘Alma Canto’, con el que empieza la película. “Así se completó este trabajo con Utama, con el que me sentí profundamente identificado. Por eso el homenaje en el acto de entrega, porque esa aproximación al mundo de una comunidad quechua en Sud Lípez, que es una pertenencia cultural histórica profunda, no era precisamente la manera en que los jóvenes estaban viendo el cine ya en Bolivia”.
Así, valoró que Loayza reinstaló una temática desde su visión joven, desde su visión del Estado Plurinacional, “haciéndolo con respeto y con ‘propositividad’, que yo valoro mucho”.
Y pregunta final. ¿Qué le diría Cergio Prudencio a Cergio Prudencio en el futuro? «Que sea un poquito menos cruel consigo mismo”, respondió.