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Verónica Palenque todavía no se atreve a reprochar nada a su padre, el compadre Palenque

Palenque

Verónica Palenque en Piedra, Papel y Tinta. Foto: Miguel Carrasco.

Verónica Palenque Yanguas, hija mayor de Carlos Palenque Avilés, el “Compadre”, admitió que todavía no se atreve a criticar ni a reprochar algo a su padre, de quien se declara fan número uno.

¿Le reprochas algo al padre, comunicador o político? ¿Eres capaz?, desafió Claudia Benavente, en la entrevista que le hizo en Piedra, Papel y Tinta, este martes. “No todavía. Sin embargo, con los años que pasan, lo veo cada vez más humano”, respondió.

“Pero, no, todavía no me atrevo. «¡Quién soy yo para criticar a un ser que ha transformado la historia del país y que ha dejado tantos legados!”, justificó.

Nacida, el 25 de julio de 1967 en La Paz, Verónica es hija de Palenque y Martha Yanguas, la primera esposa del “Compadre”. En el streaming de La Razón repasó su vida y la impronta de su padre.

Carlos Palenque murió un 8 de marzo de 1997; fue artista, ícono en los medios de comunicación y, en el último tramo de su vida, un líder político. Tuvo diferentes facetas, desde músico y empresario de medios, hasta candidato a la presidencia del país.

Verónica reveló que estudió a su padre y su discurso que, en su criterio, fue inspirador para los marginados del país. “Empecé a observar a mi padre para ver de dónde venía ese discurso porque cuando hablaba la gente se sentía incluida”.

El recorrido empieza en la niñez del Compadre cuando su madre, Elsa Avilés, lo llevó a vivir a su hacienda en Tarija, donde jugaba con los hijos de los empleados y tenía mucha cercanía con los campesinos. “Mi padre le tenía tanto afecto al pueblo porque mi abuela se lo llevó a Tarija”, contó Verónica.

Su padre, Rodolfo Palenque, mejor conocido como “Trucutú”, era un político destacado del Movimiento Nacionalista Revolucionario (MNR) cuando Franz Tamayo fue elegido presidente de Bolivia.

“Ella (mi abuela) vio que su matrimonio no funcionó, agarró a su wawa y volvió a Tarija”, contó, Palenque Yanguas.

Recordó que a su padre le decían “señorito” porque era hijo de los patrones, porque convivía con los hijos de los empleados. “Él sintió empatía y encontró una igualdad, a pesar de ser el señorito de la hacienda”.

Para Verónica, ese acercamiento con los campesinos y personas marginadas marcó la vida del compadre y permitió que en su adultez trabaje por darle a la población una mejor calidad de vida.

El compadre también tuvo su faceta de músico, en la que también tuvo cercanía con sectores vulnerables y de escasos recursos. Esta vez, se acercó a las minas, donde vio injusticias y maltratos a los mineros.

“Algo que impactó la vida de mi padre fue su visita a las minas, como eran cantantes conocidos, los llevaban a tocar a las minas y ahí veía que la aristocracia maltrataba a la gente del pueblo”, dijo.

Recordó que su abuela cuestionaba a su hijo diciendo cómo va a tocar música para cholos, en referencia a Los Caminantes, y no música de la “aristocracia chapaca”. “Mi abuela enojadísima con él, cómo si ella era de la aristocracia”.

Los Caminantes era un grupo musical folklórico compuesto por el Compadre, Pepe Murillo y Tito Peñarrieta.

Contó que antes de formarse el grupo, Murillo tenía su propio grupo y el compadre era parte del grupo Intihuasi. Cuando ambos se presentaron al Festival de Cosquín, en Argentina, decidió que iban a ser Los Caminantes.

“Ganaron el Festival de Cosquín y a su vuelta los recibió el general Hugo Banzer Suárez, que en ese momento era ministro de Educación”, dijo.

Develó que el entonces presidente René Barrientos promovió la visita de minas, bajo el lema de que “la música es la mejor forma de acercarnos al pueblo”.

