La Iglesia católica belga, salpicada por escándalos de pedofilia, publicó los testimonios inéditos de más de un centenar de víctimas y reconoció que los abusos originaron al menos 13 suicidios, en un informe que implica a todas las congregaciones.

En un ejercicio de ‘mea culpa’ y con el fin de dar la oportunidad a las víctimas de denunciar su calvario, en muchos casos después de décadas de silencio, la Iglesia divulgó ayer 124 testimonios anónimos de abusos sexuales perpetrados entre los años 1950 y 1980 por eclesiásticos, además de profesores de religión y monitores.

El informe es fruto de seis meses de trabajo de la comisión establecida por la Iglesia y dirigida por el psiquiatra Peter Adriaenssens, que recogió 475 quejas.

«Es el dossier Dutroux de la Iglesia», dijo el psiquiatra, comparando las revelaciones con la conmoción que causó en Bélgica el caso de Marc Dutroux, condenado el 2004 a cadena perpetua por la violación de seis niñas y adolescentes, la muerte de cuatro y el asesinato de un cómplice.

Entre los testimonios más conmovedores, el documento, de 200 páginas, revela que 13 víctimas se suicidaron, una decisión que tuvo que ver con «los abusos sexuales de un sacerdote». Otra persona, en este caso la pareja de una víctima, también acabó con su vida, mientras que otras seis que vivieron semejante experiencia intentaron el suicidio, revela el informe.

«Nos damos cuenta de que estuvimos mal informados y de que no conocíamos la gravedad de las cosas», reaccionó el obispo de Tournai, Guy Harpigny.