Donato Espinoza: El charango será ‘el compañero de toda mi vida’
Donato llegó a La Paz a sus cinco años junto a su madre; solo los dos, madre e hijo. Ella, entre sus bagajes, llevó a esta ciudad un pequeño charango rústico de caparazón de quirquincho con cuerdas de metal, que compró en un mercado de Potosí.
Donato Espinoza en Piedra, Papel y Tinta. Foto: Miguel Carrasco.
El compositor y charanguista boliviano Donato Espinoza nació en Potosí, en octubre de 1962, y se trasladó a La Paz durante su niñez al lado de su madre, donde desarrolló su amor por la música y conoció a su entrañable compañero de vida: el charango.
En Piedra, Papel y Tinta, de La Razón, el artista contó el origen del charango y su historia personal, desde sus inicios hasta el legado que dejará en manos de su talentosa y también charanguista hija Luciel Izumi Espinoza Núñez.
Donato llegó a La Paz a sus cinco años junto a su madre; solo los dos, madre e hijo. Ella, entre sus bagajes, llevó a esta ciudad un pequeño charango rustico de caparazón de quirquincho con cuerdas de metal, que compró en un mercado de Potosí.
“Se lo cargó en sus maletas y nos vinimos con eso para tener cerca a nuestra tierra y nuestra música”, afirmó.
Cuando llegaron a La Paz, su madre colgó el instrumento en la pared de su sala para sentir un nexo con su tierra. “Era su cuerda a su tierra. Mi madre no se imaginó que ese instrumento iba a ser el compañero de toda mi vida”.
Sobre el origen del charango, Espinoza explicó que emergió de la modificación de un instrumento de cuerda de origen europeo en la región altiplánica durante la época colonial. Generalmente, se menciona a la mandolina como el instrumento en que se basó la confección del charango, pero también se señala a la vihuela como la base para su construcción.
En cuanto a la región de procedencia del charango, es un lugar muy enlazado por vínculos culturales y territoriales del Virreinato del Perú. Empero, Donato aseguró que el charango es 100% boliviano y, especialmente, potosino. “Es bien boliviano y potosino”.
Contó que cuando llegaron los españoles a América trajeron consigo su cultura, su música y sus instrumentos, como las mandurrias, bandolinas y otros instrumentos que tenían doble cuerda.
“El campesino (y/o) indígena a de esa época, que vivía en tambos cerca de Potosí, veía las fiestas de los españoles con música e instrumentos y de ahí vienen las ganas de imitar un instrumento de esa época”, dijo.
De ese modo, los indígenas, cuando Potosí todavía era un emporio minero, empezaron a crear el charango con doble cuerda, caja como la mandurria y sus lazos con la bandolina. “La guitarra viene después de la vihuela. El charango nació antes de la guitarra. Antes había otros instrumentos europeos con rasgos árabes, portugueses que forman parte de la cultura española”.
Espinoza insistió en que, pese a que, en aquel entonces, el territorio boliviano era parte de Alto Perú, no significa que el charango sea de origen peruano. “Es Potosí, donde se crea (el instrumento)”.
En lo que duró la Colonia, el charango fue concebido como un instrumento de compañía. Los indígenas se trasladaban en burros y llamas, y su compañero fiel era el charango. “Mientras recorrían leguas y leguas. Todos muy melancólicos o alegres sacaban su charanguito. Era compañero de camino de los indígenas. La soledad en el camino es ruda, es fuerte y éste ha sido su compañerito”.
Así, el charango llegó a países como Perú, Chile, Argentina y otras regiones del altiplano.
Carrera musical
En cuanto a su carrera, develó que aprendió del maestro Ernesto Cavour, luego de que un profesor de música le haya recomendado comprar el “ABC del charango de Ernesto Cavour”, de esa forma, comenzó su aprendizaje autodidacta.
“Empecé a juguetear con el instrumento y el sonido me cautivó: agudo y chilloncito. Los angelitos (…) me indicaban cómo tenía que hacer y así agarre con mucha más fuerza”, dijo.
Contó que, cuando vivía en Miraflores, encontró al profesor de un amigo que pasaba clases en el piso de arriba. Un día que lo encontró en las gradas vio que tenía un charango y detacó su interés por el instrumento. “A mis nueve años, me da la receta, me dijo que vaya a una tienda, y que em compre el ABC y una uñeta para tocar”.
“Su método era maravilloso”, dijo.
Donato es un gran charanguista, a pesar de que tuvo un accidente en el que perdió tres dedos. Contó que, en unas vacaciones a Potosí, jugaba con cables y baterías porque le gustaban los artefactos electrónicos.
“De pequeño, tenía una batería de nueve voltios y jugué con eso, pero no me di cuenta que era fulminante de dinamita. Entonces, explosionó y me causó un accidente. Para mí fue un reto tocar” el charango, recordó.
También develó que Jaime Torres fue uno de los iconos en los que más se inspiró. Apareció en su discografía un disco de Jaime Torres y Ariel Ramírez, un dúo de música andina, que llegó a sus manos y decidió estudiar su “increíble” forma de tocar el charango.
“Cuando fui a Argentina, me trató muy bien, no me discriminó nunca. Cuando conocí a Jaime Torrez me decía: ‘tú eres el bolivianito que toca el charango’. Me tomó examen y toqué”, recordó.
Legado
Donato es padre de la charanguista Luciel Izumi. “Luciel nace con los genes del gusto por la música. Ella ya tenía algo de charango y yo dije: ‘Si quiere hacer música, que la haga’”.
En otras entrevistas, Luciel contó que su madre le quitaba el charango y le pedía que estudie, pero su gusto por la música venció y la joven se dedicó al arte. “Su madre no quería que toque conmigo o como yo”, contó el charanguista.
Donato conoció a Luciel cuando nació, pero, por conflictos familiares, regresó a su vida a sus 16 años. Ahí pudo darle todos sus consejos como músico. “Vuelvo a su vida, me impongo a sus 16 años; la involucré en el charango”.
“Me siento orgulloso por ella. Es una posta que tenemos que dejar a la nueva generación. La apoyo todos los días”, dijo.
Luciel nació en La Paz, pero fue criada en Cochabamba. Es hija de la gestora cultural Lilian Apolina Núñez Velásquez (+) y del músico Espinoza, exintegrante de Savia Andina, quien también estuvo a punto de formar parte del gruó Los Kjarkas,
La joven inició su carrera musical en el mundo del charango en una escuela de su barrio. Posteriormente, continuó su formación de forma autodidacta.
Lea: Donato Espinoza reencamina su arte con música alternativa