Dieciocho personas murieron y miles han perdido sus viviendas en los incendios forestales que han arrasado varios municipios en el centro-oeste de Rusia, afectado desde hace varias semanas por una canícula sin precedentes, informaron las autoridades ayer.

El presidente ruso Dimitri Medvedev ordenó este viernes movilizar al ejército para luchar contra las llamas, anunció su portavoz Natalia Timakova, citada por las agencias rusas.

«El presidente ha ordenado al Ministerio de Defensa movilizar todas las fuerzas necesarias y sus capacidades para ayudar a extinguir las llamas», dijo la portavoz.

El cuerpo de un bombero, cuya muerte había sido anunciada antes, así como los cadáveres de seis habitantes, fueron hallados el viernes en la población de Mojovoie, cerca de Moscú, arrasada la víspera por el fuego, indicó una responsable del Ministerio de Situaciones de Emergencia.

Quince casas fueron destruidas en esa población, indicó además Yulia Jukov, portavoz del comité de investigaciones de la fiscalía local, citada por la agencia Interfax. Cinco personas, incluyendo un bombero, murieron el jueves en la región de Voronej (centro), donde 21 personas tuvieron que ser hospitalizadas. De su lado, el primer ministro, Vladimir Putin, viajó al pueblo de Verjniaia Vereia, cuyas 340 casas fueron pasto de las llamas en sólo 20 minutos. Dos personas murieron.