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Las ‘mesas’ para los recién fallecidos deben ser por tres años y ‘en abundancia’

El antropólogo Édgar Arandia explicó en Piedra, papel y tinta sobre la celebración de Todos Santos.

El antropólogo Édgar Arandia explicó en Piedra, papel y tinta sobre la celebración de Todos Santos.

“Ofrecer en abundancia” y durante tres años consecutivos para recibir a las almas de los recién fallecidos, es una de las tradiciones y costumbres que se practica en el país durante la celebración de Todos Santos. 

El antropólogo, poeta, pintor y columnista de La Razón, Édgar Arandia, explicó sobre esta tradición que cuando se cumple el primer año de fallecimiento de una persona se denomina “qallta mara» (inicio); el segundo año es el «taypi mara» (medio) y en el tercer año se cumple el «tukuy mara» (final).

“El primer año, es cuando el muerto está fresco y se dice que se le tiene que dar comida, dulces masitas y flores en abundancia”, señaló Arandia en Piedra, Papel y Tinta de La Razón.

Acotó que el segundo año es el momento “del centro”, cuando se puede reducir la cantidad de productos en los altares.

“El tercer año es el último. Si una familia ha cumplido con esa ritualidad, esa alma ya pertenece el ‘jach’a ajayu’, al ancestro universal. Ya es parte del taypi donde hembra y macho se juntan y es que protegen la naturaleza y la vida, por eso es tan importante cumplir con esa tradición para los que recién han muerto”, señaló.

¿Por qué es importante recibir a las almas al mediodía? Arandia sostiene que es porque es un momento “taypi” (el centro del mundo, la tierra) cuando hembra y macho se unen, “son uno solo”.

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“Es un momento propicio donde la naturaleza está en su punto. Por eso el mediodía es importante en el mundo indígena y ésa es la razón porque a esa hora llegan las almas y nosotros tenemos que esperarles con ese ritual que tiene muchos símbolos”, afirmó Arandia.

TODOS SANTOS

La celebración de Todos Santos marca la culminación de la época seca denominada en el mundo aymara como Awti Pacha y da paso al inicio de un ciclo ritual agrícola que está asociado a la época de lluvias llamado jallu pacha; es decir, en Todos Santos se entabla una relación entre los muertos que dan vida a través de la fructificación de los sembradíos.

Por tanto, para el hombre andino el «recibir» de la mejor manera a sus muertos ayudará en las actividades agrícolas.

“Entonces, Todos Santos, el Día de los Difuntos tiene una estrecha relación con el Anata. Estos meses son muy importantes porque estamos esperando también ya la maduración y viene la cosecha”, explicó Arandia.

La celebración del día de Todos Santos nace con la Iglesia Católica, cuando quita la costumbre de los celtas y su fiesta pagana denominada Samhain, que se celebraba entre el 31 de octubre y el 1 de noviembre para festejar las cosechas.

Luego llega a América con la conquista española, donde con los años se funde con tradiciones locales relacionadas con la celebración de la fiesta de los difuntos.

La tradición señala que las almas llegan todos los años, cada 1 de noviembre, a las 12.00 y se van de este mundo al día siguiente a la misma hora.