De la música, Palenque Avilés saltó a la comunicación y medios, específicamente, a la radio donde irrumpió el “formato serio” con un lenguaje coloquial con palabras en aymara. “Esto Impactó al pueblo y empezó a sentirlo suyo”.

Verónica contó, como anécdota, que cuando su padre trabajaba en radio Illimani, durante el gobierno de Lidia Gueiler, fue detenido por denunciar el caso de «secuestro» de un niño por parte de un padre que tenía un fuerte poder político.

“La señora recuperó al niño, (pero al Compadre) lo sacaron de todos los espacios en los medios de comunicación”.

No obstante, su padre era tozudo ante quienes lo provocaban. Si lo sacaban de la radio, fundaba su radio; si le cerraban su radio (Radio Televisión Popular, RTP), entraba a la política. “La única forma que no me saquen de un lugar es hacer mi propio lugar”, parafraseó Palenque Yanguas.

El medio de Carlos Palenque fue acallado por el gobierno de Víctor Paz Estenssoro, en junio de 1988, producto de una entrevista a Roberto Suárez, el narcotraficante más grande del país en aquel entonces.

“¿Quién es de acuerdo a su propia versión el rey y el virrey de la cocaína?”, preguntó el Compadre.

“El gobierno norteamericano es el rey de la cocaína y el virrey es el gobierno boliviano”, respondió Suárez.

Esa entrevista decantó en el cierre de RTP y significó el nacimiento de Conciencia de Patria (Condepa).

Verónica recordó que su padre fue a organismos internacionales e hizo todo lo posible por recuperar su medio de comunicación. Reveló que, un día, el Compadre entró donde el entonces ministro del Interior, Juan Carlos Durán, y le dijo: “Si no haces que me devuelvan mi medio, yo me meto un disparo aquí”. Y sacó un revólver.

A partir de ello —dijo su hija— se flexibilizó la medida y le devolvieron sus medios. “Fue muy impactante”.

Luego empezó su faceta política en Condepa hasta que falleció en 1997, a sus 52 años. La muerte del compadre significó la pérdida de influencia de su partido en la ciudad de El Alto y se dividió en varias fracciones.

Verónica admitió que los que se hicieron cargo de Condepa “quebraron” la organización política. “Destruimos el partido y fuimos a las urnas pensando que nada iba a suceder. Las pugnas desgastan y cuando vas a las elecciones la gente te castiga con el voto”. 

Aseguró que los reductos familiares y los reductos laborales no deben mezclarse porque las relaciones pueden “intoxicarse” fácilmente. Afirmó que “fue un grave error” de su padre involucrar su vida sentimental con su vida política que, además, fue mediática. 

Mientras estuvo activo en Condepa, Palenque Avilés era esposo de Mónica Medina. Es célebre su frase sobre su ruptura marital: “¿Cómo quieren que me sienta? ¿Acaso ustedes no han amado? No me hablen de ella”.

Verónica consideró que ese episodio fue crucial.

“Hemos actuado por impulso y empuje que tenía otra gente. Yo tenía 28 años, era muy joven. La historia es para escribir un libro, pero no son paginas honrosas”, lamentó.

Infancia

Sobre su niñez, contó que vivió como una víctima de conflicto entre sus padres, Marta Yanguas y el Compadre. Confesó que no tiene memorias de sus papás juntos porque apenas vivieron un año y ocho meses juntos.

“Yo era un poco el trofeo porque se peleaban”, confesó.

Sin embargo, recordó que la relación con su padre fue de amor profundo y que el Compadre se veía a sí mismo en su hija. “Me decía: ‘Tenemos el mismo color de ojos, los mismos dientes’. Yo era su princesa”.

Afirmó que su vida se transformó el día en que murió su padre, pero supo encontrar un resquicio para desarrollarse en la vida. “Todos me hablan como (si yo fuera) la prolongación de mi padre», comentó.

Aunque no lo olvida y lo recuerda con nostalgia, el sueño de Verónica es que “él sea perpetuo”. Y su apellido, Palenque, pervive, como él quiso que lo cuidaran.

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Vea la entrevista completa